http://www.nacion.com/ln_ee/2009/noviembre/03/pais2145646.html
Condenados maleantes estos, estas mañas deberían señalarse más a menudo.
Lo malo es que también hay empleados que se prestan a ese jueguito por ignorancia o por miedo, pero igual hacen tremendo daño al país.
Patronos “inactivos” recurren a una serie de matráfulas para evitar que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) cobre los ¢62.000 millones que le adeudan por concepto de cuotas obrero-patronales atrasadas.
Entre las artimañas utilizadas por estos empleadores para evadir a la CCSS figuran el cierre simulado o traslado de oficinas, así como el uso de recursos legales para evitar que sus bienes puedan ser embargados.
La Caja califica a estos patronos como “inactivos” porque sus negocios no necesariamente están cesados.
“Dejan (los deudores) tirada una razón social y crean otra. Esa es la única manera en que pueden evadir el pago. Dejan un cascarón y se ponen otro”, explicó Manuel Francisco Ugarte, gerente financiero de la institución.
Para Ugarte, muchos infractores, al ver que la Caja les cerrará el negocio, se adelantan a la acción y los “cierran” ellos mismos. De seguido, trasladan las oficinas o crean una nueva sociedad.
También es muy frecuente que los patronos pongan bienes (edificios, lotes y vehículos) como garantía de pago en entidades financieras, lo cual se trae al suelo cualquier intento de embargo.
El monto que estos empleadores adeudan representa el 69% de los ¢90.000 millones que los patronos deben a la Seguridad Social y es calificado por la entidad como dinero “difícil de cobrar”.
El restante 31% de las deudas (¢28.160 millones) pertenece a patronos activos, aquellos que al menos no huyen de la Caja.
La CCSS tiene en este momento 66.438 patronos inscritos. De ellos, una tercera parte (22.100) se encuentran morosos.
Guerra a la evasión. La cifra de morosidad que maneja la CCSS corresponde al acumulado que los patronos no han cancelado desde la fundación de la entidad (68 años).
Según dijo Ugarte, el ente se ha propuesto frenar la evasión.
Para ello, se apela a gran cantidad de herramientas para acorralar a los deudores y obligarlos a saldar sus responsabilidades.
Una de las más afectivas tiene que ver con los avisos que la CCSS envía a bancos, municipios y ministerios con información sobre los patronos morosos. En muchas entidades a los deudores les impiden realizar trámites.
Solo en lo que va de este año, se han remitido más de 20.000 alertas de empleadores deudores.
Con esa medida, la Caja procura que el infractor tenga dificultades para solicitar créditos, patentes o hacer construcciones.
Sin embargo, eso no es suficiente para que los patronos cumplan sus pagos.
Como otra medida de presión, la CCSS ahora da seguimiento a los empleados para detectar los movimientos del deudor.
“Muchas veces una empresa ‘cierra’, pero a los días vemos a los mismos empleados en ‘otra’ empresa y casualmente en la misma actividad”, comentó Ugarte.
La Caja también se juega otra carta: la Ley de Protección al Trabajador le permite aplicar el concepto de “responsabilidad solidaria”, con lo cual se puede trasladar una deuda a otra razón social (empresa) de un mismo dueño.
La medida se aplicó recientemente a la firma Omnilife, del mexicano Jorge Vergara, por la supuesta deuda que arrastra el Deportivo Saprissa con la CCSS.
Condenados maleantes estos, estas mañas deberían señalarse más a menudo.
Lo malo es que también hay empleados que se prestan a ese jueguito por ignorancia o por miedo, pero igual hacen tremendo daño al país.