¡Ay, Dios mío, qué cosas pasan al otro lado! Resulta que Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, anda echándole ganas a meterle mano al sistema educativo y ahora quiere prohibir el famoso 'lenguaje inclusivo'. Dicen que ya basta de 'amigue', 'compañere', y demás galanterías que andan dando vueltas. Uno se queda pensando si esto es moda pasajera o si realmente hay algo detrás de todo este rollo.
Para ponerlos al día, parece que el gobierno salvadoreño considera que estas expresiones son una especie de deformación lingüística, ¡pura ideología!, según ellos. Lanzaron un decreto mamarracho que prohíbe todo eso en las escuelas públicas, incluyendo libros y hasta cómo se dirigen los profes a sus alumnos. Imagínate el bronco que debió armarse en las reuniones del ministerio, ¡qué sal!
La verdad, la jugada me parece un poco exagerada, aunque entiendo que haya gente preocupada por mantener ciertas tradiciones. Pero, ¿hasta dónde podemos llegar con la purga del lenguaje? Parece sacado de algún manual de ‘regreso al pasado’. Aquí en Costa Rica hemos visto cosas raras, pero esto sí que se lleva la palma. No vaya a ser que nos contagie la onda…
Ahora, si les parece interesante, hay que analizar bien el contexto de El Salvador. Bukele viene haciendo cambios radicales en varios aspectos, desde seguridad hasta economía. Este tema del lenguaje inclusivo podría ser solo otra pieza de un plan mayor para redefinir valores y principios en el país. Algunos dicen que es populismo barato, otros que es defender la identidad nacional... ¡Un verdadero brete!
Y claro, las redes sociales han explotado. Hay quienes aplauden la iniciativa, argumentando que así se protege la lengua española y se fomenta el respeto a las raíces culturales. Otros, en cambio, lo ven como un ataque a la diversidad y a los derechos de las personas no binarias. El debate está que arde, y la cosa promete seguir candela durante un buen rato. ¡Qué torta!
Aquí en Costa Rica, tenemos nuestras propias batallas culturales, aunque quizás no tan extremas. Hemos tenido discusiones sobre igualdad de género, visibilidad LGBTQ+, y cómo debemos abordar estos temas en las escuelas. Pero la idea de prohibir el lenguaje inclusivo suena a algo bastante lejano a nuestra realidad… por ahora. Aunque, con las cosas que se ven pasar, nunca se sabe.
Por supuesto, existen diferentes opiniones dentro del espectro político costarricense. Algunos conservadores podrían estar tentados a adoptar medidas similares, argumentando que se están erosionando los valores tradicionales. Mientras que los progresistas seguramente saldrán en defensa de la inclusión y la diversidad lingüística. El tema promete ser caldo de cultivo para debates apasionados, especialmente ahora que se avecinan elecciones. ¡Imagínate las campañas publicitarias con este tema!
En fin, la polémica en El Salvador nos deja varias preguntas flotando en el aire. ¿Hasta dónde debe llegar la regulación del lenguaje? ¿Es posible conciliar tradición e innovación lingüística? Y lo más importante, ¿cree usted que Costa Rica debería tomar alguna medida similar ante esta controversia o deberíamos quedarnos tranquilos viendo cómo se prende la hoguera al norte? ¡Déjenme saber su opinión en los comentarios!",
Para ponerlos al día, parece que el gobierno salvadoreño considera que estas expresiones son una especie de deformación lingüística, ¡pura ideología!, según ellos. Lanzaron un decreto mamarracho que prohíbe todo eso en las escuelas públicas, incluyendo libros y hasta cómo se dirigen los profes a sus alumnos. Imagínate el bronco que debió armarse en las reuniones del ministerio, ¡qué sal!
La verdad, la jugada me parece un poco exagerada, aunque entiendo que haya gente preocupada por mantener ciertas tradiciones. Pero, ¿hasta dónde podemos llegar con la purga del lenguaje? Parece sacado de algún manual de ‘regreso al pasado’. Aquí en Costa Rica hemos visto cosas raras, pero esto sí que se lleva la palma. No vaya a ser que nos contagie la onda…
Ahora, si les parece interesante, hay que analizar bien el contexto de El Salvador. Bukele viene haciendo cambios radicales en varios aspectos, desde seguridad hasta economía. Este tema del lenguaje inclusivo podría ser solo otra pieza de un plan mayor para redefinir valores y principios en el país. Algunos dicen que es populismo barato, otros que es defender la identidad nacional... ¡Un verdadero brete!
Y claro, las redes sociales han explotado. Hay quienes aplauden la iniciativa, argumentando que así se protege la lengua española y se fomenta el respeto a las raíces culturales. Otros, en cambio, lo ven como un ataque a la diversidad y a los derechos de las personas no binarias. El debate está que arde, y la cosa promete seguir candela durante un buen rato. ¡Qué torta!
Aquí en Costa Rica, tenemos nuestras propias batallas culturales, aunque quizás no tan extremas. Hemos tenido discusiones sobre igualdad de género, visibilidad LGBTQ+, y cómo debemos abordar estos temas en las escuelas. Pero la idea de prohibir el lenguaje inclusivo suena a algo bastante lejano a nuestra realidad… por ahora. Aunque, con las cosas que se ven pasar, nunca se sabe.
Por supuesto, existen diferentes opiniones dentro del espectro político costarricense. Algunos conservadores podrían estar tentados a adoptar medidas similares, argumentando que se están erosionando los valores tradicionales. Mientras que los progresistas seguramente saldrán en defensa de la inclusión y la diversidad lingüística. El tema promete ser caldo de cultivo para debates apasionados, especialmente ahora que se avecinan elecciones. ¡Imagínate las campañas publicitarias con este tema!
En fin, la polémica en El Salvador nos deja varias preguntas flotando en el aire. ¿Hasta dónde debe llegar la regulación del lenguaje? ¿Es posible conciliar tradición e innovación lingüística? Y lo más importante, ¿cree usted que Costa Rica debería tomar alguna medida similar ante esta controversia o deberíamos quedarnos tranquilos viendo cómo se prende la hoguera al norte? ¡Déjenme saber su opinión en los comentarios!",
