¡Ay, Dios mío! Melissa se nos está mandando como nunca. Después de unos días de calma, parece que el huracán decidió recordarnos quién manda aquí en Costa Rica. El MEP tuvo que suspender las clases este viernes 31 de octubre en varios cantones del país, porque la cosa se puso fea con las lluvias y eso, ¡qué torta!
La verdad, esto del clima ya nadie sabe qué esperar. Melissa, aunque esté lejos, está echando su rayito indirecto y las Direcciones Regionales de Educación de Aguirre, Santa Cruz, Nicoya, Grande de Térraba, Coto, San Carlos, Cartago y Sarapiquí tuvieron que tomar medidas drásticas. No vaya a ser que algún nene o maestrito salga quemado por culpa de las lluvias torrenciales.
La lista de escuelas afectadas es larguísima, pura vara para detallar todas. En Aguirre, solo la escuela de Isla Damas 2 se quedó sin clases. Pero en Santa Cruz, ¡uff!, varias escuelas y liceos tuvieron que echarle freno. Hablando de Santa Cruz, ahí los circuitos 02, 04 y 05 sufrieron bastante con el aguacero.
Y ni hablar de Nicoya, que también amaneció con el cielo bien plomizo. Escuelas de Zaragoza, Naranjal, Miramar, Pilas Blancas… todo el mundo buscando refugio. Hasta los liceos rurales no se libraron, ¡qué carga!
Grande de Térraba y Coto tampoco quedaron exentos de este chaparrón. Colegios técnicos profesionales y escuelas remotas cerraron sus puertas para proteger a todos. Uno piensa, ¡mejor prevenir que lamentar! Aunque, claro, la temporada escolar se pone apretadita así.
San Carlos, Cartago y Sarapiquí, regiones acostumbradas a lluvias, también sintieron el embate de Melissa. Escuelas como Cuestillas, Mariano Guardia y El Silencio tuvieron que suspender actividades. Se reprogramarán las pruebas estandarizadas que estaban programadas para esta semana entre el 27 y el 31 de octubre al período comprendido entre el 10 y el 14 de noviembre. Eso nos da un respiro, pero hay que ponerse las pilas para avanzar con el temario.
Al final del día, la seguridad de los estudiantes, maestros y administrativos es lo primordial, y el MEP hizo bien en tomar esta medida. Esperemos que las cosas se calmen pronto y podamos volver a la normalidad. Estos fenómenos climáticos cada vez nos toman por sorpresa y nos hacen replantearnos cómo estamos preparados como país. Ya no es “si” va a llover, sino “cuándo” y “con qué intensidad”. ¡Qué brete vivir en este clima impredecible!
Con este panorama, me pregunto: ¿Estamos realmente invirtiendo lo suficiente en infraestructura educativa resistente a estos eventos climáticos extremos, o seguimos parcheando soluciones temporales? ¿Creen que deberíamos priorizar más la educación ambiental en las escuelas para que los niños aprendan a convivir con la naturaleza y entender el impacto del cambio climático?
	
		
			
		
		
	
				
			La verdad, esto del clima ya nadie sabe qué esperar. Melissa, aunque esté lejos, está echando su rayito indirecto y las Direcciones Regionales de Educación de Aguirre, Santa Cruz, Nicoya, Grande de Térraba, Coto, San Carlos, Cartago y Sarapiquí tuvieron que tomar medidas drásticas. No vaya a ser que algún nene o maestrito salga quemado por culpa de las lluvias torrenciales.
La lista de escuelas afectadas es larguísima, pura vara para detallar todas. En Aguirre, solo la escuela de Isla Damas 2 se quedó sin clases. Pero en Santa Cruz, ¡uff!, varias escuelas y liceos tuvieron que echarle freno. Hablando de Santa Cruz, ahí los circuitos 02, 04 y 05 sufrieron bastante con el aguacero.
Y ni hablar de Nicoya, que también amaneció con el cielo bien plomizo. Escuelas de Zaragoza, Naranjal, Miramar, Pilas Blancas… todo el mundo buscando refugio. Hasta los liceos rurales no se libraron, ¡qué carga!
Grande de Térraba y Coto tampoco quedaron exentos de este chaparrón. Colegios técnicos profesionales y escuelas remotas cerraron sus puertas para proteger a todos. Uno piensa, ¡mejor prevenir que lamentar! Aunque, claro, la temporada escolar se pone apretadita así.
San Carlos, Cartago y Sarapiquí, regiones acostumbradas a lluvias, también sintieron el embate de Melissa. Escuelas como Cuestillas, Mariano Guardia y El Silencio tuvieron que suspender actividades. Se reprogramarán las pruebas estandarizadas que estaban programadas para esta semana entre el 27 y el 31 de octubre al período comprendido entre el 10 y el 14 de noviembre. Eso nos da un respiro, pero hay que ponerse las pilas para avanzar con el temario.
Al final del día, la seguridad de los estudiantes, maestros y administrativos es lo primordial, y el MEP hizo bien en tomar esta medida. Esperemos que las cosas se calmen pronto y podamos volver a la normalidad. Estos fenómenos climáticos cada vez nos toman por sorpresa y nos hacen replantearnos cómo estamos preparados como país. Ya no es “si” va a llover, sino “cuándo” y “con qué intensidad”. ¡Qué brete vivir en este clima impredecible!
Con este panorama, me pregunto: ¿Estamos realmente invirtiendo lo suficiente en infraestructura educativa resistente a estos eventos climáticos extremos, o seguimos parcheando soluciones temporales? ¿Creen que deberíamos priorizar más la educación ambiental en las escuelas para que los niños aprendan a convivir con la naturaleza y entender el impacto del cambio climático?
 
	 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
  
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		 
 
		