Maes, pónganle atención a esta vara, porque de verdad que uno no sabe si reír o llorar. Resulta que el Gobierno sale con bombos y platillos a decir que va a contratar más de mil policías nuevos para el 2026 para ver si le hacemos frente a esta ola de violencia que nos tiene hasta el cuello. Uno oye eso y piensa: “¡por fin, algo bueno!”. El problema, y aquí es donde la puerca tuerce el rabo, es que al mismo tiempo le metieron un tijeretazo de casi ₡3 mil millones a cosas tan básicas como los uniformes, el equipo táctico y hasta la reparación de las patrullas. O sea, un despiche en toda regla.
Vamos por partes, para que vean la torta que se están jalando. En la subpartida de “útiles y materiales de resguardo”, que en español simple significa chalecos, cascos, y todos esos chunches que necesitan los oficiales para que no se los quiebren, le volaron ₡1.176 millones. ¡Más de mil millones menos! Y agárrense de la silla, porque para “edificios e instalaciones”, ¿saben cuánto presupuestaron? Cero. Un CERO gigante. Mientras tanto, hay delegaciones que se están cayendo a pedazos, con órdenes sanitarias y todo. ¡Qué sal! Les va a tocar poner un toldo en el parque para atender las denuncias, porque ni un colón hay para arreglar las goteras.
Pero la cosa no termina ahí, esto se pone mejor. La vara con las patrullas es otro nivel de... “creatividad”. Le bajan ₡474 millones al mantenimiento y reparación de las que ya existen, esas que uno ve a veces paradas en la calle esperando la grúa, pero ¡tranquilos!, van a comprar 130 pickups y 260 motos nuevas. Diay, ojalá no se les joda ninguna rápido, porque para arreglarlas va a estar rudo. Y para rematar, le meten tijera al presupuesto de comida y de vestuario, justo cuando anuncian 1.154 plazas nuevas. Es como invitar a toda la familia a un asado y tener solo una salchicha. No tiene el más mínimo sentido.
Lo más irónico de todo, o quizás lo más preocupante, es que el ministro de Seguridad, Mario Zamora, sale a defender este despropósito diciendo que es un presupuesto “muy preciso” y que “aquí somos como los ingleses”. ¡Mae, por favor! Con todo respeto, señor ministro, pero esto no es precisión inglesa, esto es una improvisación que asusta. Y mientras nos venden este cuento, la realidad es que a Seguridad no le están dando ni el 3% del presupuesto nacional, y no llega ni al 1% del PIB. Todo esto en medio de la peor crisis de violencia de nuestra historia reciente. Los números simplemente no cuadran.
Al final, la película se ve así: vamos a tener más policías en la calle, sí, pero posiblemente mal comidos, con uniformes desteñidos, sin chalecos nuevos, en delegaciones hechas leña y con las patrullas a medio gas si se descomponen. Es una receta perfecta para que el plan completo se vaya al traste. Mandar más personal sin las herramientas mínimas para hacer su brete es, en el mejor de los casos, un desperdicio de plata y, en el peor, una irresponsabilidad tremenda. La pregunta para el foro es seria: ¿Ustedes creen que con este plan se puede combatir de verdad al crimen organizado, o estamos mandando a nuestros policías al matadero con las manos atadas? ¿Qué opinan, maes?
Vamos por partes, para que vean la torta que se están jalando. En la subpartida de “útiles y materiales de resguardo”, que en español simple significa chalecos, cascos, y todos esos chunches que necesitan los oficiales para que no se los quiebren, le volaron ₡1.176 millones. ¡Más de mil millones menos! Y agárrense de la silla, porque para “edificios e instalaciones”, ¿saben cuánto presupuestaron? Cero. Un CERO gigante. Mientras tanto, hay delegaciones que se están cayendo a pedazos, con órdenes sanitarias y todo. ¡Qué sal! Les va a tocar poner un toldo en el parque para atender las denuncias, porque ni un colón hay para arreglar las goteras.
Pero la cosa no termina ahí, esto se pone mejor. La vara con las patrullas es otro nivel de... “creatividad”. Le bajan ₡474 millones al mantenimiento y reparación de las que ya existen, esas que uno ve a veces paradas en la calle esperando la grúa, pero ¡tranquilos!, van a comprar 130 pickups y 260 motos nuevas. Diay, ojalá no se les joda ninguna rápido, porque para arreglarlas va a estar rudo. Y para rematar, le meten tijera al presupuesto de comida y de vestuario, justo cuando anuncian 1.154 plazas nuevas. Es como invitar a toda la familia a un asado y tener solo una salchicha. No tiene el más mínimo sentido.
Lo más irónico de todo, o quizás lo más preocupante, es que el ministro de Seguridad, Mario Zamora, sale a defender este despropósito diciendo que es un presupuesto “muy preciso” y que “aquí somos como los ingleses”. ¡Mae, por favor! Con todo respeto, señor ministro, pero esto no es precisión inglesa, esto es una improvisación que asusta. Y mientras nos venden este cuento, la realidad es que a Seguridad no le están dando ni el 3% del presupuesto nacional, y no llega ni al 1% del PIB. Todo esto en medio de la peor crisis de violencia de nuestra historia reciente. Los números simplemente no cuadran.
Al final, la película se ve así: vamos a tener más policías en la calle, sí, pero posiblemente mal comidos, con uniformes desteñidos, sin chalecos nuevos, en delegaciones hechas leña y con las patrullas a medio gas si se descomponen. Es una receta perfecta para que el plan completo se vaya al traste. Mandar más personal sin las herramientas mínimas para hacer su brete es, en el mejor de los casos, un desperdicio de plata y, en el peor, una irresponsabilidad tremenda. La pregunta para el foro es seria: ¿Ustedes creen que con este plan se puede combatir de verdad al crimen organizado, o estamos mandando a nuestros policías al matadero con las manos atadas? ¿Qué opinan, maes?
