En un esfuerzo por fortalecer las estrategias de control frente al narcotráfico, Costa Rica se convirtió recientemente en el punto de encuentro para representantes de siete países latinoamericanos interesados en aprender de su experiencia en la gestión de precursores químicos. Este encuentro, que tuvo lugar hace pocos días, reunió a delegados de Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Paraguay y República Dominicana en una jornada intensiva de capacitación y análisis.
La actividad se llevó a cabo en la Universidad de Costa Rica (UCR), específicamente en el Centro de Investigación en Cirugía y Cáncer (CICICA-UCR). La organización del evento estuvo a cargo del Programa de Cooperación entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea en Políticas sobre Drogas (COPOLAD III), en conjunto con la Unidad de Regencia Química de la UCR. También contó con el respaldo del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado de España (CITCO). El objetivo principal fue promover prácticas que reduzcan los riesgos asociados con el manejo de sustancias químicas esenciales en la fabricación de drogas ilícitas, salvaguardando tanto la seguridad pública como el medio ambiente.
Los precursores químicos son elementos cruciales en la producción de drogas tanto naturales como sintéticas, y su control se ha convertido en un desafío clave en la lucha contra el narcotráfico. Costa Rica, con su posición estratégica en el continente, ha desarrollado mecanismos especializados para manejar estas sustancias, garantizando su transporte, almacenamiento y disposición final de manera segura.
Durante la capacitación, los participantes visitaron instalaciones de la Proveeduría de la Escuela de Química de la UCR, donde se les presentó un modelo de almacenamiento que cumple con estrictas medidas de seguridad. Además, se les instruyó en la prevención de incidentes como incendios o explosiones y en la contención de posibles reacciones químicas peligrosas. También se incluyó una visita a una industria especializada en la recuperación de disolventes, donde se trabaja para devolver al mercado legal sustancias químicas incautadas, minimizando así su impacto ambiental.
La formación abordó temas como el uso de equipos de protección personal, métodos de transporte seguro y planes de emergencia para mitigar riesgos a la salud pública y al entorno. Este enfoque práctico fue complementado con manuales elaborados específicamente para cada uno de los países participantes, adaptados a sus realidades legales e institucionales. Estos manuales, además de ser una guía para la gestión de precursores, buscan optimizar recursos y fomentar la coordinación interinstitucional.
COPOLAD III, financiado por la Unión Europea, ha sido el motor detrás de este tipo de iniciativas, orientadas a fortalecer las políticas de drogas en América Latina y el Caribe. Según los organizadores, este esfuerzo busca no solo mejorar las capacidades técnicas de las naciones participantes, sino también impactar positivamente en las comunidades más vulnerables.
El evento concluyó con una visión alentadora: los países asistentes destacaron la utilidad de los manuales y el valor de la formación como herramientas para establecer procedimientos claros y eficaces en la gestión de estas sustancias. Este conocimiento no solo beneficiará a las instituciones que participaron, sino que también servirá como base para futuras colaboraciones regionales.
En un contexto donde el narcotráfico evoluciona constantemente, esta reunión no solo resalta la importancia del intercambio de conocimientos, sino que también posiciona a Costa Rica como un líder en la región en la lucha contra el crimen organizado.
Con acciones como esta, el país reafirma su compromiso de trabajar en conjunto con sus vecinos para enfrentar uno de los mayores retos de nuestra era.
La actividad se llevó a cabo en la Universidad de Costa Rica (UCR), específicamente en el Centro de Investigación en Cirugía y Cáncer (CICICA-UCR). La organización del evento estuvo a cargo del Programa de Cooperación entre América Latina, el Caribe y la Unión Europea en Políticas sobre Drogas (COPOLAD III), en conjunto con la Unidad de Regencia Química de la UCR. También contó con el respaldo del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado de España (CITCO). El objetivo principal fue promover prácticas que reduzcan los riesgos asociados con el manejo de sustancias químicas esenciales en la fabricación de drogas ilícitas, salvaguardando tanto la seguridad pública como el medio ambiente.
Los precursores químicos son elementos cruciales en la producción de drogas tanto naturales como sintéticas, y su control se ha convertido en un desafío clave en la lucha contra el narcotráfico. Costa Rica, con su posición estratégica en el continente, ha desarrollado mecanismos especializados para manejar estas sustancias, garantizando su transporte, almacenamiento y disposición final de manera segura.
Durante la capacitación, los participantes visitaron instalaciones de la Proveeduría de la Escuela de Química de la UCR, donde se les presentó un modelo de almacenamiento que cumple con estrictas medidas de seguridad. Además, se les instruyó en la prevención de incidentes como incendios o explosiones y en la contención de posibles reacciones químicas peligrosas. También se incluyó una visita a una industria especializada en la recuperación de disolventes, donde se trabaja para devolver al mercado legal sustancias químicas incautadas, minimizando así su impacto ambiental.
La formación abordó temas como el uso de equipos de protección personal, métodos de transporte seguro y planes de emergencia para mitigar riesgos a la salud pública y al entorno. Este enfoque práctico fue complementado con manuales elaborados específicamente para cada uno de los países participantes, adaptados a sus realidades legales e institucionales. Estos manuales, además de ser una guía para la gestión de precursores, buscan optimizar recursos y fomentar la coordinación interinstitucional.
COPOLAD III, financiado por la Unión Europea, ha sido el motor detrás de este tipo de iniciativas, orientadas a fortalecer las políticas de drogas en América Latina y el Caribe. Según los organizadores, este esfuerzo busca no solo mejorar las capacidades técnicas de las naciones participantes, sino también impactar positivamente en las comunidades más vulnerables.
El evento concluyó con una visión alentadora: los países asistentes destacaron la utilidad de los manuales y el valor de la formación como herramientas para establecer procedimientos claros y eficaces en la gestión de estas sustancias. Este conocimiento no solo beneficiará a las instituciones que participaron, sino que también servirá como base para futuras colaboraciones regionales.
En un contexto donde el narcotráfico evoluciona constantemente, esta reunión no solo resalta la importancia del intercambio de conocimientos, sino que también posiciona a Costa Rica como un líder en la región en la lucha contra el crimen organizado.
Con acciones como esta, el país reafirma su compromiso de trabajar en conjunto con sus vecinos para enfrentar uno de los mayores retos de nuestra era.