¡Quiiiiiiita! Después de tanto tiempo esperando, parece que por fin la cosa va caminando. El Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), junto con el gobierno, conectaron el agua potable al proyecto habitacional La Esperanza en Naranjo. Esto significa que las 120 familias que llevaban meses soñando con tener agua en sus casas, ahora pueden frotarse las manos y disfrutar de este servicio básico. Menos mal que se animaron a darle solución, porque la situación estaba tensa, diay.
Como saben, la historia de La Esperanza ha sido una espina clavada en el corazón de muchos. Desde hace ratitos, estas familias han tenido que batallar para conseguir agua, llevando baldes, comprando cisterna... Un verdadero brete, poderío. La municipalidad de Naranjo había hecho algunas gestiones, pero pareciera que chocaban contra una pared. Ahora, gracias al AyA, se abrió la puerta a una vida más tranquila y digna para estos vecinos.
La decisión del AyA no fue tomada a la ligera, chiqui. Según el comunicado oficial, primero hicieron un estudio técnico a conciencia para asegurarse de que conectar La Esperanza al sistema de agua no afectaría el suministro a los más de 12 mil habitantes del casco central de Naranjo. Imagínense el lío si sacaban agua de donde ya andan justos. El AyA asegura que tienen suficiente agua, así que todo bien, aunque siempre hay que estar pendiente, pues nunca sobra cuidar el recurso.
Además, revisaron toda la documentación que la municipalidad les había pasado, y ahí vieron que todo cuadraba. No querían meter la pata ni irse al traste con esto, porque ya sabemos cómo se pone la gente cuando se trata de agua. Revisaron hasta las migajas, quieren evitar cualquier bronca futura y garantizar que el suministro sea sostenible a largo plazo. ¡Eso es trabajar con responsabilidad!
Y claro, después de todas esas verificaciones, ayer sábado procedieron a perforar la tubería y hacer la conexión. ¡Un trabajo rápido y eficiente, chapeu! Ya quedó listo para abastecer a las 120 familias. Se dice que Lourdes Sáurez, la presidenta del AyA, estaba presente supervisando la operación, asegurándose de que todo fuera perfecto. Quién lo diría, después de tanta espera, ¡agua corriente en La Esperanza!
Pero la presidenta Sáurez también aprovechó la ocasión para mandar un mensaje contundente. Dijo textualmente: “No podemos permitir que el agua se utilice como un cheque de cambio”. Ese mae hablando claro, directo al grano. Remarcó que el AyA actuará con firmeza para garantizar que el agua sea un derecho fundamental para todos los costarricenses, y que nadie pueda negar ese derecho. También le recordó a la municipalidad que tengan cuidado y tomen medidas para asegurar el suministro de agua en los próximos años. Eso sí que es echarle ganas, poderío.
“Ningún operador, teniendo el recurso, lo niegue”, enfatizó Sáurez. ¡Menos que menos! Que cada quien haga su parte para cuidar el agua y evitar desperdicios. Porque al final, el agua es vida, y debemos protegerla como oro en paño. Con esta acción, el AyA no solo solucionó un problema inmediato, sino que también reafirmó su compromiso con el bienestar de todos los costarricenses. Ahora, La Esperanza deja de ser un sueño y pasa a convertirse en realidad, y eso es simplemente qué chiva.
En fin, parece que la cosa está echándose a andar bien. Pero me pregunto, ¿cree usted que el AyA debería implementar programas de educación sobre el uso responsable del agua en comunidades como La Esperanza, para asegurar que este nuevo beneficio dure para siempre y no terminemos otra vez con la misma problemática? Déjeme saber su opinión en los comentarios, ¡quiero leer qué piensa mi gente!”,
Como saben, la historia de La Esperanza ha sido una espina clavada en el corazón de muchos. Desde hace ratitos, estas familias han tenido que batallar para conseguir agua, llevando baldes, comprando cisterna... Un verdadero brete, poderío. La municipalidad de Naranjo había hecho algunas gestiones, pero pareciera que chocaban contra una pared. Ahora, gracias al AyA, se abrió la puerta a una vida más tranquila y digna para estos vecinos.
La decisión del AyA no fue tomada a la ligera, chiqui. Según el comunicado oficial, primero hicieron un estudio técnico a conciencia para asegurarse de que conectar La Esperanza al sistema de agua no afectaría el suministro a los más de 12 mil habitantes del casco central de Naranjo. Imagínense el lío si sacaban agua de donde ya andan justos. El AyA asegura que tienen suficiente agua, así que todo bien, aunque siempre hay que estar pendiente, pues nunca sobra cuidar el recurso.
Además, revisaron toda la documentación que la municipalidad les había pasado, y ahí vieron que todo cuadraba. No querían meter la pata ni irse al traste con esto, porque ya sabemos cómo se pone la gente cuando se trata de agua. Revisaron hasta las migajas, quieren evitar cualquier bronca futura y garantizar que el suministro sea sostenible a largo plazo. ¡Eso es trabajar con responsabilidad!
Y claro, después de todas esas verificaciones, ayer sábado procedieron a perforar la tubería y hacer la conexión. ¡Un trabajo rápido y eficiente, chapeu! Ya quedó listo para abastecer a las 120 familias. Se dice que Lourdes Sáurez, la presidenta del AyA, estaba presente supervisando la operación, asegurándose de que todo fuera perfecto. Quién lo diría, después de tanta espera, ¡agua corriente en La Esperanza!
Pero la presidenta Sáurez también aprovechó la ocasión para mandar un mensaje contundente. Dijo textualmente: “No podemos permitir que el agua se utilice como un cheque de cambio”. Ese mae hablando claro, directo al grano. Remarcó que el AyA actuará con firmeza para garantizar que el agua sea un derecho fundamental para todos los costarricenses, y que nadie pueda negar ese derecho. También le recordó a la municipalidad que tengan cuidado y tomen medidas para asegurar el suministro de agua en los próximos años. Eso sí que es echarle ganas, poderío.
“Ningún operador, teniendo el recurso, lo niegue”, enfatizó Sáurez. ¡Menos que menos! Que cada quien haga su parte para cuidar el agua y evitar desperdicios. Porque al final, el agua es vida, y debemos protegerla como oro en paño. Con esta acción, el AyA no solo solucionó un problema inmediato, sino que también reafirmó su compromiso con el bienestar de todos los costarricenses. Ahora, La Esperanza deja de ser un sueño y pasa a convertirse en realidad, y eso es simplemente qué chiva.
En fin, parece que la cosa está echándose a andar bien. Pero me pregunto, ¿cree usted que el AyA debería implementar programas de educación sobre el uso responsable del agua en comunidades como La Esperanza, para asegurar que este nuevo beneficio dure para siempre y no terminemos otra vez con la misma problemática? Déjeme saber su opinión en los comentarios, ¡quiero leer qué piensa mi gente!”,