¡Ay, Dios mío, qué panorama nos pinta el Banco Central! Parece que el empleo le agarró poquito de brío al país, pero hay un ‘pero’ bien grande: si no tienes estudio, te quedas viendo cómo otros se llevan la mejor tajada. La participación laboral sí subió, dicen, a un 55,2%, y la ocupación al 51,9%. Suenan bien los números, claro, pero ojo con la letra chica.
Y la letra chica, mis queridos foreros, es que mientras los que tienen secundaria completa o universidad andan festejando porque encontraron chamba, los que apenas llegaron a primaria o dejaron la secundaria a medias, pues ahí sí la están sudando. Según un estudio del CINPE-UNA – esos siempre sacando datos interesantes –, hubo casi 90 mil personas menos con trabajos que no superan la secundaria incompleta entre 2022 y 2025. ¡Eso duele!
Miren, la realidad es clarísima: la economía está premiando a los educados. Los universitarios, por ejemplo, vieron aumentar sus empleos en más de 86 mil personas. Eso demuestra que, aunque tengamos curvas económicas, la inversión en educación sigue siendo el camino seguro para tener un buen brete. Ya no alcanza con ser mañero y trabajar duro, necesitas también herramientas para competir.
Ahora, no todo es tan negativo. Es cierto que el grupo de edad entre 25 y 59 años sí mostró un crecimiento estable en la ocupación, llegando a un millón 769 mil personas. Ahí vemos que la experiencia y la madurez siguen teniendo valor en el mercado laboral. Pero, fíjense, eso mismo no le pasa a los jóvenes de 15 a 24 años ni a los adultos mayores de 60. Ellos andan dando vueltas, entrando y saliendo del mercado, sin una estabilidad clara. ¡Qué sal!
Los ingresos reales tampoco van al ritmo deseado, eh. Subieron un 2,2% interanualmente, pero eso no compensa la inflación que nos ha pegado a todos. Uno trabaja, trabaja, y al final del mes igual anda apretadito. Se siente que el esfuerzo no se traduce directamente en mejoras significativas en el bolsillo del trabajador común. Esto, sumado a la disparidad educativa, crea una brecha social preocupante.
Pero vamos a ser justos, no todo es culpa del gobierno. Las empresas también tienen responsabilidad. Deberían invertir en programas de capacitación para los empleados, ofreciéndoles oportunidades de mejorar sus habilidades y subir de nivel. Porque, seamos sinceros, no todos pueden ir a la universidad. Hay gente que necesita opciones más accesibles para crecer profesionalmente.
La cuestión es esta: ¿Cómo hacemos para que la recuperación económica beneficie a todos los costarricenses, no solo a los que tienen títulos colgando en la pared? Necesitamos políticas públicas que fomenten la formación técnica y profesional, que creen empleos dignos para todos los niveles educativos, y que reduzcan la desigualdad. Es un reto gigante, pero no podemos simplemente ignorarlo. La buena onda nacional está en cuidar a nuestro prójimo, incluso al que menos tiene.
En fin, este panorama nos obliga a reflexionar: ¿Estamos dispuestos a aceptar que la educación se convierta en el único boleto dorado para salir adelante, dejando atrás a aquellos que no tuvieron las mismas oportunidades? ¿Qué medidas creativas e innovadoras podríamos implementar desde el sector privado, el gobierno y la sociedad civil para asegurar que nadie quede rezagado en esta ola de recuperación económica?
Y la letra chica, mis queridos foreros, es que mientras los que tienen secundaria completa o universidad andan festejando porque encontraron chamba, los que apenas llegaron a primaria o dejaron la secundaria a medias, pues ahí sí la están sudando. Según un estudio del CINPE-UNA – esos siempre sacando datos interesantes –, hubo casi 90 mil personas menos con trabajos que no superan la secundaria incompleta entre 2022 y 2025. ¡Eso duele!
Miren, la realidad es clarísima: la economía está premiando a los educados. Los universitarios, por ejemplo, vieron aumentar sus empleos en más de 86 mil personas. Eso demuestra que, aunque tengamos curvas económicas, la inversión en educación sigue siendo el camino seguro para tener un buen brete. Ya no alcanza con ser mañero y trabajar duro, necesitas también herramientas para competir.
Ahora, no todo es tan negativo. Es cierto que el grupo de edad entre 25 y 59 años sí mostró un crecimiento estable en la ocupación, llegando a un millón 769 mil personas. Ahí vemos que la experiencia y la madurez siguen teniendo valor en el mercado laboral. Pero, fíjense, eso mismo no le pasa a los jóvenes de 15 a 24 años ni a los adultos mayores de 60. Ellos andan dando vueltas, entrando y saliendo del mercado, sin una estabilidad clara. ¡Qué sal!
Los ingresos reales tampoco van al ritmo deseado, eh. Subieron un 2,2% interanualmente, pero eso no compensa la inflación que nos ha pegado a todos. Uno trabaja, trabaja, y al final del mes igual anda apretadito. Se siente que el esfuerzo no se traduce directamente en mejoras significativas en el bolsillo del trabajador común. Esto, sumado a la disparidad educativa, crea una brecha social preocupante.
Pero vamos a ser justos, no todo es culpa del gobierno. Las empresas también tienen responsabilidad. Deberían invertir en programas de capacitación para los empleados, ofreciéndoles oportunidades de mejorar sus habilidades y subir de nivel. Porque, seamos sinceros, no todos pueden ir a la universidad. Hay gente que necesita opciones más accesibles para crecer profesionalmente.
La cuestión es esta: ¿Cómo hacemos para que la recuperación económica beneficie a todos los costarricenses, no solo a los que tienen títulos colgando en la pared? Necesitamos políticas públicas que fomenten la formación técnica y profesional, que creen empleos dignos para todos los niveles educativos, y que reduzcan la desigualdad. Es un reto gigante, pero no podemos simplemente ignorarlo. La buena onda nacional está en cuidar a nuestro prójimo, incluso al que menos tiene.
En fin, este panorama nos obliga a reflexionar: ¿Estamos dispuestos a aceptar que la educación se convierta en el único boleto dorado para salir adelante, dejando atrás a aquellos que no tuvieron las mismas oportunidades? ¿Qué medidas creativas e innovadoras podríamos implementar desde el sector privado, el gobierno y la sociedad civil para asegurar que nadie quede rezagado en esta ola de recuperación económica?