¡Ay, Dios mío! La temporada de gripitas nos tiene a todos sudando frío. Resulta que el Ministerio de Salud, con Mary Munive al frente, descartó la idea de mandar a los chiquillos a la casa por la tos y el estornudo. Se ve que el tema del receso escolar no le entra a la cartera, imagínate… Después de tanto papeleo y trámites, mejor seguir rezongando a ver si la cosa se soluciona sola.
La ministra no se anda por las ramas: reconoce que las lluvias trastabillaron todo. Llegaron tarde, se quedaron largas, ¡un verdadero brete meteorológico! Y claro, con tanta humedad y gente juntándose, los bichitos se reproducen como perdidos. Parece que el clima nos jugó una mala pasada, y ahora toca pagarle la factura en hospitales llenos y maes andenes.
El Instituto Meteorológico Nacional (IMN), esos siempre avisando, dicen que todavía vamos a tener aguacero en noviembre. ¡Qué sal! Justo cuando creíamos que íbamos a poder secar la ropa afuera sin temor a que se echen a perder. Pero bueno, parece que la transición a la época seca se va tomando su tiempo, y nosotros seguimos batallando con los virus respiratorios.
Y ¿por qué tanta preocupación, se preguntarán? Pues mire, que cuando estamos cerquita, compartiendo saliva y abrazos, es pan comido para que los bichitos hagan de las suyas. Un estornudo acá, una tos allá, y voilà, ¡ya tienes la garganta inflamada! No es cuestión de aislarse como en la época del COVID, pero sí ponerle atención al distanciamiento social y lavarse las manos como si estuviera lavando billetes de cien mil colones.
Los hospitales están que arden, ¡una verdadera torta! Según los datos de la Universidad Hispanoamericana (UH), los casos de infecciones respiratorias agudas graves subieron como espuma. Pasamos de casi nueve mil reportes el año pasado a más de once mil este año, un buen trancazo de casi tres mil casos más. Y ni hablar de los niños, especialmente los de corta edad; ellos son los que más se llevan la peor parte. ¡Menos mal que la vacunación ayuda!
Hablamos del virus sincitial respiratorio, el rinovirus y el metanemovirus, esos que no tienen vacuna y te agarran desprevenido. Por eso, el mensaje es claro: no mandes a tus churritos enfermos al colegio. ¡No seas codicioso de ausencias! Además, recuerda que incluso los adultos mayores, sobre los setenta y cinco años, también están sufriendo las consecuencias. La edad no perdona, diay.
En cuanto a las embarazadas que estén entre las treinta y dos y treinta y seis semanas de gestación, ¡ojo! Vayan a la clínica a vacunarse contra el virus sincitial. Así protegen al bebé que viene en camino, ¡un regalo invaluable! Y ojo con el tema de la influencia. Aunque los casos bajaron un poquito, las muertes aumentaron significativamente. ¡Un susto de verdad! La ministra Munive advierte que si no tomamos cartas en el asunto, esto puede acabar como la novela turca.
Así que ya sabe, mi querido lector, la clave está en la prevención: lavado de manos constante, cubrirse la boca al toser o estornudar y, sobre todo, ¡vacúnese! Pero dime, ¿cree usted que el gobierno debería reconsiderar el tema del receso escolar, aunque sea por unos días, para darle un respiro a nuestros hospitales y escuelas?
La ministra no se anda por las ramas: reconoce que las lluvias trastabillaron todo. Llegaron tarde, se quedaron largas, ¡un verdadero brete meteorológico! Y claro, con tanta humedad y gente juntándose, los bichitos se reproducen como perdidos. Parece que el clima nos jugó una mala pasada, y ahora toca pagarle la factura en hospitales llenos y maes andenes.
El Instituto Meteorológico Nacional (IMN), esos siempre avisando, dicen que todavía vamos a tener aguacero en noviembre. ¡Qué sal! Justo cuando creíamos que íbamos a poder secar la ropa afuera sin temor a que se echen a perder. Pero bueno, parece que la transición a la época seca se va tomando su tiempo, y nosotros seguimos batallando con los virus respiratorios.
Y ¿por qué tanta preocupación, se preguntarán? Pues mire, que cuando estamos cerquita, compartiendo saliva y abrazos, es pan comido para que los bichitos hagan de las suyas. Un estornudo acá, una tos allá, y voilà, ¡ya tienes la garganta inflamada! No es cuestión de aislarse como en la época del COVID, pero sí ponerle atención al distanciamiento social y lavarse las manos como si estuviera lavando billetes de cien mil colones.
Los hospitales están que arden, ¡una verdadera torta! Según los datos de la Universidad Hispanoamericana (UH), los casos de infecciones respiratorias agudas graves subieron como espuma. Pasamos de casi nueve mil reportes el año pasado a más de once mil este año, un buen trancazo de casi tres mil casos más. Y ni hablar de los niños, especialmente los de corta edad; ellos son los que más se llevan la peor parte. ¡Menos mal que la vacunación ayuda!
Hablamos del virus sincitial respiratorio, el rinovirus y el metanemovirus, esos que no tienen vacuna y te agarran desprevenido. Por eso, el mensaje es claro: no mandes a tus churritos enfermos al colegio. ¡No seas codicioso de ausencias! Además, recuerda que incluso los adultos mayores, sobre los setenta y cinco años, también están sufriendo las consecuencias. La edad no perdona, diay.
En cuanto a las embarazadas que estén entre las treinta y dos y treinta y seis semanas de gestación, ¡ojo! Vayan a la clínica a vacunarse contra el virus sincitial. Así protegen al bebé que viene en camino, ¡un regalo invaluable! Y ojo con el tema de la influencia. Aunque los casos bajaron un poquito, las muertes aumentaron significativamente. ¡Un susto de verdad! La ministra Munive advierte que si no tomamos cartas en el asunto, esto puede acabar como la novela turca.
Así que ya sabe, mi querido lector, la clave está en la prevención: lavado de manos constante, cubrirse la boca al toser o estornudar y, sobre todo, ¡vacúnese! Pero dime, ¿cree usted que el gobierno debería reconsiderar el tema del receso escolar, aunque sea por unos días, para darle un respiro a nuestros hospitales y escuelas?