¡Ay, Dios mío! Parece que la cosa se puso seria en la Asamblea. Un diputado del PUSC, don Alejandro Pacheco, anda proponiendo echarle más leña al fuego con un proyecto para castigar más duro a los delincuentes que andan robándole y haciendo fechorías a los turistas. Dicen que quieren enderezar las cosas, pero algunos expertos ya le están poniendo hielo, diciendo que esto parece más un intento de quedar bien que una solución real pa' el problema.
El rollo es que el diputado presentó un expediente legislativo, el 25.317, buscando modificar el Código Penal. Básicamente, quiere que si alguien le hace daño a un turista, reciba una pena considerablemente mayor. Hablan de tocar los artículos relacionados con homicidio, violación, hurto y robo… ¡un buen brete de cambios pa’l Código!
Ahora, entiendan la lógica detrás de esto: Costa Rica vive del turismo, ¡y eso no es ningún secreto! Con más de tres millones de visitantes al año gastando un pastizal (más de mil cuatrocientos dólares al día por persona, según el Banco Central), cuidar de ellos se convirtió en una vaina estratégica para mantener la economía a flote. Lo que quieren evitar es que la fama de seguro del país se vaya al garete.
Lo concreto es que proponen agregar agravantes en ciertos delitos. Por ejemplo, si alguien viola a una turista, la pena podría llegar hasta el extremo superior del rango actual o incluso aumentarse con otros ajustes. En cuanto al hurto, dicen que si se roba algo a un turista, la pena debería ser más alta. Y en caso de robo con violencia o usando armas, pues ahí sí que se les viene encima toda la responsabilidad.
Pero aquí viene el detalle que pone a pensar. Mario Arias, un tipo que sabe bastante de estos temas, dice que esto es puro “populismo punitivo”. Sostiene que el Congreso se ha convertido en una “fábrica de leyes” y que, sinceramente, los delincuentes no van a leer el Código Penal antes de hacer sus travesuras. ¡Claro que no! Ellos se preocupan por quedarse con la lana, no por ver qué dice la ley.
Arias va más allá y plantea que la verdadera solución pasa por otras vainas. Propone crear una policía turística especializada, fortalecer la inteligencia financiera para rastrear el dinero sucio de los grupos delicuenciales, mejorar la colaboración con otros países para combatir a estas redes, e incluso recuperar activos robados. Él dice que eso es mucho más efectivo que simplemente poner penas más altas.
Miren, la realidad es que tenemos que ser conscientes de que la seguridad es una vaina compleja. No se soluciona con decretos ni con leyes escritas en un papel. Se necesita inversión, estrategia, coordinación… y, sobre todo, voluntad política para meterle mano al problema de raíz. Porque si seguimos dando rodeos y aprobando leyes que luego no se cumplen, vamos a seguir viendo cómo los turistas se van llevando una impresión amarga de nuestro país, y eso nos pega a todos, diay.
Entonces, ¿creen que endurecer las penas realmente ayudará a proteger a los turistas y a mejorar la seguridad en Costa Rica, o es solo una cortina de humo para aparentar que se está haciendo algo? ¿Se debería enfocar el esfuerzo en medidas más integrales como sugiere el experto, o creen que el miedo a las consecuencias es un factor disuasorio suficiente?
El rollo es que el diputado presentó un expediente legislativo, el 25.317, buscando modificar el Código Penal. Básicamente, quiere que si alguien le hace daño a un turista, reciba una pena considerablemente mayor. Hablan de tocar los artículos relacionados con homicidio, violación, hurto y robo… ¡un buen brete de cambios pa’l Código!
Ahora, entiendan la lógica detrás de esto: Costa Rica vive del turismo, ¡y eso no es ningún secreto! Con más de tres millones de visitantes al año gastando un pastizal (más de mil cuatrocientos dólares al día por persona, según el Banco Central), cuidar de ellos se convirtió en una vaina estratégica para mantener la economía a flote. Lo que quieren evitar es que la fama de seguro del país se vaya al garete.
Lo concreto es que proponen agregar agravantes en ciertos delitos. Por ejemplo, si alguien viola a una turista, la pena podría llegar hasta el extremo superior del rango actual o incluso aumentarse con otros ajustes. En cuanto al hurto, dicen que si se roba algo a un turista, la pena debería ser más alta. Y en caso de robo con violencia o usando armas, pues ahí sí que se les viene encima toda la responsabilidad.
Pero aquí viene el detalle que pone a pensar. Mario Arias, un tipo que sabe bastante de estos temas, dice que esto es puro “populismo punitivo”. Sostiene que el Congreso se ha convertido en una “fábrica de leyes” y que, sinceramente, los delincuentes no van a leer el Código Penal antes de hacer sus travesuras. ¡Claro que no! Ellos se preocupan por quedarse con la lana, no por ver qué dice la ley.
Arias va más allá y plantea que la verdadera solución pasa por otras vainas. Propone crear una policía turística especializada, fortalecer la inteligencia financiera para rastrear el dinero sucio de los grupos delicuenciales, mejorar la colaboración con otros países para combatir a estas redes, e incluso recuperar activos robados. Él dice que eso es mucho más efectivo que simplemente poner penas más altas.
Miren, la realidad es que tenemos que ser conscientes de que la seguridad es una vaina compleja. No se soluciona con decretos ni con leyes escritas en un papel. Se necesita inversión, estrategia, coordinación… y, sobre todo, voluntad política para meterle mano al problema de raíz. Porque si seguimos dando rodeos y aprobando leyes que luego no se cumplen, vamos a seguir viendo cómo los turistas se van llevando una impresión amarga de nuestro país, y eso nos pega a todos, diay.
Entonces, ¿creen que endurecer las penas realmente ayudará a proteger a los turistas y a mejorar la seguridad en Costa Rica, o es solo una cortina de humo para aparentar que se está haciendo algo? ¿Se debería enfocar el esfuerzo en medidas más integrales como sugiere el experto, o creen que el miedo a las consecuencias es un factor disuasorio suficiente?