Definitivamente estamos en frecuencias diferentes. Los programas propagandísticos "descarados" (tipo cadenas de televisión, al igual que nuestra Presidenta lo hace acá todos los domingos) los ve POQUÍSIMA gente (aquí, en Venezuela y en casi cualquier parte del mundo, máxime si son discursos kilométricos de horas de duración como los de Chávez).
Y sí sostengo que la TV basura sí influye -y directamente- en la forma en que vemos la política. El fin (poco o mal disimulado) de dicha TV (al igual que ciertos programas de radio y muchos medios escritos, p.e. revistas del corazón, o páginas de chismes) es embrutecer a las masas y desviarlas de la realidad. Alguien que le esté haciendo fuerza TODOS LOS DÍAS (o casi) al equipo azul o al naranja (para poner uno de los tantos patéticos ejemplos, pero igual sucede con los que solo de futbol pueden hablar y así muchos más) es poco menos que imposible que se informe de la realidad que lo rodea. Y muchísimo más difícil que sea crítico con la información que recibe de esos mismos medios. En otras palabras, será una persona despreocupada de la política, pero eso sí, fácilmente manipulable cada cuatro años para legitimar a los sinvergüenzas e inútiles que nos han gobernado en los últimos 30 años (para poner una cifra optimista).
