¡Imagínate la sorpresa, compañeros! Después de unos meses que parecían sacados de una película de terror económico, la balanza comercial finalmente le dio un respiro a Costa Rica. Según el Banco Central, el déficit comercial en el tercer trimestre se redujo significativamente, dejando una brecha de $1.951,9 millones. Eso sí, hay que ponerlo en perspectiva, representa apenas el 1,9% del PIB, una cifra mucho más manejable que el 3,0% que vimos el año pasado. ¡Un alivio digno de un café frío en un día lluvioso!
Para entender esto bien, vamos por partes. Durante años, hemos tenido problemas con importar más de lo que exportamos, generando presiones sobre el tipo de cambio y afectando a los bolsillos de todos. Esta diferencia entre lo que compramos y vendemos se llama 'déficit comercial', y cuando es grande, nos pone en aprietos. Pero parece que el panorama ha cambiado un poquito, gracias principalmente al buen desempeño de unas áreas específicas.
Lo que realmente impulsó esta mejora, según el BCCR, fueron las ventas externas del llamado ‘régimen especial’. Este es donde entran productos con condiciones especiales, como los implementos médicos, que han volado en popularidad a nivel mundial. Esto, sumado a un mayor dinamismo general en las exportaciones – que pasaron de un crecimiento del 13,4% a junio a un impresionante 19,5% en el tercer trimestre – nos da una luz de esperanza en medio de tanta incertidumbre global. ¡Se nota que estamos produciendo cosas que le interesan al mundo!
Si miramos los tipos de productos, la cosa se pone interesante. En el régimen especial, ya dijimos que los implementos médicos siguen siendo estrellas. Pero en el régimen definitivo, donde se venden los productos tradicionales como café, azúcar y papeles, también hubo buenas noticias. Estas exportaciones subieron 6,5%, mostrando que todavía tenemos potencial para competir en el mercado internacional. Lo único que preocupó un poco fue la caída del 9,9% en productos agrícolas como banano, piña y flores... ahí sí toca darle vueltas a qué está pasando.
Y ni hablar de hacia dónde estamos vendiendo estas cosas. Parece que nuestros compas en Norteamérica, Asia y Europa están bastante contentos con lo que les ofrecemos. Las ventas a esos mercados se dispararon, con un incremento notable en implementos médicos. ¡Esto demuestra que estamos diversificando nuestros destinos comerciales y no dependiendo tanto de un solo lugar! Claro, las importaciones también subieron, un 7,5% en general, aunque si quitamos la factura petrolera – que bajó considerablemente, gracias a Dios – el aumento fue de un 10,3%.
Ahora, hablemos de la gasolina. Como muchos sabemos, el precio de los combustibles siempre nos da dolores de cabeza. Pero en este caso, la factura petrolera se contrajo un 16,3% interanualmente. Esto se debió a dos factores clave: consumimos menos barriles (diésel y fuel oil) y el precio promedio de la mezcla de hidrocarburos también bajó. Entonces, aunque no es tan dramático como antes, seguimos sufriendo con la dependencia del petróleo. ¡Será que algún día descubrimos una fuente de energía limpia y barata?
En resumen, la economía tica parece estar respirando un poco más tranquilo, al menos por ahora. La balanza comercial mejoró, las exportaciones dieron un brinco y hasta el precio de la gasolina bajó. Pero ojo, no hay que cantar victoria todavía. Hay desafíos pendientes, como el tema agrícola y la necesidad de seguir buscando nuevas oportunidades en el exterior. Además, la inflación sigue acechando y la situación económica global es incierta. Así que, a trabajar duro y a mantenernos atentos a lo que viene.
Pero dime tú, ¿qué opinas de esta coyuntura económica? ¿Crees que esta mejora en la balanza comercial será sostenible a largo plazo, o es solo un espejismo? ¡Déjanos tus comentarios y analicemos juntos el futuro de nuestra economía!
Para entender esto bien, vamos por partes. Durante años, hemos tenido problemas con importar más de lo que exportamos, generando presiones sobre el tipo de cambio y afectando a los bolsillos de todos. Esta diferencia entre lo que compramos y vendemos se llama 'déficit comercial', y cuando es grande, nos pone en aprietos. Pero parece que el panorama ha cambiado un poquito, gracias principalmente al buen desempeño de unas áreas específicas.
Lo que realmente impulsó esta mejora, según el BCCR, fueron las ventas externas del llamado ‘régimen especial’. Este es donde entran productos con condiciones especiales, como los implementos médicos, que han volado en popularidad a nivel mundial. Esto, sumado a un mayor dinamismo general en las exportaciones – que pasaron de un crecimiento del 13,4% a junio a un impresionante 19,5% en el tercer trimestre – nos da una luz de esperanza en medio de tanta incertidumbre global. ¡Se nota que estamos produciendo cosas que le interesan al mundo!
Si miramos los tipos de productos, la cosa se pone interesante. En el régimen especial, ya dijimos que los implementos médicos siguen siendo estrellas. Pero en el régimen definitivo, donde se venden los productos tradicionales como café, azúcar y papeles, también hubo buenas noticias. Estas exportaciones subieron 6,5%, mostrando que todavía tenemos potencial para competir en el mercado internacional. Lo único que preocupó un poco fue la caída del 9,9% en productos agrícolas como banano, piña y flores... ahí sí toca darle vueltas a qué está pasando.
Y ni hablar de hacia dónde estamos vendiendo estas cosas. Parece que nuestros compas en Norteamérica, Asia y Europa están bastante contentos con lo que les ofrecemos. Las ventas a esos mercados se dispararon, con un incremento notable en implementos médicos. ¡Esto demuestra que estamos diversificando nuestros destinos comerciales y no dependiendo tanto de un solo lugar! Claro, las importaciones también subieron, un 7,5% en general, aunque si quitamos la factura petrolera – que bajó considerablemente, gracias a Dios – el aumento fue de un 10,3%.
Ahora, hablemos de la gasolina. Como muchos sabemos, el precio de los combustibles siempre nos da dolores de cabeza. Pero en este caso, la factura petrolera se contrajo un 16,3% interanualmente. Esto se debió a dos factores clave: consumimos menos barriles (diésel y fuel oil) y el precio promedio de la mezcla de hidrocarburos también bajó. Entonces, aunque no es tan dramático como antes, seguimos sufriendo con la dependencia del petróleo. ¡Será que algún día descubrimos una fuente de energía limpia y barata?
En resumen, la economía tica parece estar respirando un poco más tranquilo, al menos por ahora. La balanza comercial mejoró, las exportaciones dieron un brinco y hasta el precio de la gasolina bajó. Pero ojo, no hay que cantar victoria todavía. Hay desafíos pendientes, como el tema agrícola y la necesidad de seguir buscando nuevas oportunidades en el exterior. Además, la inflación sigue acechando y la situación económica global es incierta. Así que, a trabajar duro y a mantenernos atentos a lo que viene.
Pero dime tú, ¿qué opinas de esta coyuntura económica? ¿Crees que esta mejora en la balanza comercial será sostenible a largo plazo, o es solo un espejismo? ¡Déjanos tus comentarios y analicemos juntos el futuro de nuestra economía!