¡Ay, Dios mío! Parece que la chincha nos va en contra, má’ porque sí. Ya van quince añitos seguidos que algún nene o nena se quema jugando con pólvora en estas fiestas navideñas. ¡Qué torta! Pensábamos que ya íbamos agarrando la onda con esto de proteger a los más peques, pero parece que todavía hay mucho despiche por ahí.
El Ministerio de Salud y el Hospital Nacional de Niños han sacado pecho otra vez, llamando a toda la familia a ponerle el turbo a la prevención. No es que no estén haciendo esfuerzos, mae, pero a veces da la impresión de que les hablan a paredes. Nos dicen que si le metemos empeño y dejamos de ser tan descuidados, podríamos lograrlo, pero… ¿será posible?
Solo en el año pasado, cuatro pequeños sufrieron quemaduras por culpa de los cohetes y morteros. Imagínate el susto que se llevan los papás y abuelos, y peor aún, el sufrimiento del niño. La última semana del año es siempre la más peligrosa, como si el demonio estuviera suelto buscando a quién freírle el pellejo. Y no hablemos de los hospitales, que se saturan y los doctores tienen que trabajar doble para atender a todos.
Lo más triste de todo es que muchos de estos casos no son inevitables. Son pura distracción, pura negligencia. Dejar la pólvora al alcance de los niños, jugar con fuego cerca de los más chiquitos, no enseñarles los peligros... ¡qué poca responsabilidad! Y no solamente es la pólvora, claro. También hay quemaduras por salsas hirviendo, fogatas improvisadas y hasta por prender tamales. ¡Uf, qué brete!
Ahora, los bomberos también entraron al quite, recomendando que el manejo de la pólvora lo dejen en manos de profesionales certificados. ¡Ni loco tú vas a estar jugando con eso!, te digo yo. Y también piden supervisar bien cualquier actividad donde haya chispa o explosión. Más vale prevenir que lamentar, ¿verdad?
Respecto a las fogatas y los tamales, nos recuerdan que no se armen fogones de manera improvisada, mantener a los niños alejados, y nunca, jamás, cubrir las brasas con arena. ¡Eso es como invitar al diablo a entrar a tu casa! El carbón puede seguir ardiendo por horas y provocar unas quemaduras de campeonato. Además, ¡ojo con los fogones! Que nadie se distraiga y deje los nenes jugando cerca del calor.
Y para rematar, nos avisan que las quemaduras por café, leche o sopa son las más comunes en las casas. Entonces, ¿qué estamos esperando? ¡No dejemos a los chiquillos solos en la cocina! Que alguien esté pendiente para evitar tragedias. Colocaremos las ollitas con cosas calientes lejos del borde de la mesa, ¡porfa! Mejor prevenir una salpicadura que una visita al hospital. Lo que sería bueno que los padres recordaran, es que cuidar de los hijos es algo constante, todo el año, y no solo en estas festividades.
Al final del día, parece que la meta “cero quemados” sigue siendo un sueño lejano. Con tanta irresponsabilidad y falta de conciencia, ¿crees que alguna vez lograremos que nuestros niños disfruten de las fiestas sin correr el peligro de sufrir quemaduras? ¿Qué medidas crees que realmente podrían funcionar para cambiar esta realidad y evitar que sigamos viendo noticias así cada año?
El Ministerio de Salud y el Hospital Nacional de Niños han sacado pecho otra vez, llamando a toda la familia a ponerle el turbo a la prevención. No es que no estén haciendo esfuerzos, mae, pero a veces da la impresión de que les hablan a paredes. Nos dicen que si le metemos empeño y dejamos de ser tan descuidados, podríamos lograrlo, pero… ¿será posible?
Solo en el año pasado, cuatro pequeños sufrieron quemaduras por culpa de los cohetes y morteros. Imagínate el susto que se llevan los papás y abuelos, y peor aún, el sufrimiento del niño. La última semana del año es siempre la más peligrosa, como si el demonio estuviera suelto buscando a quién freírle el pellejo. Y no hablemos de los hospitales, que se saturan y los doctores tienen que trabajar doble para atender a todos.
Lo más triste de todo es que muchos de estos casos no son inevitables. Son pura distracción, pura negligencia. Dejar la pólvora al alcance de los niños, jugar con fuego cerca de los más chiquitos, no enseñarles los peligros... ¡qué poca responsabilidad! Y no solamente es la pólvora, claro. También hay quemaduras por salsas hirviendo, fogatas improvisadas y hasta por prender tamales. ¡Uf, qué brete!
Ahora, los bomberos también entraron al quite, recomendando que el manejo de la pólvora lo dejen en manos de profesionales certificados. ¡Ni loco tú vas a estar jugando con eso!, te digo yo. Y también piden supervisar bien cualquier actividad donde haya chispa o explosión. Más vale prevenir que lamentar, ¿verdad?
Respecto a las fogatas y los tamales, nos recuerdan que no se armen fogones de manera improvisada, mantener a los niños alejados, y nunca, jamás, cubrir las brasas con arena. ¡Eso es como invitar al diablo a entrar a tu casa! El carbón puede seguir ardiendo por horas y provocar unas quemaduras de campeonato. Además, ¡ojo con los fogones! Que nadie se distraiga y deje los nenes jugando cerca del calor.
Y para rematar, nos avisan que las quemaduras por café, leche o sopa son las más comunes en las casas. Entonces, ¿qué estamos esperando? ¡No dejemos a los chiquillos solos en la cocina! Que alguien esté pendiente para evitar tragedias. Colocaremos las ollitas con cosas calientes lejos del borde de la mesa, ¡porfa! Mejor prevenir una salpicadura que una visita al hospital. Lo que sería bueno que los padres recordaran, es que cuidar de los hijos es algo constante, todo el año, y no solo en estas festividades.
Al final del día, parece que la meta “cero quemados” sigue siendo un sueño lejano. Con tanta irresponsabilidad y falta de conciencia, ¿crees que alguna vez lograremos que nuestros niños disfruten de las fiestas sin correr el peligro de sufrir quemaduras? ¿Qué medidas crees que realmente podrían funcionar para cambiar esta realidad y evitar que sigamos viendo noticias así cada año?