En lo inmediato del orgasmo se producen cambios significativos en el organismo: aumenta la presión arterial, la excitación de los centros nerviosos motores que estimulan la sensibilidad “periférica” cutánea, genital y muscular, hay una fuerte vasodilatación de los vasos sanguíneos cerebrales, el sentido del oído queda casi anulado, y se da una taquicardia a veces notoria. Todo ello, más algunos mecanismos que se desencadenan en la psique profunda, en el sentido de que se le está pidiendo a ésta que se desinhiba, se abandone por unos instantes algunas resistencias psicológicas o emocionales muy arraigadas, son razones suficientes para, en algunas mujeres, experimentar esta peculiar sensación.