La situación pinta más turbia que un café negro sin azúcar. Parece que el Gobierno y la bancada oficialista se están jalando una torta con los legisladores para conseguir la aprobación de los Eurobonos. Ya saben, esos créditos en el extranjero que tanto necesita el país para no tener que apretar las pestañas a los tipos de interés internos. Pero ahí va la bronca: no lograron el apoyo suficiente y ahora tienen que considerar agarrarle del mercado local, lo cual implica meterle unos ¢70.000 millones extra en deudas.
Estos Eurobonos son, básicamente, el salvavidas financiero de Costa Rica. Permiten al gobierno financiar sus gastos sin afectar directamente la economía interna. Según el plan original, aprobado en primera instancia, iban a sacar mil millones de dólares en 2025 y otros mil en 2026, formando parte de una autorización global de cinco mil millones que ya tenían desde antes. ¡Pero vaya rollo! Las metas económicas no se cumplieron y ahora estamos así, buscando cómo salir adelante.
El expediente 24.462, donde figura toda esta movida, quedó varado tras un revés en la votación inicial. De los 38 votos necesarios para darle luz verde definitiva, solo consiguieron 21, lo que obligó al Poder Ejecutivo a aparcar temporalmente el proyecto. Se supone que estaban negociando a puerta cerrada para convencer a los diputados indecisos, pero parece que la cosa no ha ido tan bien como esperaban. Entre los opositores más firmes está el PLN, con 12 de sus diputados votando en contra.
La diputada Pilar Cisneros, defensora acérrima de los Eurobonos, asegura que la urgencia es máxima. Dice que el tiempo corre y que si no se aprueba pronto, se perderá la oportunidad de obtener financiamiento en condiciones favorables. "Tenemos que sacarle pecho y ponerle empeño a esto", enfatizó Cisneros, visiblemente preocupada por el panorama. Pero la realidad es que hacen falta 17 votos adicionales y, por lo que dicen, ni siquiera hay acercamiento real con los demás bloques legislativos. ¡Qué sal!
Y para colmo, la jugada se complica aún más porque algunos diputados quieren condicionar la aprobación a que se les den más fondos para el Poder Judicial, el OIJ y otras instituciones. Hacienda, a su vez, ha amenazado con retener un 2% del FEES (Recargo por Fondo Especial Educativo) hasta que se concrete la reforma. ¡Un tira y afloja digno de ver en un brete!
En un intento por destrabar la situación, la diputada Montserrat Ruiz, del PLN, presentó una propuesta de modificación que incluye establecer un límite de vencimiento para los bonos (hasta 2030), asegurar condiciones de mercado “favorables y sostenibles” y exigir informes semestrales al Congreso sobre el uso de los fondos y su impacto en la deuda pública. Una manera de apelar a la responsabilidad fiscal y tratar de convencer a los legisladores más escépticos. Vamos a ver si funciona, porque la cosa está difícil.
Si bien el Gobierno insiste en la necesidad de los Eurobonos para evitar presionar las tasas de interés internas y mantener la estabilidad económica, muchos cuestionan si realmente vale la pena endeudarse más a largo plazo. Algunos economistas señalan que, aunque puede parecer la solución rápida, podría comprometer la salud financiera del país en el futuro. No obstante, ante la falta de alternativas inmediatas, parece que el camino hacia el mercado local se perfila como la opción más probable. ¡Qué torta!
Ante este panorama incierto, me pregunto, compas: ¿creen que el Gobierno debería seguir insistiendo en los Eurobonos, incluso si eso significa ceder ante las exigencias de los diputados? ¿O sería mejor explorar otras opciones para financiar las necesidades del país, aunque eso implique tomar medidas impopulares a corto plazo? ¡Den su opinión en el foro!
Estos Eurobonos son, básicamente, el salvavidas financiero de Costa Rica. Permiten al gobierno financiar sus gastos sin afectar directamente la economía interna. Según el plan original, aprobado en primera instancia, iban a sacar mil millones de dólares en 2025 y otros mil en 2026, formando parte de una autorización global de cinco mil millones que ya tenían desde antes. ¡Pero vaya rollo! Las metas económicas no se cumplieron y ahora estamos así, buscando cómo salir adelante.
El expediente 24.462, donde figura toda esta movida, quedó varado tras un revés en la votación inicial. De los 38 votos necesarios para darle luz verde definitiva, solo consiguieron 21, lo que obligó al Poder Ejecutivo a aparcar temporalmente el proyecto. Se supone que estaban negociando a puerta cerrada para convencer a los diputados indecisos, pero parece que la cosa no ha ido tan bien como esperaban. Entre los opositores más firmes está el PLN, con 12 de sus diputados votando en contra.
La diputada Pilar Cisneros, defensora acérrima de los Eurobonos, asegura que la urgencia es máxima. Dice que el tiempo corre y que si no se aprueba pronto, se perderá la oportunidad de obtener financiamiento en condiciones favorables. "Tenemos que sacarle pecho y ponerle empeño a esto", enfatizó Cisneros, visiblemente preocupada por el panorama. Pero la realidad es que hacen falta 17 votos adicionales y, por lo que dicen, ni siquiera hay acercamiento real con los demás bloques legislativos. ¡Qué sal!
Y para colmo, la jugada se complica aún más porque algunos diputados quieren condicionar la aprobación a que se les den más fondos para el Poder Judicial, el OIJ y otras instituciones. Hacienda, a su vez, ha amenazado con retener un 2% del FEES (Recargo por Fondo Especial Educativo) hasta que se concrete la reforma. ¡Un tira y afloja digno de ver en un brete!
En un intento por destrabar la situación, la diputada Montserrat Ruiz, del PLN, presentó una propuesta de modificación que incluye establecer un límite de vencimiento para los bonos (hasta 2030), asegurar condiciones de mercado “favorables y sostenibles” y exigir informes semestrales al Congreso sobre el uso de los fondos y su impacto en la deuda pública. Una manera de apelar a la responsabilidad fiscal y tratar de convencer a los legisladores más escépticos. Vamos a ver si funciona, porque la cosa está difícil.
Si bien el Gobierno insiste en la necesidad de los Eurobonos para evitar presionar las tasas de interés internas y mantener la estabilidad económica, muchos cuestionan si realmente vale la pena endeudarse más a largo plazo. Algunos economistas señalan que, aunque puede parecer la solución rápida, podría comprometer la salud financiera del país en el futuro. No obstante, ante la falta de alternativas inmediatas, parece que el camino hacia el mercado local se perfila como la opción más probable. ¡Qué torta!
Ante este panorama incierto, me pregunto, compas: ¿creen que el Gobierno debería seguir insistiendo en los Eurobonos, incluso si eso significa ceder ante las exigencias de los diputados? ¿O sería mejor explorar otras opciones para financiar las necesidades del país, aunque eso implique tomar medidas impopulares a corto plazo? ¡Den su opinión en el foro!
