Costa Rica ha decidido poner en marcha un plan ambicioso para mejorar la salud de las futuras generaciones, apostando por la educación desde la infancia. Esta iniciativa no surge del vacío, sino que es el fruto de una colaboración estratégica entre el Ministerio de Salud, la Dirección Nacional de CEN-CINAI y el Ministerio de Educación Pública (MEP), que han unido fuerzas para lanzar la Estrategia de Centros Educativos Promotores de la Salud (CEPS).
La pregunta es, ¿podrá realmente este esfuerzo conjunto modificar los hábitos de miles de niños costarricenses y prevenir las crecientes tasas de obesidad y enfermedades crónicas?
El proyecto tiene un objetivo claro:
Incidir en el estilo de vida de los más jóvenes a través de la promoción de la actividad física, la alimentación saludable, el desarrollo de buenos hábitos de higiene y la creación de ambientes sostenibles y saludables. Estos pilares no solo buscan mejorar la salud física, sino también impactar positivamente en el bienestar emocional y mental de los estudiantes.
No es un secreto que Costa Rica, al igual que muchos otros países, enfrenta un aumento en los índices de obesidad infantil y enfermedades relacionadas con malos hábitos alimenticios y sedentarismo. Esto plantea un desafío significativo para el sistema de salud, y aunque las políticas públicas han tratado de abordar estos problemas, los resultados no siempre han sido los esperados. Es aquí donde la CEPS pretende hacer una diferencia, al actuar directamente en los espacios donde los niños pasan gran parte de su tiempo: los centros educativos.
En este sentido, los 635 CEN-CINAI distribuidos por todo el país juegan un papel crucial. En estos centros, se preparan alimentos no solo nutritivos, sino también culturalmente apropiados y adaptados a las necesidades específicas de cada grupo de edad. La iniciativa no solo se queda en la alimentación; también se promueve el movimiento diario a través de actividades lúdicas y guías de motricidad que buscan integrar el ejercicio físico como un componente natural de la rutina diaria de los niños.
La ministra de Salud, Mary Munive Angermüller, subraya la importancia de inculcar estos hábitos desde la primera infancia. Según ella, los beneficios trascienden lo físico, impactando también el rendimiento académico, la autoestima y, por supuesto, la prevención de enfermedades crónicas. Y es que no se trata solo de evitar la obesidad, sino de sentar las bases para una vida más saludable en general.
Por su parte, la directora nacional de CEN-CINAI, Marianella Ribas Fallas, destaca que la alianza se basa en un enfoque de derechos, donde la atención integral, las buenas prácticas y la actividad física son parte esencial de la interacción diaria entre adultos y niños. Esto demuestra un cambio en la concepción tradicional de la educación infantil, donde el juego y el movimiento no son simplemente recreativos, sino componentes fundamentales del desarrollo integral.
El MEP también ha hecho su parte, reforzando su Programa de Alimentación y Nutrición Escolar y Adolescente (Panea). Este programa no solo proporciona alimentos nutritivos en las escuelas, sino que también incentiva el uso de espacios recreativos y la conexión con el entorno natural, siempre con un enfoque en la sostenibilidad. La ministra de Educación, Anna Katharina Müller Castro, ha manifestado su compromiso con esta iniciativa, resaltando la necesidad de promover estilos de vida saludables en todos los niveles educativos.
La implementación de estas estrategias no estará exenta de retos. Es evidente que cambiar hábitos arraigados requiere tiempo, esfuerzo y, sobre todo, una colaboración constante entre las instituciones involucradas, las familias y la comunidad en general.
¿Logrará la CEPS generar un impacto real y duradero en la salud de los niños costarricenses?
El tiempo lo dirá, pero lo que es indudable es que la apuesta está hecha y el objetivo es claro: forjar una generación más saludable, consciente y preparada para enfrentar los desafíos del futuro.
¿Será suficiente?
La respuesta a esa pregunta dependerá de la capacidad de la sociedad costarricense para abrazar el cambio y hacerlo parte de su vida cotidiana.
La pregunta es, ¿podrá realmente este esfuerzo conjunto modificar los hábitos de miles de niños costarricenses y prevenir las crecientes tasas de obesidad y enfermedades crónicas?
El proyecto tiene un objetivo claro:
Incidir en el estilo de vida de los más jóvenes a través de la promoción de la actividad física, la alimentación saludable, el desarrollo de buenos hábitos de higiene y la creación de ambientes sostenibles y saludables. Estos pilares no solo buscan mejorar la salud física, sino también impactar positivamente en el bienestar emocional y mental de los estudiantes.
No es un secreto que Costa Rica, al igual que muchos otros países, enfrenta un aumento en los índices de obesidad infantil y enfermedades relacionadas con malos hábitos alimenticios y sedentarismo. Esto plantea un desafío significativo para el sistema de salud, y aunque las políticas públicas han tratado de abordar estos problemas, los resultados no siempre han sido los esperados. Es aquí donde la CEPS pretende hacer una diferencia, al actuar directamente en los espacios donde los niños pasan gran parte de su tiempo: los centros educativos.
En este sentido, los 635 CEN-CINAI distribuidos por todo el país juegan un papel crucial. En estos centros, se preparan alimentos no solo nutritivos, sino también culturalmente apropiados y adaptados a las necesidades específicas de cada grupo de edad. La iniciativa no solo se queda en la alimentación; también se promueve el movimiento diario a través de actividades lúdicas y guías de motricidad que buscan integrar el ejercicio físico como un componente natural de la rutina diaria de los niños.
La ministra de Salud, Mary Munive Angermüller, subraya la importancia de inculcar estos hábitos desde la primera infancia. Según ella, los beneficios trascienden lo físico, impactando también el rendimiento académico, la autoestima y, por supuesto, la prevención de enfermedades crónicas. Y es que no se trata solo de evitar la obesidad, sino de sentar las bases para una vida más saludable en general.
Por su parte, la directora nacional de CEN-CINAI, Marianella Ribas Fallas, destaca que la alianza se basa en un enfoque de derechos, donde la atención integral, las buenas prácticas y la actividad física son parte esencial de la interacción diaria entre adultos y niños. Esto demuestra un cambio en la concepción tradicional de la educación infantil, donde el juego y el movimiento no son simplemente recreativos, sino componentes fundamentales del desarrollo integral.
El MEP también ha hecho su parte, reforzando su Programa de Alimentación y Nutrición Escolar y Adolescente (Panea). Este programa no solo proporciona alimentos nutritivos en las escuelas, sino que también incentiva el uso de espacios recreativos y la conexión con el entorno natural, siempre con un enfoque en la sostenibilidad. La ministra de Educación, Anna Katharina Müller Castro, ha manifestado su compromiso con esta iniciativa, resaltando la necesidad de promover estilos de vida saludables en todos los niveles educativos.
La implementación de estas estrategias no estará exenta de retos. Es evidente que cambiar hábitos arraigados requiere tiempo, esfuerzo y, sobre todo, una colaboración constante entre las instituciones involucradas, las familias y la comunidad en general.
¿Logrará la CEPS generar un impacto real y duradero en la salud de los niños costarricenses?
El tiempo lo dirá, pero lo que es indudable es que la apuesta está hecha y el objetivo es claro: forjar una generación más saludable, consciente y preparada para enfrentar los desafíos del futuro.
¿Será suficiente?
La respuesta a esa pregunta dependerá de la capacidad de la sociedad costarricense para abrazar el cambio y hacerlo parte de su vida cotidiana.
