¡Aguántense! Parece que el panorama político se le está poniendo interesante al país. El exviceministro de Justicia, Walter Hernández, anda buscando meterse al ruedo presidencial con el Partido Justicia Social Costarricense, y vaya que ha soltado unas verdades que han encendido las redes sociales. El mae, con sus 66 años y un curriculum digno de museo, quiere llegar a Zapote, pero con una idea bien particular sobre cómo manejar la energía. ¿Será que estamos ante un giro inesperado en la campaña?
Hernández, quien ya dio vueltas por el mundo como embajador, no se anda con rodeos. Asegura que tiene una visión clara de lo que necesita Costa Rica, y eso incluye defender el monopolio del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). No precisamente, eh, como un discurso políticamente correcto. Él lo dice textualmente: “yo creo en el monopolio del ICE porque creo en la producción de energía eléctrica”. Un sonido que ha sacudido a algunos sectores del país, especialmente a aquellos que abogan por la liberalización del mercado energético.
Pero, espera, hay más. El también abogado no solo defiende el monopolio, sino que además critica los altos niveles de impuestos en el país. “Si usted me pregunta a mí por los impuestos, creo que cobramos demasiados impuestos, son excesivos,” afirmó en entrevista con Diario Extra. Lo curioso es que niega ser ni de derecha ni de izquierda, argumentando que simplemente piensa como un “costarricense” – una definición bastante flexible, dirían algunos. Uno se queda pensando, ¿qué clase de “costarricensidad” implica defender el monopolio del ICE mientras se critica la carga tributaria?
Claro, él justifica su postura con la necesidad de garantizar una producción eléctrica confiable y accesible para todos los ciudadanos. Argumenta que abrir el mercado a la competencia podría llevar a la especulación y a un aumento descontrolado de las tarifas. Muchos recordarán los debates pasados sobre la Ley de Servicios Públicos y las tensiones entre quienes quieren mantener el control estatal y quienes buscan privatizar parte del sector. Esta propuesta retoma esos viejos fantasmas y promete reavivar la polémica.
En cuanto a sus prioridades, Hernández apunta a tres puntos clave: seguridad, educación y bienestar social. Promete ser el candidato “mejor preparado” para enfrentar estos desafíos y confía en su experiencia para sacar adelante al país. Sin embargo, la apuesta por el monopolio del ICE levanta ampollas. Algunos analistas cuestionan si esta medida realmente contribuye a la eficiencia energética o si, por el contrario, sofoca la innovación y perpetúa prácticas poco competitivas. La pregunta es si esta defensa del statu quo es producto de una profunda convicción o una estrategia política para ganarse el favor de ciertos sectores.
Para entender mejor el panorama, vale recordar que el ICE ha sido históricamente un pilar fundamental de la economía nacional, proporcionando electricidad a precios relativamente bajos en comparación con otros países de la región. Sin embargo, también ha sido criticado por su lentitud en adoptar nuevas tecnologías y por su falta de transparencia en algunas operaciones. La discusión sobre el futuro del ICE es, en definitiva, una discusión sobre el modelo de desarrollo que queremos para Costa Rica: ¿uno basado en la intervención estatal o uno impulsado por la libre competencia?
Ahora, hablando claro, la propuesta de Hernández llega en un momento crucial. El país enfrenta una creciente crisis energética, con apagones intermitentes y un aumento constante en la demanda de electricidad. Además, la transición hacia fuentes renovables plantea nuevos retos y oportunidades. ¿Podrá el modelo tradicional del ICE adaptarse a estas nuevas realidades o será necesario buscar alternativas innovadoras? La respuesta a esta pregunta determinará en gran medida el rumbo del país en los próximos años. El tiempo dirá si el plan del exviceministro es una solución viable o un ancla al pasado.
Y ahora, mi gente, les pregunto: ¿creen que el monopolio del ICE es la mejor opción para asegurar un suministro eléctrico confiable y económico en Costa Rica, o deberían apostar por abrir el mercado a la competencia, asumiendo los riesgos que ello conlleva? Dejen sus opiniones abajo en el foro, ¡quiero saber qué piensan ustedes!
Hernández, quien ya dio vueltas por el mundo como embajador, no se anda con rodeos. Asegura que tiene una visión clara de lo que necesita Costa Rica, y eso incluye defender el monopolio del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). No precisamente, eh, como un discurso políticamente correcto. Él lo dice textualmente: “yo creo en el monopolio del ICE porque creo en la producción de energía eléctrica”. Un sonido que ha sacudido a algunos sectores del país, especialmente a aquellos que abogan por la liberalización del mercado energético.
Pero, espera, hay más. El también abogado no solo defiende el monopolio, sino que además critica los altos niveles de impuestos en el país. “Si usted me pregunta a mí por los impuestos, creo que cobramos demasiados impuestos, son excesivos,” afirmó en entrevista con Diario Extra. Lo curioso es que niega ser ni de derecha ni de izquierda, argumentando que simplemente piensa como un “costarricense” – una definición bastante flexible, dirían algunos. Uno se queda pensando, ¿qué clase de “costarricensidad” implica defender el monopolio del ICE mientras se critica la carga tributaria?
Claro, él justifica su postura con la necesidad de garantizar una producción eléctrica confiable y accesible para todos los ciudadanos. Argumenta que abrir el mercado a la competencia podría llevar a la especulación y a un aumento descontrolado de las tarifas. Muchos recordarán los debates pasados sobre la Ley de Servicios Públicos y las tensiones entre quienes quieren mantener el control estatal y quienes buscan privatizar parte del sector. Esta propuesta retoma esos viejos fantasmas y promete reavivar la polémica.
En cuanto a sus prioridades, Hernández apunta a tres puntos clave: seguridad, educación y bienestar social. Promete ser el candidato “mejor preparado” para enfrentar estos desafíos y confía en su experiencia para sacar adelante al país. Sin embargo, la apuesta por el monopolio del ICE levanta ampollas. Algunos analistas cuestionan si esta medida realmente contribuye a la eficiencia energética o si, por el contrario, sofoca la innovación y perpetúa prácticas poco competitivas. La pregunta es si esta defensa del statu quo es producto de una profunda convicción o una estrategia política para ganarse el favor de ciertos sectores.
Para entender mejor el panorama, vale recordar que el ICE ha sido históricamente un pilar fundamental de la economía nacional, proporcionando electricidad a precios relativamente bajos en comparación con otros países de la región. Sin embargo, también ha sido criticado por su lentitud en adoptar nuevas tecnologías y por su falta de transparencia en algunas operaciones. La discusión sobre el futuro del ICE es, en definitiva, una discusión sobre el modelo de desarrollo que queremos para Costa Rica: ¿uno basado en la intervención estatal o uno impulsado por la libre competencia?
Ahora, hablando claro, la propuesta de Hernández llega en un momento crucial. El país enfrenta una creciente crisis energética, con apagones intermitentes y un aumento constante en la demanda de electricidad. Además, la transición hacia fuentes renovables plantea nuevos retos y oportunidades. ¿Podrá el modelo tradicional del ICE adaptarse a estas nuevas realidades o será necesario buscar alternativas innovadoras? La respuesta a esta pregunta determinará en gran medida el rumbo del país en los próximos años. El tiempo dirá si el plan del exviceministro es una solución viable o un ancla al pasado.
Y ahora, mi gente, les pregunto: ¿creen que el monopolio del ICE es la mejor opción para asegurar un suministro eléctrico confiable y económico en Costa Rica, o deberían apostar por abrir el mercado a la competencia, asumiendo los riesgos que ello conlleva? Dejen sus opiniones abajo en el foro, ¡quiero saber qué piensan ustedes!