¡Ay, Dios mío! Esto del ministro Arnold Zamora se nos está poniendo más raro que gallo en calcetines. Resulta que el tipe sigue sin poner el nasobuco ante la Fiscalía Adjunta de Género, pese a toda la presión y a sus propias promesas de presentarse voluntariamente. ¡Qué torta! Uno esperaría que, con semejantes acusaciones encima, el mae se apurara a aclarar la jugada, pero parece que prefiere echar humo.
Para refrescarles la memoria a los que andan despistados, estamos hablando de una denuncia por presunta violación interpuesta por un joven periodista de gobierno. El caso ha tomado tintes mediáticos increíbles, con el presidente Chaves y medio país pegadito al celular esperando qué va a pasar. La Fiscalía General dejó claro desde hace semanas que Zamora no tiene fuerito y que la investigación va directo por la vía ordinaria, lo que significa que no hay padrinos ni atajos acá.
Lo más curioso de todo es ese videíto que lanzó el ministro hace unas semanas, prometiendo aparecer en la Fiscalía como si fuera San Nicolás. ¡Un despiche! Aparece ahí, con cara de pocos amigos, asegurando que se presentarían voluntariamente para dar su versión de los hechos. Pero los hechos, como dicen, hablan por sí solos. Según la Fiscalía, hasta ahora, silencio absoluto. Parece que las promesas hechas con recursos públicos valen menos que el aire.
Y ojo, porque la Fiscalía no está precisamente sentada viendo telenovelas. Están haciendo su trabajo, recopilando pruebas y entrevistando testigos. De hecho, tienen una testigo clave que asegura haber visto cómo llevaban a la víctima –el periodista– a una habitación del Hotel Intercontinental de Escazú en evidente estado de indefensión. Esta testigo es crucial para armar el rompecabezas, juntito con el informe toxicológico y la llamada al 9-1-1 que hizo la mamá del muchacho luego de encontrarlo allí, medio apagado.
Además, la Fiscalía anda revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad del hotel. Imaginen el material que pueden estar sacando de ahí... cada frame puede ser la pieza que falte para confirmar o desmentir lo que dice el ministro. Según la denuncia, el periodista fue citado al hotel por su jefe directo, quien le habría ofrecido una mejor oportunidad laboral. ¡A ver si eso cuadra con la versión del ministro!
Zamora reconoce que estuvieron juntos en el hotel y que consumieron alcohol, lo cual no es novedad. Incluso admite que él pagó la habitación para evitar conducir ebrio, tratando de lavarse las manos rápidamente. Pero niega rotundamente cualquier tipo de agresión sexual. Sin embargo, entre la bebida, el ambiente y ese testimonio de la testigo, la cosa se pone bastante complicada para el ministro. Este brete, mándale, se le está yendo al diablo.
Ahora bien, muchos se preguntan qué pasará con Zamora. La Fiscalía tiene varias opciones: simplemente cerrar el caso por falta de pruebas, pedir más tiempo para investigar o… requerirlo formalmente para indagarlo. Si la investigación avanza y encuentran elementos suficientes, podrían obligarlo a declarar bajo juramento y a enfrentar cargos penales. ¡Qué barra! Nadie espera que la cosa termine rápido, y mucho menos bien para Zamora. Esta vara se le está clavando profundo.
En fin, la ciudadanía entera está pegada a la pantalla esperando que esto se aclare pronto. Con tanto revuelo y tanta información dando vueltas, es difícil saber quién dice la verdad. ¿Ustedes creen que el ministro Arnold Zamora debería renunciar a su cargo mientras se desarrolla la investigación o considera que debe esperar a que la justicia dicte sentencia? ¡Demos nuestro punto de vista en el foro!
Para refrescarles la memoria a los que andan despistados, estamos hablando de una denuncia por presunta violación interpuesta por un joven periodista de gobierno. El caso ha tomado tintes mediáticos increíbles, con el presidente Chaves y medio país pegadito al celular esperando qué va a pasar. La Fiscalía General dejó claro desde hace semanas que Zamora no tiene fuerito y que la investigación va directo por la vía ordinaria, lo que significa que no hay padrinos ni atajos acá.
Lo más curioso de todo es ese videíto que lanzó el ministro hace unas semanas, prometiendo aparecer en la Fiscalía como si fuera San Nicolás. ¡Un despiche! Aparece ahí, con cara de pocos amigos, asegurando que se presentarían voluntariamente para dar su versión de los hechos. Pero los hechos, como dicen, hablan por sí solos. Según la Fiscalía, hasta ahora, silencio absoluto. Parece que las promesas hechas con recursos públicos valen menos que el aire.
Y ojo, porque la Fiscalía no está precisamente sentada viendo telenovelas. Están haciendo su trabajo, recopilando pruebas y entrevistando testigos. De hecho, tienen una testigo clave que asegura haber visto cómo llevaban a la víctima –el periodista– a una habitación del Hotel Intercontinental de Escazú en evidente estado de indefensión. Esta testigo es crucial para armar el rompecabezas, juntito con el informe toxicológico y la llamada al 9-1-1 que hizo la mamá del muchacho luego de encontrarlo allí, medio apagado.
Además, la Fiscalía anda revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad del hotel. Imaginen el material que pueden estar sacando de ahí... cada frame puede ser la pieza que falte para confirmar o desmentir lo que dice el ministro. Según la denuncia, el periodista fue citado al hotel por su jefe directo, quien le habría ofrecido una mejor oportunidad laboral. ¡A ver si eso cuadra con la versión del ministro!
Zamora reconoce que estuvieron juntos en el hotel y que consumieron alcohol, lo cual no es novedad. Incluso admite que él pagó la habitación para evitar conducir ebrio, tratando de lavarse las manos rápidamente. Pero niega rotundamente cualquier tipo de agresión sexual. Sin embargo, entre la bebida, el ambiente y ese testimonio de la testigo, la cosa se pone bastante complicada para el ministro. Este brete, mándale, se le está yendo al diablo.
Ahora bien, muchos se preguntan qué pasará con Zamora. La Fiscalía tiene varias opciones: simplemente cerrar el caso por falta de pruebas, pedir más tiempo para investigar o… requerirlo formalmente para indagarlo. Si la investigación avanza y encuentran elementos suficientes, podrían obligarlo a declarar bajo juramento y a enfrentar cargos penales. ¡Qué barra! Nadie espera que la cosa termine rápido, y mucho menos bien para Zamora. Esta vara se le está clavando profundo.
En fin, la ciudadanía entera está pegada a la pantalla esperando que esto se aclare pronto. Con tanto revuelo y tanta información dando vueltas, es difícil saber quién dice la verdad. ¿Ustedes creen que el ministro Arnold Zamora debería renunciar a su cargo mientras se desarrolla la investigación o considera que debe esperar a que la justicia dicte sentencia? ¡Demos nuestro punto de vista en el foro!
