¡Ay, Dios mío! Parece mentira, pero el café, ese ritual sagrado de cada mañana, se nos está yendo de las manos. Un estudio fresquito de la Universidad Nacional acaba de confirmar lo que todos sentíamos: nuestro "gusanito" mañanero está subiendo más rápido que Taylor Swift en Spotify. Si pensábamos que el diario estaba apretado antes, prepárense porque esto pinta feo, chavales.
Según los números fríos y duros del Observatorio Económico y Social de la UNA, el café ha subido un 62.4% desde 2022. ¡Un 62%! Eso sí que es un golpe bajo, diay. Estamos hablando de que el simple hecho de prepararte un cafecito ya no es lo que era, ni cerca. Te sacas unos billetes de los bolsillos que te hacen pensar si vale la pena levantarse temprano.
Pero ojo, que no es solo el café el que está dando patadas al presupuesto familiar. La investigación revisó precios de 289 productos, y la verdad, la cosa está fea. La mantequilla, que usas pa’ hacer galletas con los niños, la yuca, alimento básico de muchos campesinos y familias, e incluso las naranjas, esa fruta que nos da vitamina C y alegría, también se han ido al infinito. ¡Qué torta!
Parece que estamos viviendo una versión moderna de “El Rey León”, pero en lugar de sequía, tenemos inflación. Los economistas de la U me dijeron que detrás de estos aumentos hay una mezcla de cosas: el clima jugando sucio con las cosechas, plagas que destrozan los cultivos y esas dinámicas raras que existen en el mercado mundial. Todo se junta y termina afectándonos a nosotros, los ticos, que somos los que pagamos la cuenta.
Ahora bien, no todo está perdido, parce. El estudio también encontró algunas cositas que nos dan un rayito de esperanza. La Revisión Técnica Vehicular (RTV) bajó bastante gracias a un nuevo sistema, el gas licuado (GLP), esencial para cocinar en muchísimas casas, también se puso más barato, igual que internet y los boletos de avión. ¿Alguien va a aprovechar para escaparse a volar?
Pero piensen bien: esos ahorros palidecen frente a la magnitud del problema con la comida. Especialmente para aquellos que tienen menos recursos, la subida del café es un mazazo enorme. Imaginen tener que elegir entre comprar leche para los niños o ese cafecito que les pone sabor al día. Es una realidad dura, chavales, y hay que ponerle atención.
Tenemos que analizar qué está pasando y exigir soluciones. No podemos seguir viendo cómo la canasta básica se vuelve un lujo. Esto nos concierne a todos, desde el capitalino hasta el más lejano cantonero. Es momento de unirnos y buscar alternativas para proteger nuestros bolsillos y nuestra forma de vida. Que no se diga que los ticos somos tranquilos cuando se trata de defender lo nuestro.
Entonces, díganme, ¿cómo le hacen ustedes para mantener el presupuesto a flote con estos precios disparados? ¿Han cambiado hábitos de compra? ¿Qué medidas cree usted que debería tomar el gobierno para aliviar esta situación económica que nos tiene a todos con el corazón en la boca?
Según los números fríos y duros del Observatorio Económico y Social de la UNA, el café ha subido un 62.4% desde 2022. ¡Un 62%! Eso sí que es un golpe bajo, diay. Estamos hablando de que el simple hecho de prepararte un cafecito ya no es lo que era, ni cerca. Te sacas unos billetes de los bolsillos que te hacen pensar si vale la pena levantarse temprano.
Pero ojo, que no es solo el café el que está dando patadas al presupuesto familiar. La investigación revisó precios de 289 productos, y la verdad, la cosa está fea. La mantequilla, que usas pa’ hacer galletas con los niños, la yuca, alimento básico de muchos campesinos y familias, e incluso las naranjas, esa fruta que nos da vitamina C y alegría, también se han ido al infinito. ¡Qué torta!
Parece que estamos viviendo una versión moderna de “El Rey León”, pero en lugar de sequía, tenemos inflación. Los economistas de la U me dijeron que detrás de estos aumentos hay una mezcla de cosas: el clima jugando sucio con las cosechas, plagas que destrozan los cultivos y esas dinámicas raras que existen en el mercado mundial. Todo se junta y termina afectándonos a nosotros, los ticos, que somos los que pagamos la cuenta.
Ahora bien, no todo está perdido, parce. El estudio también encontró algunas cositas que nos dan un rayito de esperanza. La Revisión Técnica Vehicular (RTV) bajó bastante gracias a un nuevo sistema, el gas licuado (GLP), esencial para cocinar en muchísimas casas, también se puso más barato, igual que internet y los boletos de avión. ¿Alguien va a aprovechar para escaparse a volar?
Pero piensen bien: esos ahorros palidecen frente a la magnitud del problema con la comida. Especialmente para aquellos que tienen menos recursos, la subida del café es un mazazo enorme. Imaginen tener que elegir entre comprar leche para los niños o ese cafecito que les pone sabor al día. Es una realidad dura, chavales, y hay que ponerle atención.
Tenemos que analizar qué está pasando y exigir soluciones. No podemos seguir viendo cómo la canasta básica se vuelve un lujo. Esto nos concierne a todos, desde el capitalino hasta el más lejano cantonero. Es momento de unirnos y buscar alternativas para proteger nuestros bolsillos y nuestra forma de vida. Que no se diga que los ticos somos tranquilos cuando se trata de defender lo nuestro.
Entonces, díganme, ¿cómo le hacen ustedes para mantener el presupuesto a flote con estos precios disparados? ¿Han cambiado hábitos de compra? ¿Qué medidas cree usted que debería tomar el gobierno para aliviar esta situación económica que nos tiene a todos con el corazón en la boca?