¡Ay, Dios mío! Parece que el Partido Liberal Progresista (PLP) está pasando por un momento más turbio que el río Caño Negro en época de lluvia. Otro golpe certero, este vez con la renuncia del regidor José Manuel Jiménez Gómez, quien mandó pa’l lote su afiliación, dejando caer la bomba sobre la dirigencia y sacudiendo a la militancia hasta la médula.
El señor Jiménez, conocido por su trabajo duro en la municipalidad de San José, soltó la sopa en una carta contundente, donde no escatimó en críticas hacia la falta de diálogo y el poco apoyo que ha recibido desde dentro del partido. Según él, la cosa estaba tan fea que ya ni le invitaban a tomar café, ¡y eso que el café es sagrado en Costa Rica!
"La indiferencia hacia los representantes municipales que llegamos respaldados por el pueblo... qué descaro", exclamó el regidor en su misiva, que corrió como pólvora por WhatsApp. Agregó que la falta de una estructura que funcione para escuchar a la gente de abajo, para rendir cuentas y ser transparentes, lo dejó sin opciones más que decir adiós a la agrupación. Esto, chongos, viene a demostrar que las cosas adentro no andan bien, eh.
Pero ojo, porque el señor Jiménez no anda buscando excusas ni jugando a ser mártir. Asegura que su compromiso con el servicio público no depende de un partido político. "Mi trabajo va más allá de colores y banderines; mi brújula apunta siempre hacia el bienestar de los josefinos", recalcó, prometiendo seguir dando batalla por el progreso de la capital con uñas y dientes, aunque ahora como independiente. ¡Eso es maé con convicciones!
Y no se crean que esto es nuevo. La partida de Jiménez Gómez es la punta del iceberg. Hace unas semanas, casi medio centenar de personas –regidores, síndicos, concejales, lideres– dijeron “chao pescao” al PLP, evidenciando una crisis profunda en la organización. Se habla de divisiones internas, de egos chocando y de decisiones que no toman en cuenta las voces de la base. ¡Qué brete se les cayó encima!
Algunos analistas políticos sugieren que el PLP está pagando caro por apostar más a intereses personales que a proyectos de país. Otros señalan que la falta de renovación en la dirigencia y la resistencia al cambio están ahogando al partido. Lo cierto es que, si no hacen un mea culpa rápido y empiezan a escuchar a la gente, podrían irse al traste en las próximas elecciones. La vara está alta, compas.
Por supuesto, la salida de Jiménez Gómez también abre paso a nuevas oportunidades. Se rumorea que el ex regidor podría estar considerando ofertas de otros partidos políticos, buscando un espacio donde sus ideas sean valoradas y su experiencia pueda contribuir al desarrollo del país. Podría unirse a alguna causa más fresca, ¿quién sabe? Pero lo que sí es seguro es que no estará tranquilo mientras vea problemas en su comunidad.
La situación del PLP nos plantea una reflexión importante sobre la importancia de la participación ciudadana y la necesidad de fortalecer los mecanismos de control y rendición de cuentas en la política. ¿Creen ustedes que el PLP puede remontar esta crisis o estamos viendo el principio del fin de esta agrupación? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan sobre este tinglado!
El señor Jiménez, conocido por su trabajo duro en la municipalidad de San José, soltó la sopa en una carta contundente, donde no escatimó en críticas hacia la falta de diálogo y el poco apoyo que ha recibido desde dentro del partido. Según él, la cosa estaba tan fea que ya ni le invitaban a tomar café, ¡y eso que el café es sagrado en Costa Rica!
"La indiferencia hacia los representantes municipales que llegamos respaldados por el pueblo... qué descaro", exclamó el regidor en su misiva, que corrió como pólvora por WhatsApp. Agregó que la falta de una estructura que funcione para escuchar a la gente de abajo, para rendir cuentas y ser transparentes, lo dejó sin opciones más que decir adiós a la agrupación. Esto, chongos, viene a demostrar que las cosas adentro no andan bien, eh.
Pero ojo, porque el señor Jiménez no anda buscando excusas ni jugando a ser mártir. Asegura que su compromiso con el servicio público no depende de un partido político. "Mi trabajo va más allá de colores y banderines; mi brújula apunta siempre hacia el bienestar de los josefinos", recalcó, prometiendo seguir dando batalla por el progreso de la capital con uñas y dientes, aunque ahora como independiente. ¡Eso es maé con convicciones!
Y no se crean que esto es nuevo. La partida de Jiménez Gómez es la punta del iceberg. Hace unas semanas, casi medio centenar de personas –regidores, síndicos, concejales, lideres– dijeron “chao pescao” al PLP, evidenciando una crisis profunda en la organización. Se habla de divisiones internas, de egos chocando y de decisiones que no toman en cuenta las voces de la base. ¡Qué brete se les cayó encima!
Algunos analistas políticos sugieren que el PLP está pagando caro por apostar más a intereses personales que a proyectos de país. Otros señalan que la falta de renovación en la dirigencia y la resistencia al cambio están ahogando al partido. Lo cierto es que, si no hacen un mea culpa rápido y empiezan a escuchar a la gente, podrían irse al traste en las próximas elecciones. La vara está alta, compas.
Por supuesto, la salida de Jiménez Gómez también abre paso a nuevas oportunidades. Se rumorea que el ex regidor podría estar considerando ofertas de otros partidos políticos, buscando un espacio donde sus ideas sean valoradas y su experiencia pueda contribuir al desarrollo del país. Podría unirse a alguna causa más fresca, ¿quién sabe? Pero lo que sí es seguro es que no estará tranquilo mientras vea problemas en su comunidad.
La situación del PLP nos plantea una reflexión importante sobre la importancia de la participación ciudadana y la necesidad de fortalecer los mecanismos de control y rendición de cuentas en la política. ¿Creen ustedes que el PLP puede remontar esta crisis o estamos viendo el principio del fin de esta agrupación? ¡Déjenme sus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensan sobre este tinglado!