¡Ay, Dios mío! Aquí estamos otra vez con temas que nos ponen los pelos de punta. Una turista gringa, parece que se mandó sola buscando aventuras por acá, terminó picadita con la fiebre amarilla y ahora está en la UCI de la CCSS. Que nadie piense que esto es un juego, porque la fiebre amarilla no perdona ni a los más preparados, ¡digamos!
La muchacha, de unos 29 años, llegó al país procedente de Perú, precisamente de esa zona amazónica que ya saben, donde los mosquitos andan como locos. Según cuentan, empezó a sentirse mal un par de días antes de llegar a Costa Rica, pero ahí va, igual se aventuró a venir a disfrutar de nuestros paisajes. Espero que le hayan pagado bien las vacaciones para aguantar esto, porque en la UCI no hay vista bonita.
Las autoridades sanitarias, obviamente, no andan dormidas. Desde tempranas horas de este domingo, movilizaron a los equipos de vigilancia epidemiológica tanto de la CCSS como del Ministerio de Salud. Están revisando todos los contactos que tuvo la paciente, incluyendo esos paseíllos que se pegó por La Fortuna de San Carlos. Ahí es donde la cosa se pone interesante, porque si el mosquito la encontró allá, puede que haya otros que estén contagiándose sin saberlo.
Mónica Taylor, la jefa de la CCSS, salió a tranquilizarnos, diciendo que tienen todo bajo control y que la red hospitalaria está preparada para atender cualquier emergencia. Eso suena bien en papel, pero vamos, ¿quién no se preocupa cuando escuchas la palabra ‘fiebre amarilla’? Esperemos que tengan razón y que esto no se convierta en una crisis mayor. No queremos ver largas filas en los hospitales, ¡qué sal!
El doctor Alexander Sánchez, quien anda coordinando la operación, también nos aseguró que están haciendo un cerco epidemiológico completo, rastreando a todos los que pudieron haber interactuado con la turista. Le pidieron a estas personas que se mantengan alertas y busquen atención médica si presentan algún síntoma sospechoso. Mejor prevenir que lamentar, ¿no?
Ahora, para ponerle pausa a la preocupación, recordemos que Costa Rica ha enfrentado situaciones similares antes y siempre hemos salido adelante. Tenemos buenos profesionales de la salud y un sistema sanitario que, aunque a veces le echemos flores, funciona bastante bien. Lo importante es mantener la calma, seguir las recomendaciones de las autoridades y, por favor, ¡vacúnense! Especialmente si planean viajar a zonas de riesgo.
Y hablando de vacunas, es bueno recordar que varios países exigen la vacuna contra la fiebre amarilla a los viajeros que van a ciertas regiones de Sudamérica y África. Así que, si están pensando en irse de paseo, infórmense bien y asegúrense de tener sus documentos al día. No vaya a ser que les den una torta tratando de entrar a otro país. Además, recuerden que los síntomas –fiebre, dolor de cabeza, escalofríos– pueden aparecer luego de estar en una zona de contagio, así que estén pendientes.
En fin, una situación delicada, pero no imposible de manejar. Esperemos que la turista mejore pronto y que podamos evitar nuevos casos. Pero me pregunto… Con tanta alerta sanitaria y viajes internacionales, ¿cree usted que deberíamos replantearnos la forma en que gestionamos el turismo sostenible en Costa Rica, priorizando la salud pública y la seguridad de los visitantes y residentes por encima de todo?
La muchacha, de unos 29 años, llegó al país procedente de Perú, precisamente de esa zona amazónica que ya saben, donde los mosquitos andan como locos. Según cuentan, empezó a sentirse mal un par de días antes de llegar a Costa Rica, pero ahí va, igual se aventuró a venir a disfrutar de nuestros paisajes. Espero que le hayan pagado bien las vacaciones para aguantar esto, porque en la UCI no hay vista bonita.
Las autoridades sanitarias, obviamente, no andan dormidas. Desde tempranas horas de este domingo, movilizaron a los equipos de vigilancia epidemiológica tanto de la CCSS como del Ministerio de Salud. Están revisando todos los contactos que tuvo la paciente, incluyendo esos paseíllos que se pegó por La Fortuna de San Carlos. Ahí es donde la cosa se pone interesante, porque si el mosquito la encontró allá, puede que haya otros que estén contagiándose sin saberlo.
Mónica Taylor, la jefa de la CCSS, salió a tranquilizarnos, diciendo que tienen todo bajo control y que la red hospitalaria está preparada para atender cualquier emergencia. Eso suena bien en papel, pero vamos, ¿quién no se preocupa cuando escuchas la palabra ‘fiebre amarilla’? Esperemos que tengan razón y que esto no se convierta en una crisis mayor. No queremos ver largas filas en los hospitales, ¡qué sal!
El doctor Alexander Sánchez, quien anda coordinando la operación, también nos aseguró que están haciendo un cerco epidemiológico completo, rastreando a todos los que pudieron haber interactuado con la turista. Le pidieron a estas personas que se mantengan alertas y busquen atención médica si presentan algún síntoma sospechoso. Mejor prevenir que lamentar, ¿no?
Ahora, para ponerle pausa a la preocupación, recordemos que Costa Rica ha enfrentado situaciones similares antes y siempre hemos salido adelante. Tenemos buenos profesionales de la salud y un sistema sanitario que, aunque a veces le echemos flores, funciona bastante bien. Lo importante es mantener la calma, seguir las recomendaciones de las autoridades y, por favor, ¡vacúnense! Especialmente si planean viajar a zonas de riesgo.
Y hablando de vacunas, es bueno recordar que varios países exigen la vacuna contra la fiebre amarilla a los viajeros que van a ciertas regiones de Sudamérica y África. Así que, si están pensando en irse de paseo, infórmense bien y asegúrense de tener sus documentos al día. No vaya a ser que les den una torta tratando de entrar a otro país. Además, recuerden que los síntomas –fiebre, dolor de cabeza, escalofríos– pueden aparecer luego de estar en una zona de contagio, así que estén pendientes.
En fin, una situación delicada, pero no imposible de manejar. Esperemos que la turista mejore pronto y que podamos evitar nuevos casos. Pero me pregunto… Con tanta alerta sanitaria y viajes internacionales, ¿cree usted que deberíamos replantearnos la forma en que gestionamos el turismo sostenible en Costa Rica, priorizando la salud pública y la seguridad de los visitantes y residentes por encima de todo?
