¡Ay, Dios mío, qué vaina! La cosa está que arde en el Patronato Nacional de la Infancia (PANI). Resulta que abrieron una investigación a Robert Junior, el mismo que le hace promoción al Presidente Chaves y quiere ser diputado por Cartago, todo por un video antiguo, pero eso sí, que ha resucitado como si fuera fe muerto. Esto viene en medio del tremendo brete que vive Álvaro Ramos, ex contendiente presidencial, otro lío familiar que está dando de qué hablar.
Todo empezó porque varias denuncias llegaron a las redes del PANI sobre ese video de 2022. En él, la hijita de Robert Junior, sin querer queriendo, salió con unas frases fuertes a favor del Presidente. Pues resulta que algunos se pusieron de pelos y dijeron que era explotación infantil, así que el PANI tuvo que meterle mano y abrir una investigación preliminar. Ya saben cómo funciona esto, todo se va a la oficina local para ver qué onda.
Y ni hablar de lo que dijo la nena en ese video, ¡diay! Dijo que su papá no entendía por qué tanta bronca por tener un presidente de verdad y lanzó la clásica: '¿Me van a decir que estaban a gusto con los que hacían chorizo?', ¡pura verdades! Después, salió con un 'Señor presidente, por favor siga barriendo la casa' y terminó con un grito de 'Que viva Costa Rica y que jalen los corruptos'. Suena a pura candela juvenil, pero el PANI no se quedó callado.
Pero esperen, que esto no es todo. Este caso llegó justo después del escándalo con Álvaro Ramos. Recordemos que el PANI ya estaba investigándolo por un video reciente donde su hija, de tan solo ocho años, se aventó unos comentarios bastante duros calificando al Presidente Chaves de 'dictador'. ¡Un machete! La niña, en medio de una actividad privada en Escazú, soltó un discurso de campaña libertaria que dejó a todos boquiabiertos.
Ramos, obviamente, se defendió diciendo que no tenía nada que ver con esas declaraciones de su hija. Pero el daño ya estaba hecho. El Presidente Chaves, rápido como un rayo, confirmó que el PANI ya había entrevistado a Ramos por video, sumándole aún más presión. Parece que este tema no se va a ir así nomás, y más con las elecciones acercándose. ¡Qué sal!
Lo que realmente me preocupa es hasta dónde estamos dispuestos a llegar para politizar a los niños. Obviamente, los padres tienen la responsabilidad de cuidar lo que dicen sus hijos en público, pero también creo que hay que evitar usar a los menores como peones en batallas políticas. Se ve que tanto Robert Junior como Álvaro Ramos metieron la pata hasta el fondo, y ahora están pagando las consecuencias.
Es curioso cómo estos casos han puesto encima de la mesa el papel del PANI en temas de libertad de expresión y protección de la infancia. Algunos argumentan que el PANI debería intervenir siempre que un niño exprese opiniones políticas controversiales, mientras que otros sostienen que esto atenta contra su derecho a opinar libremente. ¡Qué debate! Claro, pero hay que recordar que los niños no siempre entienden la complejidad de los temas políticos, y pueden ser fácilmente manipulados. Tenemos que ser cuidadosos.
Con todo este circo mediático, me pregunto: ¿Estamos viendo una campaña deliberada para desacreditar a la oposición, o simplemente dos padres que cometieron un error grave? Y lo más importante, ¿cómo podemos proteger a nuestros niños de ser arrastrados a la arena política? ¡Díganme sus opiniones, compas! Porque esto parece que apenas está comenzando, y qué torta de situaciones nos esperan.
Todo empezó porque varias denuncias llegaron a las redes del PANI sobre ese video de 2022. En él, la hijita de Robert Junior, sin querer queriendo, salió con unas frases fuertes a favor del Presidente. Pues resulta que algunos se pusieron de pelos y dijeron que era explotación infantil, así que el PANI tuvo que meterle mano y abrir una investigación preliminar. Ya saben cómo funciona esto, todo se va a la oficina local para ver qué onda.
Y ni hablar de lo que dijo la nena en ese video, ¡diay! Dijo que su papá no entendía por qué tanta bronca por tener un presidente de verdad y lanzó la clásica: '¿Me van a decir que estaban a gusto con los que hacían chorizo?', ¡pura verdades! Después, salió con un 'Señor presidente, por favor siga barriendo la casa' y terminó con un grito de 'Que viva Costa Rica y que jalen los corruptos'. Suena a pura candela juvenil, pero el PANI no se quedó callado.
Pero esperen, que esto no es todo. Este caso llegó justo después del escándalo con Álvaro Ramos. Recordemos que el PANI ya estaba investigándolo por un video reciente donde su hija, de tan solo ocho años, se aventó unos comentarios bastante duros calificando al Presidente Chaves de 'dictador'. ¡Un machete! La niña, en medio de una actividad privada en Escazú, soltó un discurso de campaña libertaria que dejó a todos boquiabiertos.
Ramos, obviamente, se defendió diciendo que no tenía nada que ver con esas declaraciones de su hija. Pero el daño ya estaba hecho. El Presidente Chaves, rápido como un rayo, confirmó que el PANI ya había entrevistado a Ramos por video, sumándole aún más presión. Parece que este tema no se va a ir así nomás, y más con las elecciones acercándose. ¡Qué sal!
Lo que realmente me preocupa es hasta dónde estamos dispuestos a llegar para politizar a los niños. Obviamente, los padres tienen la responsabilidad de cuidar lo que dicen sus hijos en público, pero también creo que hay que evitar usar a los menores como peones en batallas políticas. Se ve que tanto Robert Junior como Álvaro Ramos metieron la pata hasta el fondo, y ahora están pagando las consecuencias.
Es curioso cómo estos casos han puesto encima de la mesa el papel del PANI en temas de libertad de expresión y protección de la infancia. Algunos argumentan que el PANI debería intervenir siempre que un niño exprese opiniones políticas controversiales, mientras que otros sostienen que esto atenta contra su derecho a opinar libremente. ¡Qué debate! Claro, pero hay que recordar que los niños no siempre entienden la complejidad de los temas políticos, y pueden ser fácilmente manipulados. Tenemos que ser cuidadosos.
Con todo este circo mediático, me pregunto: ¿Estamos viendo una campaña deliberada para desacreditar a la oposición, o simplemente dos padres que cometieron un error grave? Y lo más importante, ¿cómo podemos proteger a nuestros niños de ser arrastrados a la arena política? ¡Díganme sus opiniones, compas! Porque esto parece que apenas está comenzando, y qué torta de situaciones nos esperan.