¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un mamarracho. Resulta que dos hermanos, ligados a una cadena de tiendas de productos orgánicos súper conocidas acá en Costa Rica, terminaron tras las rejas acusados de convertir sus negocios en fachadas para vender marihuana a lo grande. La Policía de Control de Drogas (PCD) llevó a cabo varios allanamientos este lunes, y la cosa pinta turbia, diay.
Según fuentes oficiales, la investigación que destapó este brete comenzó desde el año pasado, allá por 2023. Parece que las autoridades sospecharon que estas tiendas, con varias sedes hasta en centros comerciales – ¡imagínate el movimiento! –, estaban usando el nombre de ‘productos orgánicos’ como una cortina de humo para encubrir una operación de venta ilegal de marihuana. La fachada era muy chévere, te digo, todos esos letreros verdes y mensajes de salud…
Stephen Madden, el jefe de la PCD, soltó la bomba durante una conferencia de prensa: “Tenemos dos personas, son dos hermanos, uno de ellos es el principal investigado, apellido Portilla. Además, esperamos la llegada de otra persona desde fuera que también está bajo la lupa de la Policía y la Fiscalía”. Lo que queda claro es que esto no es un churrito cualquiera; parece ser una red bien organizada, que se dedicaba a importar flor de cáñamo – al principio bajo un permiso del Ministerio de Salud, ¡pero ya se fueron al traste ahí! – y luego transformarla en capullos de marihuana listos para la venta.
Y aquí viene lo interesante: aparentemente, ni siquiera necesitaban estar tranquilos con el Ministerio de Salud. Según Madden, las tiendas ya habían sido visitadas por la Policía Municipal y las autoridades sanitarias, quienes encontraron que algunos productos tenían niveles altísimos de THC, la sustancia psicoactiva de la marihuana. Eso levantó muchas banderas rojas, y finalmente la PCD decidió profundizar la investigación y ver qué estaba pasando realmente detrás de esas paredes llenas de frutería y verduras.
Hasta ahora, las autoridades lograron decomisar más de siete millones de colones en efectivo, además de una considerable cantidad de productos relacionados con la venta de marihuana. ¡Imagínate el rollo! Hablamos de una operación a gran escala, que utilizaba una marca respetada para lavar dinero y evadir controles. Esto da para pensar si otros negocios podrían estar haciendo cosas similares a sus espaldas. Uno nunca sabe, ¿verdad?
Lo que me preocupa es cómo pudieron pasar desapercibidas por tanto tiempo. Con todas las inspecciones y controles que existen, ¿cómo pudieron mantener este brete funcionando durante tanto tiempo? Me pregunto si hubo complicidades internas o si simplemente aprovecharon lagunas legales para operar. Claramente, alguien anduvo medio dormido, o peor aún, metido en el ajo.
Este caso nos plantea preguntas importantes sobre la regulación de productos naturales y suplementos alimenticios, y sobre la capacidad de las autoridades para detectar operaciones ilegales disfrazadas de negocios legítimos. Hay que ponerle ojo avío a este tipo de situaciones, porque lamentablemente, siempre habrá gente dispuesta a sacar provecho a costa de los demás. Además, esto pone de relieve la importancia de denunciar cualquier actividad sospechosa que observemos a nuestro alrededor. La colaboración ciudadana es clave para combatir este tipo de delitos.
Ahora, dime tú, ¿crees que es posible que haya más negocios similares operando abiertamente en Costa Rica, aprovechándose de la laxitud en los controles y de la confianza de los consumidores? ¿Se deberían endurecer las medidas de control y supervisión de este tipo de establecimientos, o crees que la solución pasa por una mayor educación y concientización de la población sobre los riesgos asociados al consumo de drogas ilícitas?
Según fuentes oficiales, la investigación que destapó este brete comenzó desde el año pasado, allá por 2023. Parece que las autoridades sospecharon que estas tiendas, con varias sedes hasta en centros comerciales – ¡imagínate el movimiento! –, estaban usando el nombre de ‘productos orgánicos’ como una cortina de humo para encubrir una operación de venta ilegal de marihuana. La fachada era muy chévere, te digo, todos esos letreros verdes y mensajes de salud…
Stephen Madden, el jefe de la PCD, soltó la bomba durante una conferencia de prensa: “Tenemos dos personas, son dos hermanos, uno de ellos es el principal investigado, apellido Portilla. Además, esperamos la llegada de otra persona desde fuera que también está bajo la lupa de la Policía y la Fiscalía”. Lo que queda claro es que esto no es un churrito cualquiera; parece ser una red bien organizada, que se dedicaba a importar flor de cáñamo – al principio bajo un permiso del Ministerio de Salud, ¡pero ya se fueron al traste ahí! – y luego transformarla en capullos de marihuana listos para la venta.
Y aquí viene lo interesante: aparentemente, ni siquiera necesitaban estar tranquilos con el Ministerio de Salud. Según Madden, las tiendas ya habían sido visitadas por la Policía Municipal y las autoridades sanitarias, quienes encontraron que algunos productos tenían niveles altísimos de THC, la sustancia psicoactiva de la marihuana. Eso levantó muchas banderas rojas, y finalmente la PCD decidió profundizar la investigación y ver qué estaba pasando realmente detrás de esas paredes llenas de frutería y verduras.
Hasta ahora, las autoridades lograron decomisar más de siete millones de colones en efectivo, además de una considerable cantidad de productos relacionados con la venta de marihuana. ¡Imagínate el rollo! Hablamos de una operación a gran escala, que utilizaba una marca respetada para lavar dinero y evadir controles. Esto da para pensar si otros negocios podrían estar haciendo cosas similares a sus espaldas. Uno nunca sabe, ¿verdad?
Lo que me preocupa es cómo pudieron pasar desapercibidas por tanto tiempo. Con todas las inspecciones y controles que existen, ¿cómo pudieron mantener este brete funcionando durante tanto tiempo? Me pregunto si hubo complicidades internas o si simplemente aprovecharon lagunas legales para operar. Claramente, alguien anduvo medio dormido, o peor aún, metido en el ajo.
Este caso nos plantea preguntas importantes sobre la regulación de productos naturales y suplementos alimenticios, y sobre la capacidad de las autoridades para detectar operaciones ilegales disfrazadas de negocios legítimos. Hay que ponerle ojo avío a este tipo de situaciones, porque lamentablemente, siempre habrá gente dispuesta a sacar provecho a costa de los demás. Además, esto pone de relieve la importancia de denunciar cualquier actividad sospechosa que observemos a nuestro alrededor. La colaboración ciudadana es clave para combatir este tipo de delitos.
Ahora, dime tú, ¿crees que es posible que haya más negocios similares operando abiertamente en Costa Rica, aprovechándose de la laxitud en los controles y de la confianza de los consumidores? ¿Se deberían endurecer las medidas de control y supervisión de este tipo de establecimientos, o crees que la solución pasa por una mayor educación y concientización de la población sobre los riesgos asociados al consumo de drogas ilícitas?
