¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos en Costa Rica viendo cómo nos meten la mano hasta el codo. Resulta que la Asamblea Legislativa, con unos 38 a favor y cinco valientes en contra, le dio luz verde a que 195 barcos de guardacostas yanquis hagan atraque en nuestros puertos tanto del Pacífico como del Caribe. Y ni hablar, esto pa’ hacer operativos antidrogas, dicen ellos, pa’ ayudarnos con el brete.
La verdad es que uno se queda pensando qué necesidad tenemos nosotros de depender tanto de los gringos. Claro, la pesca ilegal y el tráfico de drogas son problemas graves, nadie lo niega. Pero, ¿hasta dónde estamos dispuestos a sacrificar nuestra soberanía por un poquito de ayuda? Yo digo que tenemos que ponerle chinchorro a nuestro propio sistema, fortalecer nuestras propias capacidades, ¿entienden?
Estos barcos vienen cargaditos de personal: 1092 oficiales, 6341 enlisted, y encima 153 científicos. ¡Una horda! Eso sí, según nos informan, estos operativos se van a llevar a cabo entre el primero de enero y el treinta y uno de diciembre del año 2026. Así que prepárense, porque parece que vamos a tener bastante movimiento naval por acá durante esos meses. Más tránsito de navíos de los que vemos normalmente, vaya.
Ahora bien, los diputados del Frente Amplio fueron los únicos que pusieron resistencia. Cinco valientes alzaron la mano en contra, diciendo que esto era una afrenta a nuestra independencia y que estábamos convirtiendo el país en un patio trasero de Estados Unidos. Uno los entiende, la vara es complicada, pero también hay que reconocer que la lucha contra el narcotráfico es un tema serio y requiere medidas drásticas.
Muchos se preguntan si realmente esta presencia estadounidense va a solucionar el problema de las drogas. Yo creo que, más que eso, sirve para lavarles las manos a ellos y echarle la culpa a nosotros si algo sale mal. Porque, honestamente, ¿cree alguien que estos barcos van a acabar con el narcotráfico en Costa Rica? ¡Qué ilusión!
Y ni hablar del impacto ambiental que puede traer consigo este despliegue militar. Imaginen el ruido, la contaminación... ¡Qué torta! Nuestros ecosistemas marinos ya están sufriendo demasiado, y ahora les añadimos esta presión extra. Parece que siempre hay que pagar un precio muy alto por estas ayudas internacionales.
Pero bueno, ya se hizo el daño. La decisión está tomada y ahora toca ver cómo nos adaptamos a esta nueva realidad. Lo importante es estar pendientes, exigir transparencia y asegurarnos de que estos operativos no afecten negativamente a nuestros ciudadanos ni a nuestro medio ambiente. Que no se nos venga encima otro lío como el caso del INVU, diay.
En fin, esta situación nos deja varias preguntas en el aire. ¿Estamos haciendo lo correcto al permitir esta intervención extranjera? ¿Deberíamos invertir más en fortalecer nuestras propias fuerzas de seguridad y capacidad de control fronterizo? ¿O simplemente estamos vendiéndole barato nuestra soberanía a cambio de una falsa sensación de seguridad? Compas, díganme ustedes, ¿qué opinan de esta jugada?
La verdad es que uno se queda pensando qué necesidad tenemos nosotros de depender tanto de los gringos. Claro, la pesca ilegal y el tráfico de drogas son problemas graves, nadie lo niega. Pero, ¿hasta dónde estamos dispuestos a sacrificar nuestra soberanía por un poquito de ayuda? Yo digo que tenemos que ponerle chinchorro a nuestro propio sistema, fortalecer nuestras propias capacidades, ¿entienden?
Estos barcos vienen cargaditos de personal: 1092 oficiales, 6341 enlisted, y encima 153 científicos. ¡Una horda! Eso sí, según nos informan, estos operativos se van a llevar a cabo entre el primero de enero y el treinta y uno de diciembre del año 2026. Así que prepárense, porque parece que vamos a tener bastante movimiento naval por acá durante esos meses. Más tránsito de navíos de los que vemos normalmente, vaya.
Ahora bien, los diputados del Frente Amplio fueron los únicos que pusieron resistencia. Cinco valientes alzaron la mano en contra, diciendo que esto era una afrenta a nuestra independencia y que estábamos convirtiendo el país en un patio trasero de Estados Unidos. Uno los entiende, la vara es complicada, pero también hay que reconocer que la lucha contra el narcotráfico es un tema serio y requiere medidas drásticas.
Muchos se preguntan si realmente esta presencia estadounidense va a solucionar el problema de las drogas. Yo creo que, más que eso, sirve para lavarles las manos a ellos y echarle la culpa a nosotros si algo sale mal. Porque, honestamente, ¿cree alguien que estos barcos van a acabar con el narcotráfico en Costa Rica? ¡Qué ilusión!
Y ni hablar del impacto ambiental que puede traer consigo este despliegue militar. Imaginen el ruido, la contaminación... ¡Qué torta! Nuestros ecosistemas marinos ya están sufriendo demasiado, y ahora les añadimos esta presión extra. Parece que siempre hay que pagar un precio muy alto por estas ayudas internacionales.
Pero bueno, ya se hizo el daño. La decisión está tomada y ahora toca ver cómo nos adaptamos a esta nueva realidad. Lo importante es estar pendientes, exigir transparencia y asegurarnos de que estos operativos no afecten negativamente a nuestros ciudadanos ni a nuestro medio ambiente. Que no se nos venga encima otro lío como el caso del INVU, diay.
En fin, esta situación nos deja varias preguntas en el aire. ¿Estamos haciendo lo correcto al permitir esta intervención extranjera? ¿Deberíamos invertir más en fortalecer nuestras propias fuerzas de seguridad y capacidad de control fronterizo? ¿O simplemente estamos vendiéndole barato nuestra soberanía a cambio de una falsa sensación de seguridad? Compas, díganme ustedes, ¿qué opinan de esta jugada?
