¡Ay, dios mío! La neta es que se nos cayó el mondongo cuando nos llegó la noticia. Luis Fernando Ferraz, el director brasileño que nos abrió los ojos con 'Dossier Chapaco', ya no está entre nosotros. El tipo, que destapó tanta vaina turbia detrás de la tragedia del Chapecoense, encontró un final tan abrupto como injusto.
Para quien no esté enterado, Ferraz hizo un documentalazo que te ponía la piel de gallina, demostrando cómo había corrupción e irresponsabilidad en el sistema aéreo colombiano que llevó a esa desgracia. No era solo hablar de fallecidos; era mostrar cómo algunos estaban jugando con vidas humanas. Su trabajo, nominado al Emmy, le dio visibilidad mundial y puso el foco en las fallas que llevaron a esa catástrofe allá por el 2016.
La historia, según nos contaron desde Brasil, es que Ferraz iba en una avioneta con otros tres tipos – Kongjian Yu, un arquitecto chino superimportante, Marcelo Pereira de Barros, el piloto, y Rubens Crispim Jr., otro cineasta. La avioneta, pura casualidad, se vino abajo en medio del Pantanal, una zona bien remota de Mato Grosso do Sul, así que imagínate el brete que tuvieron los equipos de rescate para llegar hasta ahí. Lo peor es que parece que la avioneta ni siquiera tenía permiso para volar de noche, ¡qué despiste!
Y hablando de despistes, resulta que en el avión también iban dos personajes clave. Kongjian Yu era un gurú de las ‘ciudades esponja’, un concepto revolucionario para enfrentar el cambio climático, y el piloto, pues vaya, encima era dueño de la nave. Además, perdimos a Rubén Crispim Junior, otro talento del séptimo arte. Se fueron todos juntos… qué sal.
Pero volviendo a Ferraz, el mae este era un crack. Desde que salió ‘Dossier Chapaco’, se convirtió en una voz fundamental para entender toda la movida detrás del accidente. Investigo a fondo, entrevistó a mucha gente involucrada, sacó a relucir documentos comprometedores... Un verdadero detective del cine, vamos. De hecho, su documental no sólo causó impacto en Latinoamérica sino que resonó hasta en Europa y Estados Unidos.
Ahora, con su muerte, queda un vacío enorme en el mundo del cine documental. Pero su legado, claro, va a seguir vivo gracias a su trabajo. Ese documental sigue circulando, sigue abriendo debates, sigue obligando a reflexionar sobre la responsabilidad y la justicia. ¡Qué carga, la vida! Uno hace un trabajo importante para sacar la verdad a la luz y luego, pum, se le acaba todo.
Este caso me recuerda mucho a otras tragedias que han pasado en nuestro continente. Siempre hay intereses oscuros detrás, siempre hay alguien tratando de encubrir la verdad. Por eso creo que el trabajo de Ferraz es más relevante que nunca. Nos enseña a no quedarnos callados, a exigir transparencia, a no dejar que la impunidad reine. A veces pienso si alguna vez sabremos toda la verdad de esas cosas, diay…
En fin, la muerte de Luiz Fernando Ferraz nos deja pensando en cuánto cuesta la verdad y quién paga el precio por buscarla. ¿Ustedes creen que su documental ayudará a que se haga justicia para las víctimas del Chapecoense o simplemente será recordado como una triste pieza de historia cinematográfica? Déjenme sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlos!
Para quien no esté enterado, Ferraz hizo un documentalazo que te ponía la piel de gallina, demostrando cómo había corrupción e irresponsabilidad en el sistema aéreo colombiano que llevó a esa desgracia. No era solo hablar de fallecidos; era mostrar cómo algunos estaban jugando con vidas humanas. Su trabajo, nominado al Emmy, le dio visibilidad mundial y puso el foco en las fallas que llevaron a esa catástrofe allá por el 2016.
La historia, según nos contaron desde Brasil, es que Ferraz iba en una avioneta con otros tres tipos – Kongjian Yu, un arquitecto chino superimportante, Marcelo Pereira de Barros, el piloto, y Rubens Crispim Jr., otro cineasta. La avioneta, pura casualidad, se vino abajo en medio del Pantanal, una zona bien remota de Mato Grosso do Sul, así que imagínate el brete que tuvieron los equipos de rescate para llegar hasta ahí. Lo peor es que parece que la avioneta ni siquiera tenía permiso para volar de noche, ¡qué despiste!
Y hablando de despistes, resulta que en el avión también iban dos personajes clave. Kongjian Yu era un gurú de las ‘ciudades esponja’, un concepto revolucionario para enfrentar el cambio climático, y el piloto, pues vaya, encima era dueño de la nave. Además, perdimos a Rubén Crispim Junior, otro talento del séptimo arte. Se fueron todos juntos… qué sal.
Pero volviendo a Ferraz, el mae este era un crack. Desde que salió ‘Dossier Chapaco’, se convirtió en una voz fundamental para entender toda la movida detrás del accidente. Investigo a fondo, entrevistó a mucha gente involucrada, sacó a relucir documentos comprometedores... Un verdadero detective del cine, vamos. De hecho, su documental no sólo causó impacto en Latinoamérica sino que resonó hasta en Europa y Estados Unidos.
Ahora, con su muerte, queda un vacío enorme en el mundo del cine documental. Pero su legado, claro, va a seguir vivo gracias a su trabajo. Ese documental sigue circulando, sigue abriendo debates, sigue obligando a reflexionar sobre la responsabilidad y la justicia. ¡Qué carga, la vida! Uno hace un trabajo importante para sacar la verdad a la luz y luego, pum, se le acaba todo.
Este caso me recuerda mucho a otras tragedias que han pasado en nuestro continente. Siempre hay intereses oscuros detrás, siempre hay alguien tratando de encubrir la verdad. Por eso creo que el trabajo de Ferraz es más relevante que nunca. Nos enseña a no quedarnos callados, a exigir transparencia, a no dejar que la impunidad reine. A veces pienso si alguna vez sabremos toda la verdad de esas cosas, diay…
En fin, la muerte de Luiz Fernando Ferraz nos deja pensando en cuánto cuesta la verdad y quién paga el precio por buscarla. ¿Ustedes creen que su documental ayudará a que se haga justicia para las víctimas del Chapecoense o simplemente será recordado como una triste pieza de historia cinematográfica? Déjenme sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlos!