¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un chin de problema. Resulta que nuestro país tuvo que ponerle el turbo a la diplomacia y presentar un reclamo formal a la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) por un lío monumental que involucró información errónea sobre nuestra seguridad aérea. Parece que alguien se jaló una torta bien grande en la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), y ahora tenemos que limpiar el barniz.
La movida empezó porque se filtró un supuesto informe de la OACI donde decían que estábamos dando tumbos en materia de seguridad, con un puntaje de 61,7%. ¡Imagínate el revuelo! Muchos empezaron a especular que los pasajes iban a subir, que las aerolíneas iban a tener problemas... una verdadera carga para el bolsillo del tico promedio. Como era de esperarse, esto causó que hasta el subdirector de la DGAC, Luis Diego Saborío, decidiera poner pa’ lante sus renuncias, buscando echarle la culpa a alguien.
Pero tranquilito, la verdad salió a la luz. Marcos Castillo, el director de la DGAC, nos aclaró que ese informe era pura invención, un churrito que apareció de la nada en la página de la OACI. Según él, un funcionario, sin querer queriendo, subió un archivo equivocado a la plataforma, y así se armó todo este embrollo. ¡Una vareta! El ministro de Obras Públicas y Transporte, Efraín Zeledón, no se quedó atrás y también mandó un reclamo directo a la OACI por el daño a nuestra reputación.
Castillo insistió en que Costa Rica no está en peligro alguno para los vuelos comerciales ni corre el riesgo de perder la categoría como país seguro. “La OACI no da calificaciones, ni pone notas. No hay un ‘aprueba o reprobada’”, sentenció, tratando de tranquilizar a todos. Lo importante es entender que esto no es un juego de niños, sino una cuestión seria que afecta directamente la economía y la confianza en nuestras líneas aéreas.
Según la OACI, el documento que se difundió no es oficial, ni tiene validez alguna. Reconocieron el error y reafirmaron que Costa Rica no tiene problemas de seguridad operativa y que no está siendo evaluada para suspender permisos de vuelo. A pesar de todo, Castillo admitió que ya se hizo el daño a la imagen del país. Una pena, porque siempre hemos tenido fama de ser un destino turístico seguro y confiable. Ahora toca trabajar duro para recuperar esa credibilidad perdida.
Lo que más me preocupa es cómo se manejan estos asuntos internamente. ¿Cómo pudo pasar que un funcionario subiera un archivo equivocado y eso generara tanto revuelo? Claramente, hay fallas en los procesos de control y verificación de información en la DGAC. Esperemos que esto sirva como un llamado de atención para mejorar la gestión y evitar que estas situaciones se repitan en el futuro. Porque, díganlo conmigo, ¡qué despiche!
Y aunque ya se ha dicho que el costo de los pasajes no debería verse afectado, algunos expertos advierten que la incertidumbre puede influir en las tarifas a largo plazo. Además, esta polémica podría generar desconfianza entre los turistas extranjeros, quienes podrían pensar dos veces antes de comprar un boleto hacia Costa Rica. Tenemos que redoblar esfuerzos para mostrarles que somos un país serio y comprometido con la seguridad aérea.
En fin, este brete nos deja varias preguntas abiertas. ¿Será que la DGAC tomará medidas drásticas para corregir sus errores internos y asegurar la transparencia de la información que publica? ¿Lograremos recuperar rápidamente la confianza de los viajeros internacionales? ¿Y qué opinan ustedes, compatriotas? Después de todo este jaleo, ¿creen que Costa Rica seguirá siendo percibido como un destino turístico seguro y atractivo?
La movida empezó porque se filtró un supuesto informe de la OACI donde decían que estábamos dando tumbos en materia de seguridad, con un puntaje de 61,7%. ¡Imagínate el revuelo! Muchos empezaron a especular que los pasajes iban a subir, que las aerolíneas iban a tener problemas... una verdadera carga para el bolsillo del tico promedio. Como era de esperarse, esto causó que hasta el subdirector de la DGAC, Luis Diego Saborío, decidiera poner pa’ lante sus renuncias, buscando echarle la culpa a alguien.
Pero tranquilito, la verdad salió a la luz. Marcos Castillo, el director de la DGAC, nos aclaró que ese informe era pura invención, un churrito que apareció de la nada en la página de la OACI. Según él, un funcionario, sin querer queriendo, subió un archivo equivocado a la plataforma, y así se armó todo este embrollo. ¡Una vareta! El ministro de Obras Públicas y Transporte, Efraín Zeledón, no se quedó atrás y también mandó un reclamo directo a la OACI por el daño a nuestra reputación.
Castillo insistió en que Costa Rica no está en peligro alguno para los vuelos comerciales ni corre el riesgo de perder la categoría como país seguro. “La OACI no da calificaciones, ni pone notas. No hay un ‘aprueba o reprobada’”, sentenció, tratando de tranquilizar a todos. Lo importante es entender que esto no es un juego de niños, sino una cuestión seria que afecta directamente la economía y la confianza en nuestras líneas aéreas.
Según la OACI, el documento que se difundió no es oficial, ni tiene validez alguna. Reconocieron el error y reafirmaron que Costa Rica no tiene problemas de seguridad operativa y que no está siendo evaluada para suspender permisos de vuelo. A pesar de todo, Castillo admitió que ya se hizo el daño a la imagen del país. Una pena, porque siempre hemos tenido fama de ser un destino turístico seguro y confiable. Ahora toca trabajar duro para recuperar esa credibilidad perdida.
Lo que más me preocupa es cómo se manejan estos asuntos internamente. ¿Cómo pudo pasar que un funcionario subiera un archivo equivocado y eso generara tanto revuelo? Claramente, hay fallas en los procesos de control y verificación de información en la DGAC. Esperemos que esto sirva como un llamado de atención para mejorar la gestión y evitar que estas situaciones se repitan en el futuro. Porque, díganlo conmigo, ¡qué despiche!
Y aunque ya se ha dicho que el costo de los pasajes no debería verse afectado, algunos expertos advierten que la incertidumbre puede influir en las tarifas a largo plazo. Además, esta polémica podría generar desconfianza entre los turistas extranjeros, quienes podrían pensar dos veces antes de comprar un boleto hacia Costa Rica. Tenemos que redoblar esfuerzos para mostrarles que somos un país serio y comprometido con la seguridad aérea.
En fin, este brete nos deja varias preguntas abiertas. ¿Será que la DGAC tomará medidas drásticas para corregir sus errores internos y asegurar la transparencia de la información que publica? ¿Lograremos recuperar rápidamente la confianza de los viajeros internacionales? ¿Y qué opinan ustedes, compatriotas? Después de todo este jaleo, ¿creen que Costa Rica seguirá siendo percibido como un destino turístico seguro y atractivo?