¡Ay, Dios mío! El rollo de la Asamblea Legislativa con el Presidente Chaves se puso más caliente que gallina pochada este viernes. Resulta que el abogado José Miguel Villalobos, defensor del presidente, explotó acusando que el proceso legislativo está lleno de irregularidades y, pa’ colmo, lo calificó de ‘malandrinada’. ¡Imagínate el bronca!
La cosa es que Villalobos llegó a la audiencia como asesor del presidente, esperando poder defenderlo activamente. Pero según él, los diputados le pusieron trabas y le trataron como si estuviera ahí solo de adorno. Dice que una diputada, que también es abogada, le restringió mucho su participación, haciéndole sentir como si estuviera sentado a la par del investigado únicamente para cumplir con las formalidades.
El jurista sacó a relucir un voto de la Sala Constitucional – el 1739-92, pa’ los que les gusta el dato –, que explica clarito que en cualquier proceso sancionador se necesita la participación profesional, activa y efectiva de la defensa técnica. Insiste en que esto aplica a todos lados, no solo a los juicios penales. Entonces, ¿por qué le negaron el derecho a responder preguntas y a meterle mano al debate?
Villalobos cuenta que ni siquiera le dieron oportunidad de hacer objeciones o consultar a los diputados. Él interpreta esto como una jugada para evitar que sus argumentos lleguen al oído del público y demuestren las debilidades de las acusaciones contra Chaves. “Temen que la defensa convenza, que el pueblo escuche otra versión y que se evidencie la debilidad de los planteamientos,” dijo, visiblemente molesto.
Otro detalle que encendió a Villalobos fue el tiempo limitado que le dieron para hablar. Diez minutitos, dice, para un debate que necesitaba amplitud, rigor jurídico y diferentes puntos de vista. ¿En serio creen que con diez minutos pueden cubrir todo el asunto? Pregunta retóricamente: “Si ya tienen el criterio formado, ¿cuál es el problema de que en las actas quede el criterio de la defensa? ¿Por qué cerrar la puerta al intercambio técnico?”
Ahora, Villalobos advierte que lo que pasó en la Asamblea podría sentar un precedente peligroso para cualquier ciudadano que se enfrente a un proceso sancionador impulsado por el gobierno. Más allá del caso de Chaves, asegura que lo que está en juego es el respeto a las garantías básicas que sostienen nuestra democracia. ¡Y eso sí que es importante, mi pana!
Pero lo más fuerte de todo fue cuando Villalobos declaró que la actuación legislativa “evidencia ante el Tribunal Supremo de Elecciones una maniobra impropia”, bautizando el asunto como una “malandrinada”. No quiere irse contra la Asamblea directamente, pero recalca que no podemos normalizar procesos que, en su opinión, dan un paso atrás en materia de derechos. La verdad, suena feo, ¿no?
Este episodio, que ya ha causado revuelo entre los distintos partidos políticos, seguro que avivará aún más el fuego político alrededor del caso Chaves. Ahora la Asamblea tendrá que seguir adelante con el proceso, mientras que Villalobos promete seguir echando leña al horno denunciando lo que él considera una violación flagrante al debido proceso. El debate, como dicen por ahí, está lejos de terminar. Con tantas vueltas y tanta polémica, ¿creen que la Asamblea hará justicia o simplemente seguirá moviendo el fouet? ¿Ustedes cómo ven este entuerto?
La cosa es que Villalobos llegó a la audiencia como asesor del presidente, esperando poder defenderlo activamente. Pero según él, los diputados le pusieron trabas y le trataron como si estuviera ahí solo de adorno. Dice que una diputada, que también es abogada, le restringió mucho su participación, haciéndole sentir como si estuviera sentado a la par del investigado únicamente para cumplir con las formalidades.
El jurista sacó a relucir un voto de la Sala Constitucional – el 1739-92, pa’ los que les gusta el dato –, que explica clarito que en cualquier proceso sancionador se necesita la participación profesional, activa y efectiva de la defensa técnica. Insiste en que esto aplica a todos lados, no solo a los juicios penales. Entonces, ¿por qué le negaron el derecho a responder preguntas y a meterle mano al debate?
Villalobos cuenta que ni siquiera le dieron oportunidad de hacer objeciones o consultar a los diputados. Él interpreta esto como una jugada para evitar que sus argumentos lleguen al oído del público y demuestren las debilidades de las acusaciones contra Chaves. “Temen que la defensa convenza, que el pueblo escuche otra versión y que se evidencie la debilidad de los planteamientos,” dijo, visiblemente molesto.
Otro detalle que encendió a Villalobos fue el tiempo limitado que le dieron para hablar. Diez minutitos, dice, para un debate que necesitaba amplitud, rigor jurídico y diferentes puntos de vista. ¿En serio creen que con diez minutos pueden cubrir todo el asunto? Pregunta retóricamente: “Si ya tienen el criterio formado, ¿cuál es el problema de que en las actas quede el criterio de la defensa? ¿Por qué cerrar la puerta al intercambio técnico?”
Ahora, Villalobos advierte que lo que pasó en la Asamblea podría sentar un precedente peligroso para cualquier ciudadano que se enfrente a un proceso sancionador impulsado por el gobierno. Más allá del caso de Chaves, asegura que lo que está en juego es el respeto a las garantías básicas que sostienen nuestra democracia. ¡Y eso sí que es importante, mi pana!
Pero lo más fuerte de todo fue cuando Villalobos declaró que la actuación legislativa “evidencia ante el Tribunal Supremo de Elecciones una maniobra impropia”, bautizando el asunto como una “malandrinada”. No quiere irse contra la Asamblea directamente, pero recalca que no podemos normalizar procesos que, en su opinión, dan un paso atrás en materia de derechos. La verdad, suena feo, ¿no?
Este episodio, que ya ha causado revuelo entre los distintos partidos políticos, seguro que avivará aún más el fuego político alrededor del caso Chaves. Ahora la Asamblea tendrá que seguir adelante con el proceso, mientras que Villalobos promete seguir echando leña al horno denunciando lo que él considera una violación flagrante al debido proceso. El debate, como dicen por ahí, está lejos de terminar. Con tantas vueltas y tanta polémica, ¿creen que la Asamblea hará justicia o simplemente seguirá moviendo el fouet? ¿Ustedes cómo ven este entuerto?