¡Ay, Dios mío! Se armó un bronca tremenda en Puntarenas, mae. El OIJ metió unas macanas que ni en pintura, desarticulando una banda dedicada al narcotráfico que andaba operando en la zona de Aranjuez, Barranca y Esparza. Parece sacado de novela, pero así es la vaina, mi pana.
Según las investigaciones, estos tipos estaban usando los manglares de la costa para esconder sus lanchas repletas de cosas turbias. Imagínate, ahí tranquilamente, camufladas entre las raíces, esperando el momento oportuno para salir a navegar… ¡Qué ingenio el malo! Este operativo, bautizado cariñosamente como “Caso Mangle” por los judiciales, salió a la luz esta madrugada con 10 allanamientos simultáneos, ¡una movida bien planeada!
Y no cualquier banda cualquiera, porque lograron capturar a 10 sujetos, incluyendo al cabecilla. Lo agarraron relax, comiendo en un restaurantito en la ruta 1, cerquita del cruce de Aranjuez. ¡Se le acabó la papaya! El tipo pensará que era Don Homero Simpson, tranquilo comiéndose su hamburguesa, sin saber que la poli lo estaba mirando fijamente. El jefe regional del OIJ, Pablo Calvo, comentó que “tiene que ver con alguna situación que se ve en ese tipo de lugar (manglar), porque esta organización escondía embarcaciones en esas zonas”. Que te den, viejito, si te descubren en medio del brete, así es.
Pero esto no empezó ayer, ¡para nada! Las autoridades llevaban siguiéndolos el rastro desde principios del año pasado, específicamente gracias a dos casos que levantaron sospechas. Primero, coordinaron una entrega de siete kilos de cocaína a un vándalo que ya tiene sentencia, y segundo, encontraron una lancha llena hasta arriba de mercancía ilícita cerca de esos mismos manglares. Ya se sabe, los peces gordos siempre tienen sus pececillos trabajando para ellos, ¿verdad?
Calvo explicó que “es una estructura nueva, mediante información confidencial y el proceso de investigación de otra causa se nos generaron insumos importantes y elementos de prueba para iniciar este caso que hoy estamos culminando”. Eso quiere decir, que trabajaron duro, buscando pistas y juntando piezas del rompecabezas. Y vaya que dieron en el clavo, porque ahora tenemos una banda menos sembrando el miedo y la violencia en nuestras costas.
Hasta el momento, el OIJ decomisó dos armas calibre 9 milímetros y un revólver. Imagínate la potencia de fuego que tenían estos señores... ¡Más vale que no hicieron daño a nadie! Todavía están revisando las casas donde allanaron, buscando más pruebas que ayuden a esclarecer el caso. Los agentes no descansan, quieren llegar hasta el fondo de esta vaina y destapar toda la red de complicidades que puedan existir.
Ahora, claro, muchos se preguntarán: ¿Cómo pudieron operar tanto tiempo utilizando los manglares como refugio? Es evidente que conocían muy bien la zona y aprovecharon la dificultad del terreno para pasar desapercibidos. Pero bueno, dicen que ninguna estafa es eterna, y parece que esta llegó a su fin. Y hablando de finales, ¿creen ustedes que el gobierno debería invertir más recursos en patrullaje costero para evitar que estas situaciones se repitan? ¿O deberían enfocarse en atacar las causas profundas que llevan a la gente a involucrarse en este tipo de actividades ilegales?
En fin, este caso nos recuerda una vez más que la lucha contra el narcotráfico es constante y requiere de esfuerzos coordinados por parte de todas las instituciones del Estado. Además, también nos hace reflexionar sobre la importancia de proteger nuestros ecosistemas, especialmente aquellos como los manglares, que además de ser refugio de biodiversidad, pueden ser utilizados para fines ilícitos. ¿Será posible que la belleza de nuestra naturaleza esté siendo utilizada para alimentar el crimen organizado? ¡Me da qué pensar!
Según las investigaciones, estos tipos estaban usando los manglares de la costa para esconder sus lanchas repletas de cosas turbias. Imagínate, ahí tranquilamente, camufladas entre las raíces, esperando el momento oportuno para salir a navegar… ¡Qué ingenio el malo! Este operativo, bautizado cariñosamente como “Caso Mangle” por los judiciales, salió a la luz esta madrugada con 10 allanamientos simultáneos, ¡una movida bien planeada!
Y no cualquier banda cualquiera, porque lograron capturar a 10 sujetos, incluyendo al cabecilla. Lo agarraron relax, comiendo en un restaurantito en la ruta 1, cerquita del cruce de Aranjuez. ¡Se le acabó la papaya! El tipo pensará que era Don Homero Simpson, tranquilo comiéndose su hamburguesa, sin saber que la poli lo estaba mirando fijamente. El jefe regional del OIJ, Pablo Calvo, comentó que “tiene que ver con alguna situación que se ve en ese tipo de lugar (manglar), porque esta organización escondía embarcaciones en esas zonas”. Que te den, viejito, si te descubren en medio del brete, así es.
Pero esto no empezó ayer, ¡para nada! Las autoridades llevaban siguiéndolos el rastro desde principios del año pasado, específicamente gracias a dos casos que levantaron sospechas. Primero, coordinaron una entrega de siete kilos de cocaína a un vándalo que ya tiene sentencia, y segundo, encontraron una lancha llena hasta arriba de mercancía ilícita cerca de esos mismos manglares. Ya se sabe, los peces gordos siempre tienen sus pececillos trabajando para ellos, ¿verdad?
Calvo explicó que “es una estructura nueva, mediante información confidencial y el proceso de investigación de otra causa se nos generaron insumos importantes y elementos de prueba para iniciar este caso que hoy estamos culminando”. Eso quiere decir, que trabajaron duro, buscando pistas y juntando piezas del rompecabezas. Y vaya que dieron en el clavo, porque ahora tenemos una banda menos sembrando el miedo y la violencia en nuestras costas.
Hasta el momento, el OIJ decomisó dos armas calibre 9 milímetros y un revólver. Imagínate la potencia de fuego que tenían estos señores... ¡Más vale que no hicieron daño a nadie! Todavía están revisando las casas donde allanaron, buscando más pruebas que ayuden a esclarecer el caso. Los agentes no descansan, quieren llegar hasta el fondo de esta vaina y destapar toda la red de complicidades que puedan existir.
Ahora, claro, muchos se preguntarán: ¿Cómo pudieron operar tanto tiempo utilizando los manglares como refugio? Es evidente que conocían muy bien la zona y aprovecharon la dificultad del terreno para pasar desapercibidos. Pero bueno, dicen que ninguna estafa es eterna, y parece que esta llegó a su fin. Y hablando de finales, ¿creen ustedes que el gobierno debería invertir más recursos en patrullaje costero para evitar que estas situaciones se repitan? ¿O deberían enfocarse en atacar las causas profundas que llevan a la gente a involucrarse en este tipo de actividades ilegales?
En fin, este caso nos recuerda una vez más que la lucha contra el narcotráfico es constante y requiere de esfuerzos coordinados por parte de todas las instituciones del Estado. Además, también nos hace reflexionar sobre la importancia de proteger nuestros ecosistemas, especialmente aquellos como los manglares, que además de ser refugio de biodiversidad, pueden ser utilizados para fines ilícitos. ¿Será posible que la belleza de nuestra naturaleza esté siendo utilizada para alimentar el crimen organizado? ¡Me da qué pensar!
