¡Ay, Dios mío, qué vaina! Resulta que este cometa, el 3I/ATLAS, que viene de afuera del sistema solar, se le metió el demonio y empezó a brillar como si fuera Navidad en pleno agosto. Los científicos andan raspándose la cabeza porque esto nunca antes había pasado. ¡Se fueron al traste todos los modelos que tenían!
Este cometa espantadísimo apareció el primero de julio del 2025 gracias a la red de telescopios ATLAS allá en Chile. Desde entonces, ha estado haciendo cosas raras, pero este aumento de brillo, diay, eso sí que nadie se lo esperaba. Fue como un ‘bam’ de repente, una explosión de luz que dejó a los astrónomos con la boca abierta.
Según los datos de los satélites STEREO-A, SOHO y GOES-19, el cometa brilló con una fuerza 7,5 veces mayor a lo normal cuando estaba cerca del Sol. ¡Imagínate la torta! Normalmente, estos cometas se iluminan porque el hielo se derrite y se convierte en gas, pero este mae, parece que tiene otro secreto guardado. Un brete, vamos.
Y ahí no acaba la cosa, chunche. El color también anda raro. En vez de ser amarillo como casi todos los cometas, este tiene un tono azul intensísimo. Dicen que puede ser por gases como amoniaco o cianógeno, pero aún así, es bastante particular. Lo han estado estudiando con el Telescopio James Webb y encontraron que sigue soltando dióxido de carbono, aunque ya no se vea vapor de agua. ¡Qué barbaridad!
Ahora, los investigadores del Instituto Real Belga de Aeronomía Espacial creen que este cometa ha estado dando vueltas por la galaxia por muchísimos años, recibiendo rayos cósmicos que le cambiaron la pinta. ¡Qué nivel de antigüedad puede tener el viejito! Eso explicaría por qué sus materiales son tan diferentes a los de los cometas que tenemos por acá, dentro del sistema solar.
Pero espera que todavía hay más. Se mueve a más de 210 mil kilómetros por hora, ¡y casi recto! Eso confirma que vino de lejos, de entre las estrellas. Algunos astrónomos se atreven a decir que podría ser uno de los objetos más viejos que hemos visto, hecho antes mismo de que naciera nuestro Sol. ¡Se imaginan la vara que es eso?
Luego, justo cuando pensábamos que ya habíamos escuchado todo, la sonda JUICE, que va camino a Júpiter, capturó unas fotos cuando ambos estaban a unos 64 millones de kilómetros. Pero ojo, los datos de esas fotos no llegan hasta febrero del 2026. Imagínate la paciencia que tienen esos científicos. Por mientras, seguimos viendo este enigma cósmico a través de telescopios terrestres.
Definitivamente, este cometa 3I/ATLAS es un misterio increíble, una oportunidad única para aprender cómo se crean y cambian los astros en otras partes del universo. Aunque nos tenga sacando canas verdes con tantos cambios inesperados, ¿crees que este descubrimiento nos obligará a replantearnos todo lo que creíamos saber sobre los cometas y el origen del sistema solar, o será solo un par de glitches cósmicos más?
Este cometa espantadísimo apareció el primero de julio del 2025 gracias a la red de telescopios ATLAS allá en Chile. Desde entonces, ha estado haciendo cosas raras, pero este aumento de brillo, diay, eso sí que nadie se lo esperaba. Fue como un ‘bam’ de repente, una explosión de luz que dejó a los astrónomos con la boca abierta.
Según los datos de los satélites STEREO-A, SOHO y GOES-19, el cometa brilló con una fuerza 7,5 veces mayor a lo normal cuando estaba cerca del Sol. ¡Imagínate la torta! Normalmente, estos cometas se iluminan porque el hielo se derrite y se convierte en gas, pero este mae, parece que tiene otro secreto guardado. Un brete, vamos.
Y ahí no acaba la cosa, chunche. El color también anda raro. En vez de ser amarillo como casi todos los cometas, este tiene un tono azul intensísimo. Dicen que puede ser por gases como amoniaco o cianógeno, pero aún así, es bastante particular. Lo han estado estudiando con el Telescopio James Webb y encontraron que sigue soltando dióxido de carbono, aunque ya no se vea vapor de agua. ¡Qué barbaridad!
Ahora, los investigadores del Instituto Real Belga de Aeronomía Espacial creen que este cometa ha estado dando vueltas por la galaxia por muchísimos años, recibiendo rayos cósmicos que le cambiaron la pinta. ¡Qué nivel de antigüedad puede tener el viejito! Eso explicaría por qué sus materiales son tan diferentes a los de los cometas que tenemos por acá, dentro del sistema solar.
Pero espera que todavía hay más. Se mueve a más de 210 mil kilómetros por hora, ¡y casi recto! Eso confirma que vino de lejos, de entre las estrellas. Algunos astrónomos se atreven a decir que podría ser uno de los objetos más viejos que hemos visto, hecho antes mismo de que naciera nuestro Sol. ¡Se imaginan la vara que es eso?
Luego, justo cuando pensábamos que ya habíamos escuchado todo, la sonda JUICE, que va camino a Júpiter, capturó unas fotos cuando ambos estaban a unos 64 millones de kilómetros. Pero ojo, los datos de esas fotos no llegan hasta febrero del 2026. Imagínate la paciencia que tienen esos científicos. Por mientras, seguimos viendo este enigma cósmico a través de telescopios terrestres.
Definitivamente, este cometa 3I/ATLAS es un misterio increíble, una oportunidad única para aprender cómo se crean y cambian los astros en otras partes del universo. Aunque nos tenga sacando canas verdes con tantos cambios inesperados, ¿crees que este descubrimiento nos obligará a replantearnos todo lo que creíamos saber sobre los cometas y el origen del sistema solar, o será solo un par de glitches cósmicos más?