¡Ay, Dios mío, qué torta! La cosa está feísima para varias familias acá en Costa Rica. La constructora Idepsa, esos señores, andan metidos hasta el cuello en denuncias por aparentes estafas con casas prefabricadas. Parece que estaban vendiendo humo, mae, y ahora la gente está pelada.
La movida es la siguiente: según lo que hemos ido investigando acá en Foro de Costa Rica, la empresa ha estado ofreciendo precios bajitos para casas prefabricadas, desde materiales hasta llave en mano, digamos, unos cuantos millones de colones. Lo atractivo era que prometían tener la casita lista en cuestión de meses, ¡una ganga!, pensaban los afectados. Pero ahí es donde se rompió la película, chunches.
José Pablo Murillo, un abogado pa’ rescatar a la bola, está llevando varios casos contra Idepsa y su jefa, la licenciada Ferro Gámez. Dice que ya cinco familias han puesto la denuncia formal, pero hay otras once que están pensando en hacer lo mismo. Y eso es solo la punta del iceberg, porque también hay otro proceso corriendo desde el 2023 con unas ocho personas más. ¡Imagínate, mae! Podrían llegar hasta 70 familias afectadas, ¡qué nivel de despiche!
El modus operandi, según cuenta el abogado Murillo, es bastante simple pero efectivo. Se acercan a la gente interesada, los bombardean de llamadas para que hagan el primer desembolso, la enganchan con promesas. Y luego, ¡bum!, la empresa desaparece, se inventan excusas y se van al traste. En otros casos, mandan unos albañiles a poner unas paredes o columnas, pero dejan la obra a medias, abandonada. ¡Una verdadera patada en el trasero!
Algunos de los afectados, desesperados por recuperar su lana, fueron directamente a hablar con Ferro Gámez, buscando que les devolvieran el dinero. Le prometieron que sí, que iban a reintegrarles el pago en cuotas, pero eso nunca pasó. Eso sí, pareciera que la señora Ferro tiene memoria de pez, diay.
Y como si fuera poco, resulta que Idepsa anda endeudada con el CCSS por unos ₡47.5 millones. Ese brete ya está en manos de los abogados del Seguro Social. Y ni hablar del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), que tiene varios procesos administrativos abiertos contra Ferro Gámez por violar la ética profesional. ¡El mae anda con muchos problemas, vaya!
En sus redes sociales, Idepsa sigue echando humo, publicitando sus servicios como si todo estuviera bien. Ofrecen paquetes de materiales para una casa de 42 metros cuadrados por ¢1.275.000. ¡Pero claro, nadie les cree ya, chavón! Intentamos comunicarnos con ellos para darles la oportunidad de aclarar las cosas, pero ni pum, ni paff. Se esconden como ratones, eh. Dicen que tienen muchos años en el mercado y muchos proyectos realizados, pero la verdad, parece que solo han acumulado desgracias y clientes enojadísimos.
Uno de los afectados, que prefirió mantenerse anónimo, me contó cómo cayó en la trampa. Había comprado un lote en Tamarindo y estaba buscando opciones de casas prefabricadas. Les parecieron buenos precios, le dijeron que con la mitad del dinero empezaban la construcción la siguiente semana. Un presupuesto de ₡8.6 millones para una casa en obra gris... ¡Qué vara! Pero luego, cambiaron el personal, le dieron largas y empezó a ver quejas en redes sociales. Se dio cuenta de que se había jalado una torta. Ahora está sin lote, sin casa y sin el dinerito. ¡Qué sal!
La movida es la siguiente: según lo que hemos ido investigando acá en Foro de Costa Rica, la empresa ha estado ofreciendo precios bajitos para casas prefabricadas, desde materiales hasta llave en mano, digamos, unos cuantos millones de colones. Lo atractivo era que prometían tener la casita lista en cuestión de meses, ¡una ganga!, pensaban los afectados. Pero ahí es donde se rompió la película, chunches.
José Pablo Murillo, un abogado pa’ rescatar a la bola, está llevando varios casos contra Idepsa y su jefa, la licenciada Ferro Gámez. Dice que ya cinco familias han puesto la denuncia formal, pero hay otras once que están pensando en hacer lo mismo. Y eso es solo la punta del iceberg, porque también hay otro proceso corriendo desde el 2023 con unas ocho personas más. ¡Imagínate, mae! Podrían llegar hasta 70 familias afectadas, ¡qué nivel de despiche!
El modus operandi, según cuenta el abogado Murillo, es bastante simple pero efectivo. Se acercan a la gente interesada, los bombardean de llamadas para que hagan el primer desembolso, la enganchan con promesas. Y luego, ¡bum!, la empresa desaparece, se inventan excusas y se van al traste. En otros casos, mandan unos albañiles a poner unas paredes o columnas, pero dejan la obra a medias, abandonada. ¡Una verdadera patada en el trasero!
Algunos de los afectados, desesperados por recuperar su lana, fueron directamente a hablar con Ferro Gámez, buscando que les devolvieran el dinero. Le prometieron que sí, que iban a reintegrarles el pago en cuotas, pero eso nunca pasó. Eso sí, pareciera que la señora Ferro tiene memoria de pez, diay.
Y como si fuera poco, resulta que Idepsa anda endeudada con el CCSS por unos ₡47.5 millones. Ese brete ya está en manos de los abogados del Seguro Social. Y ni hablar del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), que tiene varios procesos administrativos abiertos contra Ferro Gámez por violar la ética profesional. ¡El mae anda con muchos problemas, vaya!
En sus redes sociales, Idepsa sigue echando humo, publicitando sus servicios como si todo estuviera bien. Ofrecen paquetes de materiales para una casa de 42 metros cuadrados por ¢1.275.000. ¡Pero claro, nadie les cree ya, chavón! Intentamos comunicarnos con ellos para darles la oportunidad de aclarar las cosas, pero ni pum, ni paff. Se esconden como ratones, eh. Dicen que tienen muchos años en el mercado y muchos proyectos realizados, pero la verdad, parece que solo han acumulado desgracias y clientes enojadísimos.
Uno de los afectados, que prefirió mantenerse anónimo, me contó cómo cayó en la trampa. Había comprado un lote en Tamarindo y estaba buscando opciones de casas prefabricadas. Les parecieron buenos precios, le dijeron que con la mitad del dinero empezaban la construcción la siguiente semana. Un presupuesto de ₡8.6 millones para una casa en obra gris... ¡Qué vara! Pero luego, cambiaron el personal, le dieron largas y empezó a ver quejas en redes sociales. Se dio cuenta de que se había jalado una torta. Ahora está sin lote, sin casa y sin el dinerito. ¡Qué sal!
