¡Ay, mae! Esto sí que le pegó al clima. Melissa, ese huracán que andaba dando vueltas, aunque perdiendo fuerza, decidió regalarle a Costa Rica unas lluvias de esas que te dejan boquiabierto. El IMN no se anduvo con rodeos: persistentes en el Pacífico, que ya saben cómo es esa zona de aguantar castigo, y con advertencias para todos lados.
Y no es que Melissa esté aquí directamente, sino que nos está jugando sucio con esa Zona de Convergencia Intertropical moviéndose a diestra e izquierda. Que eso significa que la humedad está a tope, y las nubes no paran de descargar agua. Dicen que va a disminuir un poco por la tarde, pero bueno, a saber qué nos depara el cielo, ¿verdad?
Imagínense, acumulados de 40 a 70 milímetros en el Pacífico, y algunos lugares llegando hasta los 120. En el Valle Central, un poquito más tranquilas las cosas, con algunas neblinas y lloviznas suaves, pero en la Zona Norte y el Caribe, ¡aguaceros con tormenta eléctrica! Eso sí que suena a brete, especialmente si vives en las montañas. Y no hablemos de esos vientos que pueden llegar a los 80 kilómetros por hora... ¡qué susto!
La Cruz Roja, como siempre, respondiendo a toda marcha. Ya tienen a más de cien socorristas y treinta vehículos listos para ayudar donde haga falta. Vimos un video en Instagram de cómo sacaron a una familia de Paraíso de Santa Cruz, atrapada por el desborde de los ríos. ¡Eso sí que da que pensar! Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuela.
Pero la verdadera torta es que hay gente desplazada, buscando refugio. La CNE ya habilitó cinco albergues en Puerto Jiménez, Santa Cruz y Cóbano, y hasta ahora hay 91 personas ahí adentro. Ese número seguramente va a subir, porque dicen que las lluvias van a continuar durante la noche. ¡Esperemos que todos estén bien cuidados y que pronto puedan regresar a sus casas!
En Guanacaste, Santa Cruz, Nandayure, Nicoya y Carrillo han sido los cantones más afectados. El río San Pablo se salió de control, inundando treinta viviendas y hasta cerrando la escuela de Esterones en Sámara. ¡Qué pesar por esos niños que no pudieron ir a clases! En la Zona Sur, Osa, Puerto Jiménez, Corredores y Coto Brus también están sufriendo, con labores de ayuda humanitaria y limpieza de caminos. Parece que Melissa se trajo consigo un buen paquetazo.
Las autoridades, ya saben, insistentemente llamando a la calma. No cruzar ríos ni áreas anegadas, mantenerse informados y estar atentos a cualquier novedad. Que no se confíen, que estos fenómenos meteorológicos son impredecibles y pueden cambiar de rumbo en un santiamán. ¡Más vale prevenir que tener que lamentar, como decimos por acá!
Ahora bien, pensando en todo esto, me pregunto: ¿Cómo crees que podemos mejorar la preparación de nuestras comunidades frente a estos eventos climáticos extremos? ¿Sería suficiente invertir más en sistemas de alerta temprana o necesitamos enfocarnos en fortalecer la infraestructura básica en las zonas más vulnerables?
Y no es que Melissa esté aquí directamente, sino que nos está jugando sucio con esa Zona de Convergencia Intertropical moviéndose a diestra e izquierda. Que eso significa que la humedad está a tope, y las nubes no paran de descargar agua. Dicen que va a disminuir un poco por la tarde, pero bueno, a saber qué nos depara el cielo, ¿verdad?
Imagínense, acumulados de 40 a 70 milímetros en el Pacífico, y algunos lugares llegando hasta los 120. En el Valle Central, un poquito más tranquilas las cosas, con algunas neblinas y lloviznas suaves, pero en la Zona Norte y el Caribe, ¡aguaceros con tormenta eléctrica! Eso sí que suena a brete, especialmente si vives en las montañas. Y no hablemos de esos vientos que pueden llegar a los 80 kilómetros por hora... ¡qué susto!
La Cruz Roja, como siempre, respondiendo a toda marcha. Ya tienen a más de cien socorristas y treinta vehículos listos para ayudar donde haga falta. Vimos un video en Instagram de cómo sacaron a una familia de Paraíso de Santa Cruz, atrapada por el desborde de los ríos. ¡Eso sí que da que pensar! Mejor prevenir que lamentar, como dice mi abuela.
Pero la verdadera torta es que hay gente desplazada, buscando refugio. La CNE ya habilitó cinco albergues en Puerto Jiménez, Santa Cruz y Cóbano, y hasta ahora hay 91 personas ahí adentro. Ese número seguramente va a subir, porque dicen que las lluvias van a continuar durante la noche. ¡Esperemos que todos estén bien cuidados y que pronto puedan regresar a sus casas!
En Guanacaste, Santa Cruz, Nandayure, Nicoya y Carrillo han sido los cantones más afectados. El río San Pablo se salió de control, inundando treinta viviendas y hasta cerrando la escuela de Esterones en Sámara. ¡Qué pesar por esos niños que no pudieron ir a clases! En la Zona Sur, Osa, Puerto Jiménez, Corredores y Coto Brus también están sufriendo, con labores de ayuda humanitaria y limpieza de caminos. Parece que Melissa se trajo consigo un buen paquetazo.
Las autoridades, ya saben, insistentemente llamando a la calma. No cruzar ríos ni áreas anegadas, mantenerse informados y estar atentos a cualquier novedad. Que no se confíen, que estos fenómenos meteorológicos son impredecibles y pueden cambiar de rumbo en un santiamán. ¡Más vale prevenir que tener que lamentar, como decimos por acá!
Ahora bien, pensando en todo esto, me pregunto: ¿Cómo crees que podemos mejorar la preparación de nuestras comunidades frente a estos eventos climáticos extremos? ¿Sería suficiente invertir más en sistemas de alerta temprana o necesitamos enfocarnos en fortalecer la infraestructura básica en las zonas más vulnerables?