¡Ay, Dios mío! Esto sí que nos sacudió al mundo entero, má. El huracán Melissa, pa' ponerle pausa, pegó con toda su furia a Jamaica este martes, dejando un reguero de destrucción que ni en los libros de historia habíamos visto así por acá. Vientos de locura, lluvias torrenciales… ¡qué torta!
Melissa entró a Jamaica como categoría 5, la máxima, con unos vientos que superaban los 295 kilómetros por hora, casi como si un tren bala anduviera volando. Aunque luego los americanos del Centro Nacional de Huracanes dijeron que bajó a categoría 4, pues sigues teniendo unos vientos de 240, que no es ningún cachito, má. Según ellos, la situación era ‘extremadamente peligrosa’, y créeme, viendo las fotos, ¡tenían razón!
La isla llevaba horas sufriendo castigo, con crecidas que se llevaban todo a su paso y vientos tan fuertes que parecían tratar de arrancarte del suelo. Lo más triste es que Melissa anda lento, bien lento, lo que significa que el agua se acumula, los ríos se desbordan y los deslizamientos de tierra son inevitables. ¡Qué brete!, porque aunque se esté moviendo, la amenaza va a estar ahí por un buen rato.
De momento, confirman siete muertos: tres pobres gente en Jamaica, otros tres en Haití y uno en la República Dominicana. No es un número pequeño, y te aseguro que la cifra podría subir aún más. El primer ministro jamaicano, Andrew Holness, salió a decir que ni siquiera la infraestructura más resistente podía haber aguantado esto. 'No creo que haya infraestructura en esta región que pueda resistir un huracán de categoría 5', soltó, y vaya que la decía verdad.
Pero mira nomás, la gente no quiso hacer caso a las alertas. A pesar de todo el aviso que dieron, muchísima gente se negó a evacuar, aferrándose a sus casas como si fueran fortalezas. El ministro de Gobierno Local, Desmond McKenzie, estaba desesperado: ‘Jamaica, este no es el momento de ser valientes’. Dice que había poca gente refugiándose en los cerca de 880 refugios que tienen preparados. ¡Qué pena!, porque al final siempre es mejor prevenir que lamentar.
Usain Bolt, nuestro orgullo nacional, no se quedó callado y mandó un mensaje de aliento: 'Manténganse a salvo, Jamaica'. Y claro, Ishack Wilmot, uno de los afectados, contó que estaban relativamente a salvo en Kingston, pero sin luz ni agua. Dijo que los vientos eran fuertes, incluso lejos del ojo del huracán. Pobreza, pero agradecidos de tener vida. Estas situaciones te hacen valorar lo básico, ¿verdad?
Ahora la atención se centra en Cuba, porque Melissa se dirige hacia el oriente de la isla. Ya declararon fase de alarma en varias provincias y están evacuando a unas 650 mil personas. Imagínate el movimiento, todos tratando de ponerse a salvo, corriendo contra el tiempo y la incertidumbre. Se suspenden clases, el trabajo esencial… todo para evitar tragedias. Pa’lante, cubanos, que les vamos echando porras desde acá.
Después de ver todo este desastre, me pregunto: ¿Hasta qué punto la responsabilidad por estos huracanes cada vez más potentes recae en nosotros, como sociedad, por no cuidar el planeta? ¿Y tú, qué medidas crees que deberíamos tomar a nivel personal y colectivo para mitigar los efectos del cambio climático y proteger a nuestras comunidades vulnerables frente a estos fenómenos naturales?
Melissa entró a Jamaica como categoría 5, la máxima, con unos vientos que superaban los 295 kilómetros por hora, casi como si un tren bala anduviera volando. Aunque luego los americanos del Centro Nacional de Huracanes dijeron que bajó a categoría 4, pues sigues teniendo unos vientos de 240, que no es ningún cachito, má. Según ellos, la situación era ‘extremadamente peligrosa’, y créeme, viendo las fotos, ¡tenían razón!
La isla llevaba horas sufriendo castigo, con crecidas que se llevaban todo a su paso y vientos tan fuertes que parecían tratar de arrancarte del suelo. Lo más triste es que Melissa anda lento, bien lento, lo que significa que el agua se acumula, los ríos se desbordan y los deslizamientos de tierra son inevitables. ¡Qué brete!, porque aunque se esté moviendo, la amenaza va a estar ahí por un buen rato.
De momento, confirman siete muertos: tres pobres gente en Jamaica, otros tres en Haití y uno en la República Dominicana. No es un número pequeño, y te aseguro que la cifra podría subir aún más. El primer ministro jamaicano, Andrew Holness, salió a decir que ni siquiera la infraestructura más resistente podía haber aguantado esto. 'No creo que haya infraestructura en esta región que pueda resistir un huracán de categoría 5', soltó, y vaya que la decía verdad.
Pero mira nomás, la gente no quiso hacer caso a las alertas. A pesar de todo el aviso que dieron, muchísima gente se negó a evacuar, aferrándose a sus casas como si fueran fortalezas. El ministro de Gobierno Local, Desmond McKenzie, estaba desesperado: ‘Jamaica, este no es el momento de ser valientes’. Dice que había poca gente refugiándose en los cerca de 880 refugios que tienen preparados. ¡Qué pena!, porque al final siempre es mejor prevenir que lamentar.
Usain Bolt, nuestro orgullo nacional, no se quedó callado y mandó un mensaje de aliento: 'Manténganse a salvo, Jamaica'. Y claro, Ishack Wilmot, uno de los afectados, contó que estaban relativamente a salvo en Kingston, pero sin luz ni agua. Dijo que los vientos eran fuertes, incluso lejos del ojo del huracán. Pobreza, pero agradecidos de tener vida. Estas situaciones te hacen valorar lo básico, ¿verdad?
Ahora la atención se centra en Cuba, porque Melissa se dirige hacia el oriente de la isla. Ya declararon fase de alarma en varias provincias y están evacuando a unas 650 mil personas. Imagínate el movimiento, todos tratando de ponerse a salvo, corriendo contra el tiempo y la incertidumbre. Se suspenden clases, el trabajo esencial… todo para evitar tragedias. Pa’lante, cubanos, que les vamos echando porras desde acá.
Después de ver todo este desastre, me pregunto: ¿Hasta qué punto la responsabilidad por estos huracanes cada vez más potentes recae en nosotros, como sociedad, por no cuidar el planeta? ¿Y tú, qué medidas crees que deberíamos tomar a nivel personal y colectivo para mitigar los efectos del cambio climático y proteger a nuestras comunidades vulnerables frente a estos fenómenos naturales?
