Ay, Dios mío, qué pena ajena. Resulta que la famosa Ruta 250, esa que tanto nos ha costado llegar a Pital y Aguas Zarcas desde San Carlos, parece que le tocó vivir una vida difícil. Apenas unos cuantos años después de darle una buenísima repasada con mantenimiento, ya está presentando más problemas que un brete lleno de chinchecadas.
Según el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), esos profes de la UCR que saben un montón de concreto y asfalto, la cosa está fea. Detectaron un montón de imperfecciones durante una auditoría que mandaron hacer, una auditoría que, pa’ colmo, salió a la luz pública esta semana. Imagínate, hasta antes de entregarle la obra, ¡ya estaban apareciendo los huecos!
Pa' ponerlos en ambiente, la Ruta 250 es como la espina dorsal de la zona, conectando esos dos distritos importantes del cantón. Entre 2022 y 2024 le dieron un empujón grande: limpieza, arreglos, todo el paquete, pa’ protegerla de la erosión y que dure como cien años. Pero como dicen por ahí, “el río que fluye siempre limpia”, y parece que este río de asfalto no fluyó muy bien.
Lo más preocupante, según el reporte del Lanamme, es que el sello asfáltico, esa capa que supuestamente debía proteger la carretera, se está desmoronando a toda máquina, especialmente en el tramo entre Sahíno y Boca San Carlos. ¡Un ojo de cerradura! Allí encontraron agrietamientos y deformaciones que llegan hasta los seis centímetros. Imagínate andar por allá, ¡parece slalom!
Según el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), esos profes de la UCR que saben un montón de concreto y asfalto, la cosa está fea. Detectaron un montón de imperfecciones durante una auditoría que mandaron hacer, una auditoría que, pa’ colmo, salió a la luz pública esta semana. Imagínate, hasta antes de entregarle la obra, ¡ya estaban apareciendo los huecos!
Pa' ponerlos en ambiente, la Ruta 250 es como la espina dorsal de la zona, conectando esos dos distritos importantes del cantón. Entre 2022 y 2024 le dieron un empujón grande: limpieza, arreglos, todo el paquete, pa’ protegerla de la erosión y que dure como cien años. Pero como dicen por ahí, “el río que fluye siempre limpia”, y parece que este río de asfalto no fluyó muy bien.
Lo más preocupante, según el reporte del Lanamme, es que el sello asfáltico, esa capa que supuestamente debía proteger la carretera, se está desmoronando a toda máquina, especialmente en el tramo entre Sahíno y Boca San Carlos. ¡Un ojo de cerradura! Allí encontraron agrietamientos y deformaciones que llegan hasta los seis centímetros. Imagínate andar por allá, ¡parece slalom!