EL porvenir de la Universidad

http://www.nacion.com/ln_ee/2009/octubre/18/opinion2126986.html
El porvenir de la universidad

De la universidad como institución se pudo decir, siguiendo a Gilson, que “entierra a sus enterradores y renace de sus cenizas como el ave fénix”. A lo largo de sus ocho siglos de existencia, la universidad ha sobrevivido a ataques capaces de reducirla a escombros. Lo grave de su actual crisis consiste en que, dentro de ella misma, sus propios ideales han comenzado a dejar de valorarse. El martilleo del pragmatismo y la superficialidad, característicos de esta “era del vacío”, ya afecta a los tímpanos de quienes habitan la fortaleza largo tiempo asediada.

¿Quién cree hoy entre nosotros en el saber por el saber? Que no son muchos los creyentes –y menos los practicantes– se aprecia, no solo en la marginación de las humanidades, sino, también, en la general huida de las carreras teóricas de ciencias: Matemáticas y Físicas, sin ir más lejos. El dogma de la “empleabilidad” (¡horrible palabra!) se impone a la hora de diseñar grados inverosímiles y de nulo valor formativo. En cambio, las carreras acrisoladas durante siglos, a las que se debe gran parte de los más rompedores avances contemporáneos, se consideran erróneamente como decorativas. El furor entusiasta con el que se pretende imitar a las universidades anglosajonas, pasa por alto el secreto de su éxito. Cualquiera de las grandes instituciones internacionales de enseñanza superior dedica lo mejor de sus energías al cultivo de las lenguas clásicas, y a la investigación y transmisión de la ciencia más ininteligible para un ejecutivo convencional.

Desde el interior de la universidad, se ha acogido con la habitual resignación y docilidad el bajón presupuestario en enseñanza y, muy señaladamente, en investigación. ¿Qué se hizo de la renovación de nuestra economía, la cual se iba a orientar hacia la sociedad del conocimiento? Los profesores universitarios no pueden mantener el tipo ante los políticos si también ellos descreen del valor que tiene el saber en sí mismo, antes y aparte de su eventual aplicación. El actual ministro de Educación ha concedido recientemente entrevistas en las que hace insólitos quiebros para no reconocer la grave depreciación oficial de los estudios superiores y de la alta investigación. ¿Qué hacer entonces?

Una dirección es aquella hacia la que sopla el viento y otra aquella hacia la que navega el barco. Si la suerte de la universidad dependiera de los cambiantes y oportunistas presupuestos, no habría mucho que hacer. Pero, afortunadamente, la realidad es distinta. El porvenir de la universidad está en función de los propios universitarios: de su amor al saber, de su libertad insobornable, de su capacidad de trabajo, de la inteligencia que aplican a la organización de sus tareas. El futuro de la universidad se encuentra en la misma universidad. Y esto no es una tautología, precisamente porque la academia no es un ámbito productivo ni comercial: es el espacio de la creatividad y del crecimiento intelectual, que no tienen límite ni están condicionados por los recursos materiales.

Los universitarios solo merecerán el respeto y aliento de la sociedad si están verdaderamente convencidos de la dignidad de lo que hacen. Si se limitan a rogar que se les perdone la vida, no tardarán en ser sometidos y, más pronto que tarde, en ser considerados irrelevantes. Nadie lo va a hacer por ellos, mejor que ellos, si ellos no lo hacen.

La España actual necesita perentoriamente que alguien promueva los valores sustantivos de tipo cognoscitivo y ético. Y la universidad está obligada a hacerse cargo de estos decisivos intangibles. La condición imprescindible reside en su propia capacidad de regeneración. Los académicos maduros pueden aportar su experiencia y su solidez intelectual. Pero son las nuevas –y numerosas– promociones de profesores más jóvenes las que han de distanciarse del narcisismo legalista y de la autorreferencialidad gremial, para lanzar proyectos realmente innovadores. Sin olvidar que la universidad imprime carácter y, por lo tanto, que cuantos han pasado por ella siguen siendo universitarios y deben velar por la vitalidad de la institución en la que cual crecieron.

Interesante artículo, aplicable especialmente para los países en vías de desarrollo.

En repetidas ocasiones oímos a nuestros gobernantes y políticos en general, además de los diferentes organismos internacionales, decir que la educación es el camino para salir de la miseria, hacer enfásis en la necesidad de aumentar el monto dedicado a la inversión en educación, etc.

Sin embargo tanta hablada acerca de la importancia de la educación ha opacado el interminable(pero necesario) debate con respecto al contenido que encierra esta palabrita.

Ciertamente, la economía de mercado comparada con sus sistemas predecesores ha demostrado haber mejorado el nivel de vida de las personas(aunque de forma aberrantemente desigual y sin quitar de por medio la explotación). Pero dentro de esta mejora en la calidad de vida, también se ha insertado el paradigma de la concepción capitalista de la educación como otra de las tantas herramientas para generar capital, lo cual a mi juicio va en detrimento de la misma, toda vez que confunde los términos educación-técnica, o mejor dicho, cree que la primera es un proceso para perfeccionar la segunda, dejando de lado la "sed" de conocimiento sin más motivo que el de adquirir conocimiento acerca del mundo en qué vivimos, lo cual estimo como fundamental para quienquiera que tome la decisión de recibir educación superior.

Si logramos producir de forma sustentable un beneficio económico mayor que nos permita más tiempo libre, podremos dedicar más ese "ocio" al desarrollo de la ciencia y las artes; y en eso, es plausible fiarse de un mercado regulado que ha probado ser bastante eficiente bajo ciertas condiciones.

Sin embargo, me parece que los políticos y organismos internacionales han estado tan preocupados fomentando el desarrollo económico capitalista que han traído consigo dentro de esta propaganda el discurso ideológico que asocia muy férreamente la educación con la generación de ganancias a través del perfeccionamiento de la técnica. En ese sentido se confunde el concepto "educación" con "técnica", o mejor dicho, se considera que la primera tiene como función exclusiva la de constituirse en un camino para el perfeccionamiento de la segunda, donde perfeccionamiento= mas $$$. :shock:

Pero hay que recordar que sin ciencia no hay técnica, y en este caso, si nos dedicamos a formar bestias especializadas vamos a seguir recibiendo órdenes desde afuera a través de empresas que a pesar de que ayudan a la economía nacional, jamás deberían ser una estrategia a largo plazo para la colocación de la mano de obra calificada en el país, además de que comprometen la soberanía del país.

Y lo malo de esto es que la tónica ha sido la misma desde que decidimos abrirnos al mundo para aprovechar algunas ventajas económicas, entonces la gente cree que ir a la universidad significa ir a estudiar alguna disciplina donde los profesores chorrean cierta información que se deba memorizar para ir aplicar lo aprendido en las aulas al "mercado laboral", lo cual en los "goces de Europa" y en EEUU tiene más vínculo con quienes optan por la educación técnica que con quienes integran la academia, y los resultados en materia de producción científica saltan a la vista.

En nuestro país la investigación fuera de las universidades estatales es inexistente, y eso que dentro de estos centros ya el asunto es limitado.

Las universidades privadas ni siquiera generan su propio personal de enseñanza, no invierten en investigación, ni dan carreras que no generen capital por la naturaleza de las mismas, entonces estamos más ante una suerte de escuelas técnicas superiores más que de Universidades; dentro de las cuales hay gente muy valiosa, pero al mismo tiempo no se cumple con los requisitos mínimos para llamarlas Universidades por el simple hecho de que ahí no se genera conocimiento sino que se obtiene básicamente de lo que las universidades públicas producen a través de sus profesores..

Y creo que en esa reivindicación de estos centros privados como "universidades" está el meollo del asunto con respecto a la denuncia de este artículo; ahí queda de manifiesto la indivisibilidad en tiempos modernos(especialmente en el trópico), entre técnica y educación; en otras palabras, las universidades privadas creo que han aportado mucho al país en cuanto a personas que requiere el sector productivo, además de elevar aunque sea a medias el nivel cultural de la población(peor es nalgas), pero a eso no se le puede llamar universidad, es una especie de híbrido.

Si seguimos en esa línea, en el largo plazo nuestra ya escuálida producción científica se verá reducida a cero, y a algunos se les cumplirá el deseo de que nuestras universidades solo gradúen ingenieros sobreespecializados con una pobre capacidad analítica.

Adios a las matemáticas y a la física en nuestros claustros, al igual que a las "improductivas" ciencias sociales y letras.
 
Maleante debe de averiguar cuantos miles de millones se gastan en sueldos de "investigadores" y que han producido.

La investigación es muy cara y solo la sostienen la universidades publicas con fondos públicos. La investigación no es por regla productiva: Hay muchos investigadores que llevan trabajos privados para efectuarlos en laboratorios públicos con materiales públicos y el chofer del laboratorio privado llega con toda la cascara a recoger los resultados. Otros hacen consultorias para entes privados en tiempo de dedicación exclusiva para la investigación universitaria, también hay otros que hasta se ausentan y se van a trabajar a otro lado y reciben os salarios, otros hacen investigaciones “Mickey Mouse”. No hay ningún control. El conocimiento de las Universidades Privadas se debe a la llegada de profesores que se jubilan muy jóvenes del sector privado –cierto- el personal académico y hasta la propiedad de las universidades –digo como propiedad privada- se genera de muchos profesores que utilizaron los beneficios de las propiedades “academicas” y la bonanza del tiempo de dedicación exclusiva para hacer campamentos aparte y fundar sus propias univerisidades y colegio secundarios. Otros se llevaron la propiedad intelectual de sus investigaciones de caracter publico a sus propios laboratorios o despachos. Los profesores del sector publico han venido privatizando la educación poco a poco.
 
Don Luis, creo que mi punto no es ese, pero igual me parece importante lo que ud menciona.

Efectivamente, para nadie es un secreto que en nuestra academia la mediocridad es bastante palpable, a la vez que los artilugios para inflarse el sueldo por parte de una minoría de "catedráticos" es bastante evidente, sin embargo esto aplica también para lo que vengo a denunciar aquí, toda vez que la gente con mayor capacidad generalmente opta por las profesiones liberales. ¿Y esto por qué? pues precisamente por el bajo incentivo económico que significa para el individuo optar por la academia, por las ciencias básicas, por la educación, etc. Entonces los puestos importantes en la universidad se quedan en las mismas argollas de siempre.

Segundo, obviamente no toda investigación es rentable y por eso es importante llamar la atención con respecto al peligro que sufre el desarrollo del conocimiento en un país subdesarrollado, si seguimos difundiendo a través de la opinión pública los paradigmas capitalistas de lo que debe ser la educación.

A mi juicio toda investigación, con gente seria y capaz, es rentable si produce nuevo conocimiento, punto. Para eso es que existen las universidades.
 
Como todas las entidades públicas, las univeridades estatales están carcomidas por el cáncer de la corrupción. Gente interesada en amasar años para cobrar en base a su grado académico mucho dinero, negando así las oportunidades a los jóvenes y sus innovadoras ideas.

Su avatar de Calderón es buen ejemplo de lo que sucede cuando una sanguijuela corrupta toma un puesto relevante y posteriormente, comienza a engordar y engordar.
 
Maleante. dijo:
Las universidades privadas ni siquiera generan su propio personal de enseñanza, no invierten en investigación, ni dan carreras que no generen capital por la naturaleza de las mismas, entonces estamos más ante una suerte de escuelas técnicas superiores más que de Universidades; dentro de las cuales hay gente muy valiosa, pero al mismo tiempo no se cumple con los requisitos mínimos para llamarlas Universidades por el simple hecho de que ahí no se genera conocimiento sino que se obtiene básicamente de lo que las universidades públicas producen a través de sus profesores..

creo que aqui diste en el clavo con uno de los pensamientos que me ha dejado 4 años de estudiar ing en Computacion en el ITCR, si bien es cierto un ingeniero es simplemente un trabajador de la Ciencia por decirlo asi, he notado que muchas veces la formacion que se da va a la medida solamente de lo que la empresa privada requiere.

Para nadie es un secreto que hay mucha demanda de trabajo en el area, pero dar una formacion solo para satisfacer una necesidad, no creo que sea el verdadero proposito de una Universidad.

Utilizar y Crear son dos cosas que deberian de ir de la mano en la formacion academica.
 
Una universidad que no investiga, no es una universidad, sino un chinamo donde se venden títulos al mejor postor, o sea, al que pague. Por eso en Costa Rica no hay más de cinco verdaderas universidades. Lo demás, BASURA prescindible!!!
 
Colegas, leyendo el artículo inicial, creo que uno se da cuenta de la dimensión del problema, que de por sí es enorme. Yo doy clases en la UCR, pero no por ello me ciego de lo que internamente sucede. Como en todo "zoológico" humano existe de todo tipo de "fauna". A como hay depredadores, también los hay quienes estamos literalmente por amor al arte y de paso resarcir a la casa de estudios algo - porque tampoco se trata de que uno sea la maravilla andante - de lo aprendido en la calle, gracias a la formación obtenida. Lo digo porque existe una gran cantidad de gente como yo, dando clase, que lo hacemos por poco más de $100 al mes. Eso no alcanza obviamente ni para la gasolina. Gracias a Dios me va bien en el ejercicio liberal de la profesión, como para no extrañar un pago mayor. Pero pienso en quienes efectivamente tienen vocación docente y además cuentan con un bagaje importante en investigación, por ejemplo, cuyos resultados puede que no sean inmediatos o directos, pero que sí tienen un impacto en la sociedad, a veces incalculable no sólo porque es difícil decir qué fue lo que originó qué, dada la multiplicidad de factores, sino porque en el tiempo se magnifican y aquello que pudo nacer como un simple hallazgo da pie a fundamentos mucho mayores.
No critico a quienes pueden y logran obtener un puesto fijo, entre ellos algunos catedráticos. Pues tampoco es que el sueldo que les paguen sea un lujo y muchas veces es preferible que se queden - algunos son realmente eminentes - a que llegue el mejor postor y se los lleve. Por cada uno de ellos que se pensiona o retira, puede que existamos cuatro y hasta cinco haciendo fila. De eso tienen que echar mano las universidades también, pues aunque el presupuesto ha crecido en el caso de las públicas, no se cuenta con los recursos suficientes para contar con gente de primera en todos los puestos.
Por otra parte, el modelo educativo costarricense es pésimo en formar profesionales en el área de la investigación, sea que provengan de instituciones públicas como privadas. Casos excepcionales los constituyen quienes han pasado por las ciencias "naturales" o "exactas" (perdón por el uso tradicional de estos términos), pero en el caso de las ciencias sociales, de donde provengo, es un milagro encontrar quien realmente llegue al final de su jornada estudiantil con fundamentos básicos como para llevar a cabo procesos de investigación en todos sus alcances.
Sólo para agregar otro punto a la discusión: recordemos que desgraciada o dichosamente, debe escogerse entre graduarse rápido (la formación sale perdiendo) para salir al mercado a ganarse el sustento, o hacerlo en mayor tiempo (donde la experiencia y el sustento deben esperar) para hacerse de mayor cantidad de herramientas y solidificar lo aprendido.
El "problema" de las universidades es mucho más complejo en todas sus partes, sólo mencioné tres y superficialmente, pero que hay que entrarle definitivamente. Creo que el modelo tradicional está siendo "triturado", pero también debe hacerse una revisión, para que de cuenta de los nuevos tiempos, sin dejar de abrazar los aspectos que la han mantenido grande en el país, en el que todavía sigue funcionando como uno de los sistemas de movilidad social o al menos de contención, para que las clases medias no lleguen al empobrecimiento.
 

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