¡Aguante! El nuevo magistrado de la Sala Tercera, Rafael Segura, llegó disparado con ideas frescas pa' darle un empuje a la Corte. Después de batallar en tres concursos y sobrevivir a siete rondas en la Asamblea, el mae finalmente se sentó en el sillón y le soltó la sopa a Diario Extra.
Segura no anduvo con rodeos y dijo que la Corte, a veces, parece estar flotando en el aire, desconectada de la realidad del día a día de los funcionarios judiciales. Según él, es tiempo de bajarle al pedestal y empezar a escuchar de cerca lo que pasa en las bases. "No basta con ir a visitar, hay que escuchar de verdad", recalcó. Qué carga!
Y es que la situación no es fácil. Ocho años sin aumento de salario, el costo de vida por las nubes, la regla fiscal apremiando… Un brete pa’ los trabajadores judiciales. Esto, sumándole la carga laboral que tienen, ha generado un ambiente tenso, como bien señaló el magistrado. Parece que han ido fregadísimos con este tema desde hace rato.
El caso del juez Sergio Quesada, díganlo como diga, sí encendió todas las alarmas. Surgieron organizaciones que buscaron visibilizar el problema, pero Segura advierte que algunas aprovecharon la coyuntura para atacar al Poder Judicial. Hay que tener cuidado con esos maes que se quieren lucir a costa de los demás.
Además, apuntó a la necesidad de fortalecer la atención en salud mental dentro de la Corte. El grupo de psicólogos es limitado y usualmente se enfoca en casos judiciales, dejando de lado a los propios funcionarios. “Es una carga de más trabajo pa’ la gente de psicología”, añadió. Aunque reconoció que también hay algunos que se abusan de las citas, echando para atrás el trabajo... ¡Pedrito y el lobo, ey!
En cuanto al tema de la mora judicial, que según Segura afecta alrededor del 70% de los casos, propuso soluciones contundentes. Primero, sacar el cobro del Poder Judicial, sugiriendo que los notarios asuman esa responsabilidad. Luego, aventuró una idea más radical: los juicios unipersonales. “Sé que será criticable, pero creo que abordaría más casos”, afirmó, mostrando que no le teme a meterse en terrenos pantanosos.
Hablando de situaciones complejas, tocó el tema de la delincuencia juvenil, que ha cambiado drásticamente. Hace dos años había 60 jóvenes detenidos en Zurquí, ahora son 93. En Ofelia Vincenzi, la situación es aún peor, con casi 140 muchachos superando los 18 años. Segura defendió la severidad de las sanciones actuales, consideradas entre las más altas de Latinoamérica, pero propuso ampliar las etapas de investigación bajo supervisión judicial para asegurar una acusación sólida y evitar errores.
En fin, el magistrado Segura llegó con ganas de cambiar las cosas y ponerle pausa al ritmo pausado de la Corte. Pero me pregunto, ¿creen que las propuestas del magistrado Segura son factibles y realmente pueden transformar la justicia costarricense, o simplemente son buenas intenciones que se perderán en la burocracia? Dejenme sus opiniones aquí abajo, ¡qué chimba discutirlo!
Segura no anduvo con rodeos y dijo que la Corte, a veces, parece estar flotando en el aire, desconectada de la realidad del día a día de los funcionarios judiciales. Según él, es tiempo de bajarle al pedestal y empezar a escuchar de cerca lo que pasa en las bases. "No basta con ir a visitar, hay que escuchar de verdad", recalcó. Qué carga!
Y es que la situación no es fácil. Ocho años sin aumento de salario, el costo de vida por las nubes, la regla fiscal apremiando… Un brete pa’ los trabajadores judiciales. Esto, sumándole la carga laboral que tienen, ha generado un ambiente tenso, como bien señaló el magistrado. Parece que han ido fregadísimos con este tema desde hace rato.
El caso del juez Sergio Quesada, díganlo como diga, sí encendió todas las alarmas. Surgieron organizaciones que buscaron visibilizar el problema, pero Segura advierte que algunas aprovecharon la coyuntura para atacar al Poder Judicial. Hay que tener cuidado con esos maes que se quieren lucir a costa de los demás.
Además, apuntó a la necesidad de fortalecer la atención en salud mental dentro de la Corte. El grupo de psicólogos es limitado y usualmente se enfoca en casos judiciales, dejando de lado a los propios funcionarios. “Es una carga de más trabajo pa’ la gente de psicología”, añadió. Aunque reconoció que también hay algunos que se abusan de las citas, echando para atrás el trabajo... ¡Pedrito y el lobo, ey!
En cuanto al tema de la mora judicial, que según Segura afecta alrededor del 70% de los casos, propuso soluciones contundentes. Primero, sacar el cobro del Poder Judicial, sugiriendo que los notarios asuman esa responsabilidad. Luego, aventuró una idea más radical: los juicios unipersonales. “Sé que será criticable, pero creo que abordaría más casos”, afirmó, mostrando que no le teme a meterse en terrenos pantanosos.
Hablando de situaciones complejas, tocó el tema de la delincuencia juvenil, que ha cambiado drásticamente. Hace dos años había 60 jóvenes detenidos en Zurquí, ahora son 93. En Ofelia Vincenzi, la situación es aún peor, con casi 140 muchachos superando los 18 años. Segura defendió la severidad de las sanciones actuales, consideradas entre las más altas de Latinoamérica, pero propuso ampliar las etapas de investigación bajo supervisión judicial para asegurar una acusación sólida y evitar errores.
En fin, el magistrado Segura llegó con ganas de cambiar las cosas y ponerle pausa al ritmo pausado de la Corte. Pero me pregunto, ¿creen que las propuestas del magistrado Segura son factibles y realmente pueden transformar la justicia costarricense, o simplemente son buenas intenciones que se perderán en la burocracia? Dejenme sus opiniones aquí abajo, ¡qué chimba discutirlo!
