OBAMA UN TONTO UTIL DEL LOBBY JUDIO.
SON ELLOS LOS CREADORES DE LA CRISIS
El lobby judío no controla el mundo con la religión: lo maneja con bancos, trasnacionales, mercados, control de precios y demanda, monopolio y hegemonía sobre los sistemas económicos-productivos, control sobre los recursos naturales, control de la red informativa y de manipulación social, manejo de los valores sociales a través de la publicidad, la cultura y el consumo estandarizado y globalizado por los medios de comunicación, y control financiero mediante el dólar (la moneda patrón de todas las transacciones comerciales y financieras) etc.
El corazón del lobby judío estadounidense es el poderoso sector financiero de Wall Street que tiene directa implicancia y participación en el nombramiento de funcionarios claves del gobierno de EEUU y de los órganos de control de política monetaria e instituciones crediticias (nacional e internacional) con sede en Washington y Nueva York.
Las principales instituciones financieras del lobby
(Goldman Sachs, Morgan Stanley , Lehman Brothers,entre las primeras cinco) y los principales bancos (Citigroup, JP Morgan and Merrill Lynch, entre los primeros cinco), influyen decisivamente para el nombramiento de los titulares de la Reserva Federal, el Tesoro, y la secretaría de Comercio, además de los directores
del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
Un ejemplo de esta ligazón es el nombramiento, en el 2005, de Paul Wolfowitz, ex subsecretario de Defensa, considerado el "cerebro" del lobby judío de Washington, como titular del
Banco Mundial. Otro ejemplo destacado, fue el reciente nombramiento de Henry Paulson, presidente ejecutivo de Goldman Sachs como
titular del Tesoro estadounidense.
El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, como su actual presidente, Ben Bernanke, fueron impuestos por el lobby neoyorquino de los grandes bancos, financieras y corporaciones trasnacionales que se aglutinan en el llamado Consenso de Washington, un foro de existencia casi invisible desde el cual se acuerdan normas económicas-financieras y políticas de regulación de mercados que trascienden las fronteras de EEUU.
Por medio de la utilización política de su poder financiero, de su estratégica posición en los centros de decisión, los
grupos financieros del lobby judío ejercen influencia decisiva en la política interna y externa de EEUU, además de su papel dominante en la financiación de los partidos políticos, de los candidatos presidenciales y de los congresistas.
A la reunión anual del AIPAC, la más poderosa institución sionista del lobby (y no obstante que los judíos solo representan menos del 5% de los votos en EEUU) asisten la mayoría de los líderes del Congreso, los principales miembros del Gobierno y más de la mitad de todos los integrantes del Congreso, que identifican los intereses de Israel con los de EEUU.
En definitiva, el lobby judío no representa a ninguna sinagoga ni expresión racial, sino que es la estructura que maneja el poder mundial a través del control sobre los centros económicos-financieros y de decisión estratégica del sistema capitalista expandido como civilización "única".
Antes que por la religión y la raza, el lobby y sus redes se mueven por una ideología política funcional: el sionismo capitalista-imperial que antepone el mercado, la concentración de riqueza, la "política de negocios", a cualquier filosofía que roce las nociones del "bien" o del "mal" entendidos dentro de parámetros sociales.
El lobby judío que controla Casa Blanca y la Reserva Federal no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wal Street, donde la suprema religión son el dólar y los negocios entrelazados por todo el planeta.
En Wall Street, el templo supremo del dinero sin fronteras, no se reza sino que se cotizan anualmente títulos, bonos y acciones por más de 12 billones de dólares . Casi el equivalente a 2 veces el PBI anual de 180 países en vías de desarrollo.
Es dinero volátil. Reproduciéndose y concentrándose a escala planetaria. Pero con un punto de regreso y refugio preciso:
la Reserva Federal norteamericana controlada por grupos minoritarios judíos. El capitalismo no tiene fronteras. Pero el dólar, su moneda patrón, solo atiende en EEUU, más precisamente en Nueva York, donde reside el patriciado financiero judío que sale en los ranking de Forbes o de Fortune.
Los tres principales bancos y las tres primeras instituciones financieras del lobby recibirán una tasa de beneficios superior a los
50.000 millones de dólares en 2006, equivalente a más de 35 presupuestos anuales de un país como Bolivia.
Las tres principales cadenas televisivas de EEUU (CNN, ABC, NBC y Fox) , los tres principales diarios (The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post) están controlados y gerenciados (a través de paquetes accionarios o de familias) por grupos del lobby judío, principalmente neoyorquino.
Asimismo como las tres más influyentes revistas (
Newsweek, Time y The New Yorker), y consorcios hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado con América on Line) o
Yahoo, están controlados por gerenciamiento y capital judío que opera a nivel de redes y conglomerados entrelazados con otras empresas.
Colosos del cine de Hollywood y del espectáculo como
The Walt Disney Company, Warner Brothers, Columbia Pictures, Paramount, 20th Century Fox, entre otros, forman parte de esta red interactiva del capital sionista imperialista.
Consecuentemente, el sector mayoritario hegemónico de la información, la cultura y el espectáculo difundidos a escala masiva (que marcan tendencias y valores sociales, y son claves para el control ideológico y el direccionamiento de conducta colectiva) están en manos del lobby judío que, a su vez, controla los resortes básicos del poder económico y político del Imperio estadounidense.
La combinación del superpoder militar de Estados Unidos con el superpoder económico-financiero de Wall Street en manos del lobby judío, dio como resultante el Imperio único , cuyo radio de influencia y dominio directo abarca a 121 países en los cuales Estados Unidos tiene presencia directa o influencia militar, o en el resto de los países controlados a partir del apoderamiento de sus sistemas económico-productivos.
Tanto las "cuatro grandes" contratistas del complejo militar-industrial (Lockheed Martin, Boeing, Raytheon, General Dynamics ), como las "cuatro hermanas" ( Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell y BP) que monopolizan la extracción y comercialización del petróleo a escala mundial, no hablan de religión ni de sinagogas, sino de negocios y de acciones que se capitalizan en la bolsa de Wall Street.
Citigroup, Goldman Sachs, IBM, Microsoft, Coca-Cola, por ejemplo, no hablan de religión ni de sinagogas: hablan de mercados, valores, negocios y utilidades.
Desde Homero Simpson a Spielberg, desde Bill Gates a la CNN, desde la mega-industria de la música y el espectáculo de Hollyvood, al templo mundial de las finanzas de Wall Street, desde Exxon a Locked Martin, todo lo que se respira en el mundo está regulado y controlado por la exclusiva familia del lobby judío ramificada por el planeta.
No se trata de una afirmación meramente analítica, sino de una realidad estadística, verificable, y comprobable.
Cuando se investiga a fondo cualquier sistema económico productivo de cualquier país de la tierra, en su sistema económico-financiero, en las cámaras industriales, comerciales y de servicios, en los grandes consorcios de la comunicación y de la cultura, en el negocio del entretenimiento, casi siempre dominan paquetes accionarios controlados por judíos, quienes además ocupan los puestos claves de decisión y gerenciamiento.
Cuando hablamos de lobby judío, no hablamos de religión o de sinagoga sino de un poder mundial controlado en sus resortes decisivos por grupos minoritarios de origen judío, y conformado por una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del planeta.
Cuando hablamos de lobby judío, hablamos de un diseño estratégico de poder mundial, interactivo y totalizado, que se concreta mediante una red infinita de asociaciones y vasos comunicantes entre el capital financiero, industrial y de servicios que convierte a los países y gobiernos en gerencias de enclave.
Cuando hablamos de lobby judío hablamos de un poder mundial sionista imperialista que es el dueño del Estado de Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos naturales y sistemas económico-productivos, sencillamente porque controla el capital y los medios de producción que mueven a esos países.
El complejo entramado de "vasos comunicantes" entre el capitalismo financiero, tecnológico, industrial, de servicios, informático y comunicacional (controlado mayoritariamente por grupos del lobby judío) revela un grado increíble de concentración, diversificación, e intereses comunes de las megacorporaciones transnacionales que se dividen el planeta como un gran mercado.
La redes del sistema capitalista globalizado, cuyas filiales y casas matrices pueden estar en Europa, Asia, o en cualquier continente, tienen su terminal en Wall Street o en el Complejo militar-industrial de EEUU, controlado por el lobby judío desde Washington y Nueva York.
El que quiera comprobarlo, no tiene nada más que investigar la composición accionaria, los niveles gerenciales, y los vasos comunicantes empresariales de los bancos, financieras, empresas, medios de comunicación (los famosos "monopolios", que hegemonizan la actividad económico-productiva de la mayoría de los países del mundo.
Y como sucedió siempre en el sistema capitalista, el que controla el sistema económico de un país (la infraestructura), también controla al gobierno y a sus herramientas administrativas (la superestructura).
El lobby no solamente está en la Casa Blanca sino que abarca todos los niveles de las operaciones del capitalismo trasnacional, cuyo diseño estratégico está en la cabeza de los grandes charmans y ejecutivos de bancos y consorcios multinacionales que se sientan en el Consenso de Washington y se reparten el planeta como si fuera un pastel.
Cuando hablamos del lobby judío, no hablamos de religión sino del sistema capitalista, cuya existencia y modus operandi de explotación del hombre por el hombre esconden los medios de información, comunicación y cultura, en manos del lobby judío, cuya existencia se puede verificar en cada país solo con investigar los paquetes accionarios y los niveles gerenciales de las empresas que monopolizan el sistema económico-productivo.
http://www.taringa.net/posts/info/21498 ... gocio.html
¡¡Saquen sus propias conclusiones!!