¡Ay, Dios mío, qué despiche! Resulta que unos narcos de Limón, esos mismos que andan dando vuelta por Westfalia, se pusieron las botas construyendo casitas de ensueño con piscinas, todo sin pedirle permiso a nadie. Y pa’ colmo, parece que algunos de estos mamarrachos eran propiedad de los Picado Grijalba, los jefes del Cártel del Caribe Sur que agarraron hace poquito, ¿se imaginan?
La cosa es que la alcaldesa de Limón, Ana Matarrita, confirmó por escrito que no hay ningún permiso de construcción ni derecho de uso para esas construcciones en Westfalia. Juan Pablo Poveda, el presidente del Concejo Municipal, también echó leña al fuego, diciendo que las casas sí existían y se construyeron sin cumplir con la ley, directamente en zona marítimo terrestre, que es territorio del Estado. ¡Imagínate la torta!
Según el expediente del Caso Traición, que es el caso que investigó al cártel, estas dos casas de lujo valen unos $500 mil dólares cada una. Una de ellas, bautizada “Casa Verde”, era utilizada por la banda como guarida, lugar de reunión, e incluso, se rumorea, como escondite para guardar la mercancía. La otra, “Casa Blanca”, se rentaba por Airbnb, y las ganancias iban directo a parar a bolsillos turbios, específicamente a los de Anita McDonald Rodríguez, una ex directora de Incopesca.
Y hablando de Anita McDonald, resulta que ella tenía la “Casa Verde” a la venta. Se dice que ella también estaba involucrada en la administración de la “Casa Blanca”, encargándose del cuidado y mantenimiento, mientras que el resto del grupo se llevaba la tajada económica de los alquileres. ¡Qué barbaridad! Pero bueno, ya sabemos cómo andan los negocios sucios en este país.
Lo curioso de todo esto es que, aparentemente, el grupo narco se dedicaba a lavar plata como si fuera pan caliente. Según el expediente judicial, encontraron conversaciones donde Estefanía McDonald, esposa de “Shock”, pedía servicios de limpieza para la piscina de la “Casa Blanca”. Un detalle chiquito, pero que muestra cómo operaban. ¡De verdad, qué nivel de descaro!
Pero ojo, que esto no es la primera vez que pasa. En el pasado, otros personajes relacionados con el narcotráfico, como Gilbert Bell Fernández, alias “Macho Coca”, y Keylor Jacob Cole Kelly, alias “Gato Cole”, también construyeron mansiones y muelles sin permisos ni papeles en regla. Todo en zonas de dominio público, aprovechándose de la poca supervisión y, posiblemente, facilitado por conexiones turbias. Es un brete constante la lucha contra la corrupción en este país, diay.
Además, el expediente revela que estas propiedades estaban siendo ofrecidas a la venta, a pesar de que, legalmente, los terrenos en la zona marítimo terrestre no pueden ser vendidos ni cedidos. La investigación indica que probablemente se estuviera comercializando el derecho de uso otorgado por una concesión, en lugar de la propiedad del terreno en sí. ¡Un juego sucio, pura sal!
Ahora bien, la gran pregunta queda en el aire: ¿Cómo es posible que un grupo narco pueda construir mansiones de lujo, en pleno siglo XXI, sin que nadie se dé cuenta? ¿Será que la corrupción llegó tan adentro que ya es parte del paisaje? Y, pensando en todo este panorama, ¿creen ustedes que la alcaldesa de Limón debió haber sabido algo de todo esto y simplemente hizo la vista gorda, o es que realmente hubo una falla grave en los sistemas de control y supervisión? ¡Compártanme sus opiniones!
La cosa es que la alcaldesa de Limón, Ana Matarrita, confirmó por escrito que no hay ningún permiso de construcción ni derecho de uso para esas construcciones en Westfalia. Juan Pablo Poveda, el presidente del Concejo Municipal, también echó leña al fuego, diciendo que las casas sí existían y se construyeron sin cumplir con la ley, directamente en zona marítimo terrestre, que es territorio del Estado. ¡Imagínate la torta!
Según el expediente del Caso Traición, que es el caso que investigó al cártel, estas dos casas de lujo valen unos $500 mil dólares cada una. Una de ellas, bautizada “Casa Verde”, era utilizada por la banda como guarida, lugar de reunión, e incluso, se rumorea, como escondite para guardar la mercancía. La otra, “Casa Blanca”, se rentaba por Airbnb, y las ganancias iban directo a parar a bolsillos turbios, específicamente a los de Anita McDonald Rodríguez, una ex directora de Incopesca.
Y hablando de Anita McDonald, resulta que ella tenía la “Casa Verde” a la venta. Se dice que ella también estaba involucrada en la administración de la “Casa Blanca”, encargándose del cuidado y mantenimiento, mientras que el resto del grupo se llevaba la tajada económica de los alquileres. ¡Qué barbaridad! Pero bueno, ya sabemos cómo andan los negocios sucios en este país.
Lo curioso de todo esto es que, aparentemente, el grupo narco se dedicaba a lavar plata como si fuera pan caliente. Según el expediente judicial, encontraron conversaciones donde Estefanía McDonald, esposa de “Shock”, pedía servicios de limpieza para la piscina de la “Casa Blanca”. Un detalle chiquito, pero que muestra cómo operaban. ¡De verdad, qué nivel de descaro!
Pero ojo, que esto no es la primera vez que pasa. En el pasado, otros personajes relacionados con el narcotráfico, como Gilbert Bell Fernández, alias “Macho Coca”, y Keylor Jacob Cole Kelly, alias “Gato Cole”, también construyeron mansiones y muelles sin permisos ni papeles en regla. Todo en zonas de dominio público, aprovechándose de la poca supervisión y, posiblemente, facilitado por conexiones turbias. Es un brete constante la lucha contra la corrupción en este país, diay.
Además, el expediente revela que estas propiedades estaban siendo ofrecidas a la venta, a pesar de que, legalmente, los terrenos en la zona marítimo terrestre no pueden ser vendidos ni cedidos. La investigación indica que probablemente se estuviera comercializando el derecho de uso otorgado por una concesión, en lugar de la propiedad del terreno en sí. ¡Un juego sucio, pura sal!
Ahora bien, la gran pregunta queda en el aire: ¿Cómo es posible que un grupo narco pueda construir mansiones de lujo, en pleno siglo XXI, sin que nadie se dé cuenta? ¿Será que la corrupción llegó tan adentro que ya es parte del paisaje? Y, pensando en todo este panorama, ¿creen ustedes que la alcaldesa de Limón debió haber sabido algo de todo esto y simplemente hizo la vista gorda, o es que realmente hubo una falla grave en los sistemas de control y supervisión? ¡Compártanme sus opiniones!
