¡Ay, Dios mío, qué torta! Resulta que casi todas nuestras carreteras cantonales, alrededor de 29 mil kilómetros, están en peligro de desaparecer bajo el agua y el barro, amigos. Según expertos del Lanamme, estamos hablando de un 80% de la red vial que podríamos perder si seguimos así. Esto no es jaco, ¡es serio!
El ingeniero Erick Acosta, coordinador del departamento de Gestión Vial Municipal del Lanamme, nos echó la bomba: las calles de lastre y tierra son las más afectadas por estas lluvias tan intensas que nos han caído. Dice que es complicado señalar puntos específicos porque prácticamente todas están vulnerables. Imagínate la bronca de los ayuntamientos tratando de arreglar todo esto.
Y claro, la clave está en el drenaje, mae. Como muchos de estos caminos son de tierra y están a cargo de los gobiernos locales, a menudo no tienen los sistemas de drenaje adecuados. Si el camino no está bien formado, se deforman las vías rapidito. Parece que necesitamos unos cuantos ingenieros trabajando día y noche para ponerle orden a esta vara.
Acosta le dio una recomendación a las municipalidades: “Prepárense en la época seca, dale condiciones de drenaje apropiadas a esos caminos…”. Suena fácil, ¿verdad? Pero la cosa es que requiere inversión y planificación, y eso no siempre es sencillo en nuestros pueblos.
Por suerte, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) destina una buena parte de su presupuesto a los gobiernos locales, gracias a la Ley 9329. Unos ¢119 mil millones fueron destinados para el 2026, una suma que, según Acosta, se ha usado mejor en los últimos años. Pero parece que este monto se quedó estancado desde hace dos años, generando preocupación entre alcaldes y autoridades locales. ¡Qué sal!
Alfonso Jiménez, alcalde de Mora y directivo de la Asociación Nacional de Alcaldías e Intendencias (ANAI), ya había levantado la voz sobre esta situación. Asegura que estos fondos son vitales para la ejecución de obras públicas, la mejora de la movilidad urbana y la adquisición de maquinaria para atender emergencias. No es ningún secreto que la falta de recursos dificulta mucho la labor de los municipios.
El ingeniero Arroyo, también del Lanamme, lo puso así de claro: “Tenemos caminos asfaltados, caminos en concreto hidráulico, tenemos caminos en lastre... y a todos esos caminos hay que darles mantenimiento con el presupuesto municipal.” Con razón, parecen estar siempre batallando los ayuntamientos para sacar adelante sus proyectos. Es un brete constante, diay.
En fin, la situación pinta complicada, y aunque hay esfuerzos para mejorar la infraestructura vial, la falta de recursos y el cambio climático siguen siendo desafíos importantes. ¿Ustedes creen que es suficiente lo que se está haciendo para proteger nuestras carreteras? ¿Qué medidas urgentes deberían tomarse para evitar que nuestras calles se vayan al traste?
El ingeniero Erick Acosta, coordinador del departamento de Gestión Vial Municipal del Lanamme, nos echó la bomba: las calles de lastre y tierra son las más afectadas por estas lluvias tan intensas que nos han caído. Dice que es complicado señalar puntos específicos porque prácticamente todas están vulnerables. Imagínate la bronca de los ayuntamientos tratando de arreglar todo esto.
Y claro, la clave está en el drenaje, mae. Como muchos de estos caminos son de tierra y están a cargo de los gobiernos locales, a menudo no tienen los sistemas de drenaje adecuados. Si el camino no está bien formado, se deforman las vías rapidito. Parece que necesitamos unos cuantos ingenieros trabajando día y noche para ponerle orden a esta vara.
Acosta le dio una recomendación a las municipalidades: “Prepárense en la época seca, dale condiciones de drenaje apropiadas a esos caminos…”. Suena fácil, ¿verdad? Pero la cosa es que requiere inversión y planificación, y eso no siempre es sencillo en nuestros pueblos.
Por suerte, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) destina una buena parte de su presupuesto a los gobiernos locales, gracias a la Ley 9329. Unos ¢119 mil millones fueron destinados para el 2026, una suma que, según Acosta, se ha usado mejor en los últimos años. Pero parece que este monto se quedó estancado desde hace dos años, generando preocupación entre alcaldes y autoridades locales. ¡Qué sal!
Alfonso Jiménez, alcalde de Mora y directivo de la Asociación Nacional de Alcaldías e Intendencias (ANAI), ya había levantado la voz sobre esta situación. Asegura que estos fondos son vitales para la ejecución de obras públicas, la mejora de la movilidad urbana y la adquisición de maquinaria para atender emergencias. No es ningún secreto que la falta de recursos dificulta mucho la labor de los municipios.
El ingeniero Arroyo, también del Lanamme, lo puso así de claro: “Tenemos caminos asfaltados, caminos en concreto hidráulico, tenemos caminos en lastre... y a todos esos caminos hay que darles mantenimiento con el presupuesto municipal.” Con razón, parecen estar siempre batallando los ayuntamientos para sacar adelante sus proyectos. Es un brete constante, diay.
En fin, la situación pinta complicada, y aunque hay esfuerzos para mejorar la infraestructura vial, la falta de recursos y el cambio climático siguen siendo desafíos importantes. ¿Ustedes creen que es suficiente lo que se está haciendo para proteger nuestras carreteras? ¿Qué medidas urgentes deberían tomarse para evitar que nuestras calles se vayan al traste?