¡Ay, Dios mío! Esto sí que está que quema. Melissa, esa tormenta cabrona, agarró furia máxima y está sacudiendo el Caribe como si fuera un brete de juguete. Jamaica y Cuba, temblando, y nosotros acá en Costa Rica, mordiéndonos las uñas porque la cosa pinta fea.
Según dicen, Melissa llegó a categoría 5, con vientos que superan los 260 kilómetros por hora. ¡Imagínate la fuerza bruta que eso implica! El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos dice que es uno de los más potentes que hayan visto por estos lados en años. Parece que la naturaleza nos quiere poner a prueba, mándale oraciones pa' que se calme un poquito.
La verdad, la cosa ya va pegando duro. Ya hay gente fallecida, pobres diablos, en Haití y República Dominicana. Un jovencito desapareció también, qué sal! En Jamaica, le declararon estado de emergencia total: refugios abiertos, aeropuerto cerrado… todo patas arriba. El ministro de Gobierno Local ahí, Desmond McKenzie, gritándole a la gente que no se metan con Melissa, ¡y razón tiene!
Aquí en Costa Rica, estamos monitoreando la situación con lupa. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos mantiene informados cada hora, y ya se preparó un plan de contingencia. Se están revisando las zonas costeras, fortaleciendo los sistemas de alerta temprana y coordinando con los equipos de respuesta ante emergencias. Se supone que vamos a tener aguaceros intensos y oleaje peligroso, así que la prudencia es clave, mi pana.
Pero ojo, que esto no se acaba. Melissa sigue avanzando hacia el oriente de Cuba, y allí la van a recibir con los brazos abiertos… aunque nadie quiera eso, claro. Dicen que la lentitud con la que se mueve el huracán hace que la cosa sea aún peor, porque las zonas afectadas van a estar soportando esa descarga de agua y viento por horas y horas. Una torta, sinceramente.
Y hablando de temporadas de huracanes, esta ha sido una pasada, ¿eh? Desde principios de año, hemos tenido tormentas que nos han puesto al límite. Recuerdo bien cómo nos tocó sufrir con Beryl, allá por julio del año pasado, dejándonos secos y con hartos problemas. Parece que esto del cambio climático ya nos está dando un buen susto, y no precisamente de Halloween.
Ahora, la preocupación es cómo afectará esto a nuestra economía. La agricultura, el turismo...todo corre riesgos. Esperemos que los productores puedan proteger sus cultivos y que los turistas no se asusten demasiado. Necesitamos que se mantengan las cosas relativamente normales, pero sabemos que es pedirle perlas a la buitre.
En fin, amigos ticos, sigamos atentos a las noticias y escuchemos las recomendaciones de las autoridades. Hay que mantener la calma, estar preparados y rezarle a Diosito para que Melissa cambie de rumbo. ¿Ustedes creen que deberíamos estar considerando seriamente invertir en casas más resistentes a los fenómenos naturales, o simplemente esperar a que pase lo peor?
Según dicen, Melissa llegó a categoría 5, con vientos que superan los 260 kilómetros por hora. ¡Imagínate la fuerza bruta que eso implica! El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos dice que es uno de los más potentes que hayan visto por estos lados en años. Parece que la naturaleza nos quiere poner a prueba, mándale oraciones pa' que se calme un poquito.
La verdad, la cosa ya va pegando duro. Ya hay gente fallecida, pobres diablos, en Haití y República Dominicana. Un jovencito desapareció también, qué sal! En Jamaica, le declararon estado de emergencia total: refugios abiertos, aeropuerto cerrado… todo patas arriba. El ministro de Gobierno Local ahí, Desmond McKenzie, gritándole a la gente que no se metan con Melissa, ¡y razón tiene!
Aquí en Costa Rica, estamos monitoreando la situación con lupa. El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) nos mantiene informados cada hora, y ya se preparó un plan de contingencia. Se están revisando las zonas costeras, fortaleciendo los sistemas de alerta temprana y coordinando con los equipos de respuesta ante emergencias. Se supone que vamos a tener aguaceros intensos y oleaje peligroso, así que la prudencia es clave, mi pana.
Pero ojo, que esto no se acaba. Melissa sigue avanzando hacia el oriente de Cuba, y allí la van a recibir con los brazos abiertos… aunque nadie quiera eso, claro. Dicen que la lentitud con la que se mueve el huracán hace que la cosa sea aún peor, porque las zonas afectadas van a estar soportando esa descarga de agua y viento por horas y horas. Una torta, sinceramente.
Y hablando de temporadas de huracanes, esta ha sido una pasada, ¿eh? Desde principios de año, hemos tenido tormentas que nos han puesto al límite. Recuerdo bien cómo nos tocó sufrir con Beryl, allá por julio del año pasado, dejándonos secos y con hartos problemas. Parece que esto del cambio climático ya nos está dando un buen susto, y no precisamente de Halloween.
Ahora, la preocupación es cómo afectará esto a nuestra economía. La agricultura, el turismo...todo corre riesgos. Esperemos que los productores puedan proteger sus cultivos y que los turistas no se asusten demasiado. Necesitamos que se mantengan las cosas relativamente normales, pero sabemos que es pedirle perlas a la buitre.
En fin, amigos ticos, sigamos atentos a las noticias y escuchemos las recomendaciones de las autoridades. Hay que mantener la calma, estar preparados y rezarle a Diosito para que Melissa cambie de rumbo. ¿Ustedes creen que deberíamos estar considerando seriamente invertir en casas más resistentes a los fenómenos naturales, o simplemente esperar a que pase lo peor?
