¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con el circo político, ¿verdad, compas? Laura Fernández, la candidata del PPSO, sigue dando de qué hablar. Resulta que, después de que Amelia Rueda le hiciera la pregunta del millón – ¿por qué no se pone a debatir con los otros candidatos? – la señora soltó un discurso que dejó a más de uno boquiabierto. Parece que prefiere pasar el tiempo visitando ONGs y cámaras, a enfrentarse a los debates directos. Bueno, cada quien lucha como puede, diay.
La verdad es que desde el principio venían anticipando esto. No es ningún secreto que Fernández ha evitado los escenarios donde tenga que defender sus propuestas frente a frente. Dice que está priorizando otras actividades, pero bueno, la gente se pregunta si será timidez o simple estrategia para no exponerse demasiado. Lo cierto es que tiene agendados unos ocho o nueve debates para enero, que según ella, es el momento “oportuno”. Vaya, como si no supieran planear la campaña, ¿eh?
Pero lo más curioso del caso es la respuesta que dio a Claudia Dobles. La doña, que parece estar obsesionada con verla debatir, recibió una pulla que dejó resonando en el ambiente. En lugar de confrontarla directamente, Fernández le sugirió invitar a Nogui Acosta a un debate de diputados. ¡Uy, qué cachivache! Parece que busca sacar de quicio a sus detractores y desviar la atención del tema principal. De hecho, no se cansa de repetir que la planificación de su campaña es un asunto personal y que no le gusta que se metan en sus asuntos. ¡Qué sal!”, exclamó, visiblemente molesta.
Y hablando de meterse en temas ajenos, Fernández no dudó en criticar a sus competidores por “andar pendientes” de su agenda. “¿Por qué no se preocupan por la suya? ¿Acaso que yo ando opinando si uno fue o no fue a Limón?”, preguntó retórica mente. ¡Claro, porque es mucho más importante saber dónde ha ido cada quien que escuchar las propuestas para mejorar el país! Qué nivel de superficialidad, compas. Uno se queda pensando si realmente entienden la importancia de un debate serio y constructivo para informar al electorado.
La candidata insistió en que tiene una agenda muy apretada y que se concentra en atender temas que considera prioritarios. Aunque reconoce que los debates son necesarios, asegura que enero es el momento adecuado para participar en ellos. Pero mientras tanto, prefiere enfocarse en visitas y reuniones con diversos sectores de la sociedad. ¿Será que teme que en un debate pueda quedar expuesta alguna inconsistencia en sus ideas o propuestas? No sé ustedes, pero a mí me da la impresión de que está buscando cualquier excusa para evitar el escrutinio público.
Más allá de las declaraciones y las indirectas, lo que queda claro es que Laura Fernández está decidida a marcar distancia con el resto de los candidatos. Quiere presentarse como alguien diferente, alguien que trabaja detrás de escena y que no necesita de los debates para conectar con la ciudadanía. Pero la pregunta es si esta estrategia le dará resultado. En política, a veces es mejor mostrar la cara y defender tus ideas abiertamente, en lugar de esconderse tras excusas y evasivas. Uno recuerda los tiempos de don Pepe Figueres, que siempre estaba dispuesto a debatir con cualquiera, sin importar quién fuera el oponente.
Y hablando de estrategias, no podemos dejar de mencionar el uso magistral del lenguaje coloquial por parte de Fernández. Con frases como “rete a Nogui Acosta” y “déjeme trabajar tranquila”, logra conectar con un sector de la población que se siente identificado con este tipo de expresiones. Pero también corre el riesgo de alienar a aquellos que prefieren un discurso más formal y protocolario. Como dicen por ahí, hay que caminar sobre una cuerda floja, diay. Porque caerse de este lado o del otro puede significar la diferencia entre ganar o perder la elección.
Bueno, compas, ya vieron la movida. Laura Fernández sigue con su propia onda y desafiando a todos los que le piden que participe en los debates. Ahora les toca a ustedes decidir: ¿creen que esta estrategia le funcionará o debería reconsiderar su postura y ponerse a debatir con los demás candidatos? ¿Consideran que su enfoque en visitar organizaciones es más valioso que un debate televisado? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
La verdad es que desde el principio venían anticipando esto. No es ningún secreto que Fernández ha evitado los escenarios donde tenga que defender sus propuestas frente a frente. Dice que está priorizando otras actividades, pero bueno, la gente se pregunta si será timidez o simple estrategia para no exponerse demasiado. Lo cierto es que tiene agendados unos ocho o nueve debates para enero, que según ella, es el momento “oportuno”. Vaya, como si no supieran planear la campaña, ¿eh?
Pero lo más curioso del caso es la respuesta que dio a Claudia Dobles. La doña, que parece estar obsesionada con verla debatir, recibió una pulla que dejó resonando en el ambiente. En lugar de confrontarla directamente, Fernández le sugirió invitar a Nogui Acosta a un debate de diputados. ¡Uy, qué cachivache! Parece que busca sacar de quicio a sus detractores y desviar la atención del tema principal. De hecho, no se cansa de repetir que la planificación de su campaña es un asunto personal y que no le gusta que se metan en sus asuntos. ¡Qué sal!”, exclamó, visiblemente molesta.
Y hablando de meterse en temas ajenos, Fernández no dudó en criticar a sus competidores por “andar pendientes” de su agenda. “¿Por qué no se preocupan por la suya? ¿Acaso que yo ando opinando si uno fue o no fue a Limón?”, preguntó retórica mente. ¡Claro, porque es mucho más importante saber dónde ha ido cada quien que escuchar las propuestas para mejorar el país! Qué nivel de superficialidad, compas. Uno se queda pensando si realmente entienden la importancia de un debate serio y constructivo para informar al electorado.
La candidata insistió en que tiene una agenda muy apretada y que se concentra en atender temas que considera prioritarios. Aunque reconoce que los debates son necesarios, asegura que enero es el momento adecuado para participar en ellos. Pero mientras tanto, prefiere enfocarse en visitas y reuniones con diversos sectores de la sociedad. ¿Será que teme que en un debate pueda quedar expuesta alguna inconsistencia en sus ideas o propuestas? No sé ustedes, pero a mí me da la impresión de que está buscando cualquier excusa para evitar el escrutinio público.
Más allá de las declaraciones y las indirectas, lo que queda claro es que Laura Fernández está decidida a marcar distancia con el resto de los candidatos. Quiere presentarse como alguien diferente, alguien que trabaja detrás de escena y que no necesita de los debates para conectar con la ciudadanía. Pero la pregunta es si esta estrategia le dará resultado. En política, a veces es mejor mostrar la cara y defender tus ideas abiertamente, en lugar de esconderse tras excusas y evasivas. Uno recuerda los tiempos de don Pepe Figueres, que siempre estaba dispuesto a debatir con cualquiera, sin importar quién fuera el oponente.
Y hablando de estrategias, no podemos dejar de mencionar el uso magistral del lenguaje coloquial por parte de Fernández. Con frases como “rete a Nogui Acosta” y “déjeme trabajar tranquila”, logra conectar con un sector de la población que se siente identificado con este tipo de expresiones. Pero también corre el riesgo de alienar a aquellos que prefieren un discurso más formal y protocolario. Como dicen por ahí, hay que caminar sobre una cuerda floja, diay. Porque caerse de este lado o del otro puede significar la diferencia entre ganar o perder la elección.
Bueno, compas, ya vieron la movida. Laura Fernández sigue con su propia onda y desafiando a todos los que le piden que participe en los debates. Ahora les toca a ustedes decidir: ¿creen que esta estrategia le funcionará o debería reconsiderar su postura y ponerse a debatir con los demás candidatos? ¿Consideran que su enfoque en visitar organizaciones es más valioso que un debate televisado? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios!
