¡Ay, Dios mío, qué torta! Parece que la alcaldesa de Guácimo, Beatriz Mora, está metida en un brete serio. La Fiscalía Adjunta de Probidad, Transparencia y Anticorrupción (Fapta) la tiene entre algodones por la sospecha de usar recursos del ayuntamiento – ¿se imaginan? – para chambear en una finca privada. Esto, mis queridos lectores, huele raro, bien raro.
La jugada salió a la luz después de una denuncia que llegó directo a la Fiscalía. Según cuentan, la alcaldesa habría ordenado a sus subordinados usar máquinas, gente y hasta gasofa del municipio para hacerle unos arreglos a unas tierras que, ojo, ¡tendrían relación con ella y otros allegados! El Ministerio Público ya abrió una causa, la número 25-000265-1218-PE, para aclarar si realmente pasó lo que se dice. ¡Esto promete!
Pero la cosa no se queda ahí. Junto a la alcaldesa, también están bajo la lupa el vicealcalde Sivianny Moya Peraza, y otros funcionarios de apellidos Argüello Morales, Flores Castro, González Calderón y Miranda Soto. Vaya pandilla, ¿verdad? Parece que no andaban muy agarrados a las reglas, ni siquiera con las de la Contraloría. Esto es pa’ ponerle atención, porque a nadie le gusta que le toquen los bolsillos.
Lo que ha salido a la luz es bastante salado. La denuncia detalla pagos de más de 700 litros de diésel, el uso de una retroexcavadora, camionetas y personal municipal durante 72 horas. ¡Setenta y dos horas chambeando pa' cosas particulares! Eso sí que es un desperdicio de tiempo y dinero que debían estar sirviendo pa' mejorar nuestro querido cantón. Imagínate cuántas mejoras podrían haber hecho con eso.
Y lo peor es que dicen que el vicealcalde, Sivianny Moya Peraza, era quien daba las órdenes. Un tal Jefferson Solano, operaba la retroexcavadora N.° 109-181, mientras que otras 28 camionetas hacían viajes pa' llevar material. Todo esto, usando gasofa del municipio y el camiónito Mitsubishi L200, que anda con placas SM-6426, manejado por un primo del vicealcalde… ¡Qué vaina! Demasiado cercanía familiar pa’ mi gusto.
¿Y dónde estaban haciendo toda esta chamba? Pues parece ser que en terrenos privados, incluyendo la nivelación de un terreno en La Guaria de Guácimo, perteneciente al señor Taller de Alberto Mora. Ahí viene la parte más interesante: ese taller es precisamente donde la municipalidad manda a reparar sus máquinas. ¡Conflictazo de intereses, pura verdá! Parece que algunos se aprovecharon de la posición para llenarse los bolsillos, y eso no se vale. Esto es un ejemplo perfecto de cómo el poder puede corromper, chunches.
Lo que más me preocupa es que esto no solo es una violacion de las normas internas del municipio, sino que podría ser un delito según la ley. Peculado, abuso de autoridad... las acusaciones son fuertes. Además, el daño no es solamente el dinero gastado en diésel y mantenimiento, sino también el tiempo perdido que podríamos haber dedicado a proyectos que beneficien a todos nosotros, los ciudadanos. ¿Cómo vamos a confiar en nuestros líderes si hacen cosas así?
Ahora, con todo este rollo, me pregunto: ¿Cómo podemos asegurar que nuestros representantes públicos sean realmente transparentes y rindan cuentas por cada centavo del erario? ¿Será que necesitamos leyes más estrictas o simplemente una cultura de mayor responsabilidad cívica? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!
La jugada salió a la luz después de una denuncia que llegó directo a la Fiscalía. Según cuentan, la alcaldesa habría ordenado a sus subordinados usar máquinas, gente y hasta gasofa del municipio para hacerle unos arreglos a unas tierras que, ojo, ¡tendrían relación con ella y otros allegados! El Ministerio Público ya abrió una causa, la número 25-000265-1218-PE, para aclarar si realmente pasó lo que se dice. ¡Esto promete!
Pero la cosa no se queda ahí. Junto a la alcaldesa, también están bajo la lupa el vicealcalde Sivianny Moya Peraza, y otros funcionarios de apellidos Argüello Morales, Flores Castro, González Calderón y Miranda Soto. Vaya pandilla, ¿verdad? Parece que no andaban muy agarrados a las reglas, ni siquiera con las de la Contraloría. Esto es pa’ ponerle atención, porque a nadie le gusta que le toquen los bolsillos.
Lo que ha salido a la luz es bastante salado. La denuncia detalla pagos de más de 700 litros de diésel, el uso de una retroexcavadora, camionetas y personal municipal durante 72 horas. ¡Setenta y dos horas chambeando pa' cosas particulares! Eso sí que es un desperdicio de tiempo y dinero que debían estar sirviendo pa' mejorar nuestro querido cantón. Imagínate cuántas mejoras podrían haber hecho con eso.
Y lo peor es que dicen que el vicealcalde, Sivianny Moya Peraza, era quien daba las órdenes. Un tal Jefferson Solano, operaba la retroexcavadora N.° 109-181, mientras que otras 28 camionetas hacían viajes pa' llevar material. Todo esto, usando gasofa del municipio y el camiónito Mitsubishi L200, que anda con placas SM-6426, manejado por un primo del vicealcalde… ¡Qué vaina! Demasiado cercanía familiar pa’ mi gusto.
¿Y dónde estaban haciendo toda esta chamba? Pues parece ser que en terrenos privados, incluyendo la nivelación de un terreno en La Guaria de Guácimo, perteneciente al señor Taller de Alberto Mora. Ahí viene la parte más interesante: ese taller es precisamente donde la municipalidad manda a reparar sus máquinas. ¡Conflictazo de intereses, pura verdá! Parece que algunos se aprovecharon de la posición para llenarse los bolsillos, y eso no se vale. Esto es un ejemplo perfecto de cómo el poder puede corromper, chunches.
Lo que más me preocupa es que esto no solo es una violacion de las normas internas del municipio, sino que podría ser un delito según la ley. Peculado, abuso de autoridad... las acusaciones son fuertes. Además, el daño no es solamente el dinero gastado en diésel y mantenimiento, sino también el tiempo perdido que podríamos haber dedicado a proyectos que beneficien a todos nosotros, los ciudadanos. ¿Cómo vamos a confiar en nuestros líderes si hacen cosas así?
Ahora, con todo este rollo, me pregunto: ¿Cómo podemos asegurar que nuestros representantes públicos sean realmente transparentes y rindan cuentas por cada centavo del erario? ¿Será que necesitamos leyes más estrictas o simplemente una cultura de mayor responsabilidad cívica? ¡Déjame saber tu opinión en los comentarios!
