¡Ay, Dios mío! Parece que estamos pagando el peaje doble. Resulta que el gobierno, justo ahora que nos están apretando las pelas con esos aranceles de Trump, decide echarle más leña al fuego contratando una firma de lobby en Estados Unidos por unos $60.000 al mes. ¡Qué torta! Uno piensa, ¿para qué tantos gastos si ya estamos regando la cosecha?
La viceministra de Comercio Exterior, Indiana Trejos, salió a defender la jugada diciendo que necesitamos “una presencia más fuerte en Washington”. Claro, claro… uno entiende la necesidad de tener contactos, pero ¿$60.000 al mes? Podríamos usar esa lana para apoyar a nuestros productores afectados directamente por estos aranceles. Ahí sí que hay que pensarlo bien, porque parece que la solución está lejos de ser fácil.
Esta firma, Akin, Gump, Strauss, Hauer & Feld LLP, según dicen, va a ayudarnos a navegar por el laberinto de las relaciones gubernamentales y comerciales en Estados Unidos. Suena fancy, ¿verdad? Pero mientras tanto, nuestros exportadores de dispositivos médicos, que son la espina dorsal de nuestra economía, andan con el agua al cuello por culpa de esos gravámenes que les puso Trump. Vamos, que estamos intentando apagar un incendio con un aspersor roto.
El ministro Manuel Tovar, él mismo, ya había expresado su preocupación por el impacto de estos aranceles, incluso llegó a hablar en el Financial Times, advirtiendo que podrían socavar la salud de Estados Unidos, irónicamente. Dijo que entienden el “Estados Unidos primero”, pero que eso no puede significar “Estados Unidos solo”. Ese mae tiene razón, pura verdad. Nosotros somos socios estratégicos, no enemigos comerciales. ¿Por qué no lo ven así allá arriba?
Y ahí entra el Presidente Chaves, respaldando el contrato con la consultora. Dice que debemos usar las mismas herramientas que usan los demás países. Bueno, sí, pero también podríamos ponerle pausa a los gastos innecesarios y enfocarnos en ayudar a los que realmente lo necesitan. Porque al final del día, el pueblo es el que paga la cuenta, diay. Con esta crisis económica que tenemos, cualquier extra cuesta caro.
No es que estemos en contra de buscar soluciones, ni mucho menos. Lo que preocupa es la forma en que se maneja la situación. Parece que vamos apagando fuegos sin atacar la raíz del problema. Mientras tanto, seguimos dependiendo de caprichos políticos y fluctuaciones económicas internacionales. Un brete el que llevamos, te digo.
Lo que más me da pena es ver cómo afecta esto a nuestros pequeños y medianos empresarios. Son ellos los que generan empleo y dinamizan la economía. Con estos aranceles y esta incertidumbre, muchos están pensando en cerrar sus puertas. Y luego nos quejamos de la falta de oportunidades... Una vara difícil, señores. Tenemos que apoyarlos y encontrar alternativas creativas para enfrentar esta situación.
En fin, toda esta movida deja muchas preguntas abiertas. ¿Realmente la contratación de esta firma de lobby va a solucionar el problema de los aranceles? ¿Será que estamos gastando dinero en algo que no dará resultados? ¿O quizás deberíamos enfocarnos en fortalecer nuestras propias capacidades de negociación y buscar acuerdos bilaterales más sólidos? ¿Ustedes creen que esta inversión valdrá la pena a largo plazo, o es simplemente otra gota de agua en un vaso rebosante de problemas económicos?
La viceministra de Comercio Exterior, Indiana Trejos, salió a defender la jugada diciendo que necesitamos “una presencia más fuerte en Washington”. Claro, claro… uno entiende la necesidad de tener contactos, pero ¿$60.000 al mes? Podríamos usar esa lana para apoyar a nuestros productores afectados directamente por estos aranceles. Ahí sí que hay que pensarlo bien, porque parece que la solución está lejos de ser fácil.
Esta firma, Akin, Gump, Strauss, Hauer & Feld LLP, según dicen, va a ayudarnos a navegar por el laberinto de las relaciones gubernamentales y comerciales en Estados Unidos. Suena fancy, ¿verdad? Pero mientras tanto, nuestros exportadores de dispositivos médicos, que son la espina dorsal de nuestra economía, andan con el agua al cuello por culpa de esos gravámenes que les puso Trump. Vamos, que estamos intentando apagar un incendio con un aspersor roto.
El ministro Manuel Tovar, él mismo, ya había expresado su preocupación por el impacto de estos aranceles, incluso llegó a hablar en el Financial Times, advirtiendo que podrían socavar la salud de Estados Unidos, irónicamente. Dijo que entienden el “Estados Unidos primero”, pero que eso no puede significar “Estados Unidos solo”. Ese mae tiene razón, pura verdad. Nosotros somos socios estratégicos, no enemigos comerciales. ¿Por qué no lo ven así allá arriba?
Y ahí entra el Presidente Chaves, respaldando el contrato con la consultora. Dice que debemos usar las mismas herramientas que usan los demás países. Bueno, sí, pero también podríamos ponerle pausa a los gastos innecesarios y enfocarnos en ayudar a los que realmente lo necesitan. Porque al final del día, el pueblo es el que paga la cuenta, diay. Con esta crisis económica que tenemos, cualquier extra cuesta caro.
No es que estemos en contra de buscar soluciones, ni mucho menos. Lo que preocupa es la forma en que se maneja la situación. Parece que vamos apagando fuegos sin atacar la raíz del problema. Mientras tanto, seguimos dependiendo de caprichos políticos y fluctuaciones económicas internacionales. Un brete el que llevamos, te digo.
Lo que más me da pena es ver cómo afecta esto a nuestros pequeños y medianos empresarios. Son ellos los que generan empleo y dinamizan la economía. Con estos aranceles y esta incertidumbre, muchos están pensando en cerrar sus puertas. Y luego nos quejamos de la falta de oportunidades... Una vara difícil, señores. Tenemos que apoyarlos y encontrar alternativas creativas para enfrentar esta situación.
En fin, toda esta movida deja muchas preguntas abiertas. ¿Realmente la contratación de esta firma de lobby va a solucionar el problema de los aranceles? ¿Será que estamos gastando dinero en algo que no dará resultados? ¿O quizás deberíamos enfocarnos en fortalecer nuestras propias capacidades de negociación y buscar acuerdos bilaterales más sólidos? ¿Ustedes creen que esta inversión valdrá la pena a largo plazo, o es simplemente otra gota de agua en un vaso rebosante de problemas económicos?