¡Ay, Dios mío! Quién lo diría, parece que el 'Caso Traición' todavía le queda sabor a desencanto. Justo cuando pensábamos que habíamos metido hasta el cuello en este lío del Cártel del Caribe Sur, resulta que doce cabecitas huecas siguen sueltas, dando vueltas por ahí como si nada. El OIJ, con toda la calma del mundo, acaba de lanzar una alerta nacional pidiendo a la gente que les eche un ojo, porque estos señores no son precisamente juguetones.
Después del operativo 'Traición', que causó revuelo, rompimientos y todo lo demás, creíamos que habíamos sacado a todos los peces gordos de esta vaina. Pero no, parece que algunos se escabulleron como ratas. Vladimir Muñoz, el subdirector a.i. del OIJ, salió a decir que esto es “prioritario”, vaya, que no es jaco ni broma. Estos tipos, según él, son “piezas clave” –¡qué carga!, sí, piezas clave para seguir vendiendo droga y haciendo desmadre por el Caribe.
Según lo que se comenta en los pasillos judiciales, no estamos hablando de simples secuaces, no señor. Estos doce son los que realmente saben cómo funciona el negocio, los que manejan la plata, los que dan las órdenes. Son los cerebros detrás de todo este quilombo. Por eso, el OIJ está pegándole duro a su captura, porque saben que mientras estén sueltos, el cártel seguirá vivo y coleando, amenazando nuestra tranquilidad.
Ahora, la gran pregunta es: ¿por qué no los agarraron desde el principio? Claro, se dice que el caso fue complejo, que hubo infiltrados, que la información tardó en llegar... Ya sabemos nosotros cómo va la cosa. Pero ahora toca limpiar el desastre, y para eso necesitan nuestra ayuda. El OIJ quiere que nos pongamos las pilas y estemos atentos a cualquier movimiento sospechoso. Dicen que incluso una pista pequeña puede hacer la diferencia, así que, porfa, si ven algo raro, llámenles.
Y hablando de llamar, tienen una línea confidencial, 808-645 (también te atienden gratis por el 800-8000-645). Lo bueno es que prometen que van a guardar nuestro nombre en secreto, así que no tenemos que preocuparnos por represalias. Total, si alguien sabe algo, seguro que lo sabe, pero claro, el miedo a meterse en problemas es normal. ¡Pero piénsalo, mae! Estamos hablando de la seguridad de todos nosotros.
Esto pinta feo, ¿verdad? Porque vamos, que el Cártel del Caribe Sur ha causado bastante daño ya. Entre robos, peleas, violencia y todo lo que conlleva el narcotráfico, la gente está harta. Necesitamos recuperar la paz y la tranquilidad, y para eso es fundamental que agarren a estos maleantes. El OIJ insiste en que su captura no solo significa ponerlos tras las rejas, sino también desmantelar por completo la estructura del cártel, cortarle la cabeza a la serpiente, como dicen por ahí.
Se supone que están trabajando duro para dar con ellos, revisando movimientos, analizando datos, echándole ojo a todo el mundo. Dicen que hay informantes, que hay pistas sólidas, pero bueno, ya saben cómo andan las cosas… Esperemos que esta vez sí logren atraparlos, porque la paciencia de la gente se está agotando. Ver que el crimen organizado sigue campante, a pesar de todos los esfuerzos de la policía, no es precisamente alentador.
Así que, dime tú, compañero: ¿crees que la ciudadanía realmente se atreverá a colaborar con el OIJ y denunciar a estos fugitivos, arriesgándose a posibles amenazas? ¿O el miedo terminará siendo más grande que el deseo de ver a nuestros barrios seguros?
Después del operativo 'Traición', que causó revuelo, rompimientos y todo lo demás, creíamos que habíamos sacado a todos los peces gordos de esta vaina. Pero no, parece que algunos se escabulleron como ratas. Vladimir Muñoz, el subdirector a.i. del OIJ, salió a decir que esto es “prioritario”, vaya, que no es jaco ni broma. Estos tipos, según él, son “piezas clave” –¡qué carga!, sí, piezas clave para seguir vendiendo droga y haciendo desmadre por el Caribe.
Según lo que se comenta en los pasillos judiciales, no estamos hablando de simples secuaces, no señor. Estos doce son los que realmente saben cómo funciona el negocio, los que manejan la plata, los que dan las órdenes. Son los cerebros detrás de todo este quilombo. Por eso, el OIJ está pegándole duro a su captura, porque saben que mientras estén sueltos, el cártel seguirá vivo y coleando, amenazando nuestra tranquilidad.
Ahora, la gran pregunta es: ¿por qué no los agarraron desde el principio? Claro, se dice que el caso fue complejo, que hubo infiltrados, que la información tardó en llegar... Ya sabemos nosotros cómo va la cosa. Pero ahora toca limpiar el desastre, y para eso necesitan nuestra ayuda. El OIJ quiere que nos pongamos las pilas y estemos atentos a cualquier movimiento sospechoso. Dicen que incluso una pista pequeña puede hacer la diferencia, así que, porfa, si ven algo raro, llámenles.
Y hablando de llamar, tienen una línea confidencial, 808-645 (también te atienden gratis por el 800-8000-645). Lo bueno es que prometen que van a guardar nuestro nombre en secreto, así que no tenemos que preocuparnos por represalias. Total, si alguien sabe algo, seguro que lo sabe, pero claro, el miedo a meterse en problemas es normal. ¡Pero piénsalo, mae! Estamos hablando de la seguridad de todos nosotros.
Esto pinta feo, ¿verdad? Porque vamos, que el Cártel del Caribe Sur ha causado bastante daño ya. Entre robos, peleas, violencia y todo lo que conlleva el narcotráfico, la gente está harta. Necesitamos recuperar la paz y la tranquilidad, y para eso es fundamental que agarren a estos maleantes. El OIJ insiste en que su captura no solo significa ponerlos tras las rejas, sino también desmantelar por completo la estructura del cártel, cortarle la cabeza a la serpiente, como dicen por ahí.
Se supone que están trabajando duro para dar con ellos, revisando movimientos, analizando datos, echándole ojo a todo el mundo. Dicen que hay informantes, que hay pistas sólidas, pero bueno, ya saben cómo andan las cosas… Esperemos que esta vez sí logren atraparlos, porque la paciencia de la gente se está agotando. Ver que el crimen organizado sigue campante, a pesar de todos los esfuerzos de la policía, no es precisamente alentador.
Así que, dime tú, compañero: ¿crees que la ciudadanía realmente se atreverá a colaborar con el OIJ y denunciar a estos fugitivos, arriesgándose a posibles amenazas? ¿O el miedo terminará siendo más grande que el deseo de ver a nuestros barrios seguros?
