¡Ay, Dios mío! Esto sí que es bronca. Resulta que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) desenmascaró a una banda de extorsionadores sexuales que andaban aprovechándose de gente que entra a sitios de encuentros. Imagínate, utilizando perfiles falsos en Skokka, ¡qué poca vergüenza! Después de meses de investigación, lograron llevarlos ante la justicia. Un golpe certero al crimen organizado, diay.
La operación, bautizada internamente como “Red de Trampas”, desenmascaró una red criminal bien organizada que se lucraba a costa del sufrimiento de sus víctimas. Según fuentes internas del OIJ, la banda utilizaba fotografías montadas y chats engañosos para ganarse la confianza de sus potenciales víctimas, estableciendo citas virtuales que nunca llegaban a concretarse en la vida real. Pero ahí no terminaba el asunto, ¡para nada!
El modus operandi era bastante retorcido. Una vez que tenían a la víctima enganchada, la pasaban a otro miembro de la banda, quien le acusaba de haber perdido el tiempo de una supuesta modelo y exigía una compensación económica. Bajo la amenaza de revelar información comprometedora o incluso dañar a sus familias, obligaban a las víctimas a pagar sumas considerables de dinero, llegando a cifras astronómicas. ¡Una verdadera torta!
Durante los allanamientos realizados la mañana de este martes en varias zonas de Puntarenas –Barranca, Chacarita, El Progreso y El Roble–, el OIJ logró detener a un total de trece individuos, incluyendo a la líder de la organización, una señora de nombre Rojas, y a sus tres hijos, todos jóvenes entre 19 y 25 años. Además, capturaron a otros ocho cómplices de diversas edades y nacionalidades, ampliando la red de sospechosos y revelando la magnitud del problema.
Entre los objetos incautados durante las incursiones policiales destacan teléfonos celulares, laptops, tablets, memorias USB, tarjetas SIM, documentos bancarios, y, por supuesto, ¡una buena cantidad de efectivo! El director del OIJ, Randall Zúñiga, confirmó que la banda había acumulado aproximadamente ¢50 millones en concepto de extorsiones en 53 casos investigados. ¡Imagínatelo, la plata que se robaron a esos inocentes!
Lo más preocupante es que gran parte del dinero ilícito era transferido a través de remesas hacia República Dominicana, posiblemente para financiar otras actividades ilegales o para evadir la persecución de las autoridades costarricenses. Las investigaciones continúan para determinar quiénes serían los cabecillas finales de la organización, ubicados fuera del país, y si existen conexiones con otras redes criminales internacionales. Este brete se va a seguir investigando a fondo, pueden apostar.
Este caso pone de manifiesto la vulnerabilidad de las personas que utilizan plataformas online en busca de compañía y amistad, así como la necesidad de fortalecer los mecanismos de protección y prevención contra este tipo de delitos. Además, resalta la importancia del trabajo coordinado entre las fuerzas policiales y judiciales para combatir el cibercrimen y proteger a la población vulnerable. No nos podemos quedar de brazos cruzados viendo cómo se aprovechan de nuestra gente. ¡Esto hay que pararlo!
Con este golpe contundente al crimen organizado, las autoridades esperan enviar un mensaje claro a aquellos que pretenden aprovecharse de la vulnerabilidad ajena: ¡en Costa Rica no quedamos impunes! Pero, ahora me pregunto… ¿Consideran ustedes que las plataformas de encuentros online deberían tener mayores responsabilidades en la verificación de identidades para evitar este tipo de abusos?
La operación, bautizada internamente como “Red de Trampas”, desenmascaró una red criminal bien organizada que se lucraba a costa del sufrimiento de sus víctimas. Según fuentes internas del OIJ, la banda utilizaba fotografías montadas y chats engañosos para ganarse la confianza de sus potenciales víctimas, estableciendo citas virtuales que nunca llegaban a concretarse en la vida real. Pero ahí no terminaba el asunto, ¡para nada!
El modus operandi era bastante retorcido. Una vez que tenían a la víctima enganchada, la pasaban a otro miembro de la banda, quien le acusaba de haber perdido el tiempo de una supuesta modelo y exigía una compensación económica. Bajo la amenaza de revelar información comprometedora o incluso dañar a sus familias, obligaban a las víctimas a pagar sumas considerables de dinero, llegando a cifras astronómicas. ¡Una verdadera torta!
Durante los allanamientos realizados la mañana de este martes en varias zonas de Puntarenas –Barranca, Chacarita, El Progreso y El Roble–, el OIJ logró detener a un total de trece individuos, incluyendo a la líder de la organización, una señora de nombre Rojas, y a sus tres hijos, todos jóvenes entre 19 y 25 años. Además, capturaron a otros ocho cómplices de diversas edades y nacionalidades, ampliando la red de sospechosos y revelando la magnitud del problema.
Entre los objetos incautados durante las incursiones policiales destacan teléfonos celulares, laptops, tablets, memorias USB, tarjetas SIM, documentos bancarios, y, por supuesto, ¡una buena cantidad de efectivo! El director del OIJ, Randall Zúñiga, confirmó que la banda había acumulado aproximadamente ¢50 millones en concepto de extorsiones en 53 casos investigados. ¡Imagínatelo, la plata que se robaron a esos inocentes!
Lo más preocupante es que gran parte del dinero ilícito era transferido a través de remesas hacia República Dominicana, posiblemente para financiar otras actividades ilegales o para evadir la persecución de las autoridades costarricenses. Las investigaciones continúan para determinar quiénes serían los cabecillas finales de la organización, ubicados fuera del país, y si existen conexiones con otras redes criminales internacionales. Este brete se va a seguir investigando a fondo, pueden apostar.
Este caso pone de manifiesto la vulnerabilidad de las personas que utilizan plataformas online en busca de compañía y amistad, así como la necesidad de fortalecer los mecanismos de protección y prevención contra este tipo de delitos. Además, resalta la importancia del trabajo coordinado entre las fuerzas policiales y judiciales para combatir el cibercrimen y proteger a la población vulnerable. No nos podemos quedar de brazos cruzados viendo cómo se aprovechan de nuestra gente. ¡Esto hay que pararlo!
Con este golpe contundente al crimen organizado, las autoridades esperan enviar un mensaje claro a aquellos que pretenden aprovecharse de la vulnerabilidad ajena: ¡en Costa Rica no quedamos impunes! Pero, ahora me pregunto… ¿Consideran ustedes que las plataformas de encuentros online deberían tener mayores responsabilidades en la verificación de identidades para evitar este tipo de abusos?