¡Aguántense!, compañeros del Foro. Las malas noticias nunca paran, ¿verdad? Pues parece que la situación con la mortalidad infantil en Costa Rica se puso bien fea. Después de varios años intentando mantener las cosas bajo control, ahora estamos viendo cifras que dan escalofríos: ¡ya llevamos más de 10 fallecimientos por cada mil nacidos vivos! Un dato que debería hacerarnos reflexionar seriamente sobre qué está pasando en nuestro país.
Si vamos mirando hacia atrás, la cosa no andaba así. En 2009, teníamos alrededor de 8,84 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos. Pero, fíjense, en 2024, ¡superamos los 10 puntos! Una cifra que no veíamos en 16 años. Y esto no es cuento, señores. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la prematuridad sigue siendo la causa principal de muerte entre los bebés durante sus primeros 28 días de vida. Aproximadamente, el 70% de las mortandades en el primer año ocurren en ese período tan delicado.
Ahora, las autoridades dicen que están haciendo algo al respecto. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y la Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed) se han aliado para formar nuevos neónatos, ofreciendo becas a pediatras que quieran especializarse en esta área tan importante. La idea es tener más profesionales calificados para atender a los recién nacidos, especialmente a esos “prematuros” que necesitan cuidados intensivos. ¡Más manos a la obra, digámoslo así!
El gerente médico de la CCSS, Alexander Sánchez Cabo, dijo que “fortalecer el recurso humano especializado es una condición indispensable para mejorar la atención”. Suena lindo, ¿no? Pero la pregunta es si esta medida será suficiente para frenar la tendencia actual. De cara a la galería, sí, se ven esfuerzos, pero a ver cómo se traducen en resultados reales en las unidades de cuidado intensivo.
María del Carmen García, rectora de la Ucimed, tampoco se quedó callada. Reconoció que “la crisis de especialistas es un problema que nos atañe a todos”. ¡Por fin alguien lo dice claro! Parece que están conscientes de la gravedad de la situación, aunque esto viene con retraso. Ofrecer becas es bueno, pero necesitamos soluciones más profundas y rápidas para cubrir esa carencia de especialistas que tanto nos duele.
Juan Carlos Esquivel Sánchez, del Cendeisss, mencionó que están ampliando las plazas y actualizando los criterios de ingreso para formar más especialistas. Eso suena prometedor, pero hay que estar ojo avizor para ver si realmente se logra aumentar significativamente el número de neónatos disponibles para atender a los bebés. Con 954 médicos en proceso de formación especializada, quizás aún queda camino por recorrer para realmente impactar la situación. ¡Un brete el que tienen por delante!
Pero aquí viene lo más preocupante, mis panas. Jaime Lazo, subdirector del Hospital Nacional de Niños (HNN), advierte que esto es mucho más que un simple problema de salud. Él afirma que hay un “deterioro general del nivel de vida” en Costa Rica que está reflejando un retroceso en nuestras condiciones de vida. ¡Qué sal! Factores como la pobreza, la educación de las madres, el acceso a los servicios básicos y hasta la contaminación ambiental están jugando un papel importante en este aumento de la mortalidad infantil. Y ni hablar de las enfermedades maternas y las malformaciones congénitas… ¡Una torta!
Y vaya que este panorama pinta complicado. Hemos visto cómo, en los últimos 16 años, habíamos logrado mantener la tasa por debajo de los dos dígitos. Ahora, con el aumento en el primer semestre de 2024, debemos preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a aceptar que la salud de nuestros bebés esté comprometida? ¿Podemos exigir a las autoridades medidas más contundentes y efectivas para revertir esta tendencia alarmante? ¿Creen que la alianza CCSS-Ucimed será suficiente, o necesitamos soluciones más drásticas para proteger a nuestros menores?
Si vamos mirando hacia atrás, la cosa no andaba así. En 2009, teníamos alrededor de 8,84 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos. Pero, fíjense, en 2024, ¡superamos los 10 puntos! Una cifra que no veíamos en 16 años. Y esto no es cuento, señores. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la prematuridad sigue siendo la causa principal de muerte entre los bebés durante sus primeros 28 días de vida. Aproximadamente, el 70% de las mortandades en el primer año ocurren en ese período tan delicado.
Ahora, las autoridades dicen que están haciendo algo al respecto. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y la Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed) se han aliado para formar nuevos neónatos, ofreciendo becas a pediatras que quieran especializarse en esta área tan importante. La idea es tener más profesionales calificados para atender a los recién nacidos, especialmente a esos “prematuros” que necesitan cuidados intensivos. ¡Más manos a la obra, digámoslo así!
El gerente médico de la CCSS, Alexander Sánchez Cabo, dijo que “fortalecer el recurso humano especializado es una condición indispensable para mejorar la atención”. Suena lindo, ¿no? Pero la pregunta es si esta medida será suficiente para frenar la tendencia actual. De cara a la galería, sí, se ven esfuerzos, pero a ver cómo se traducen en resultados reales en las unidades de cuidado intensivo.
María del Carmen García, rectora de la Ucimed, tampoco se quedó callada. Reconoció que “la crisis de especialistas es un problema que nos atañe a todos”. ¡Por fin alguien lo dice claro! Parece que están conscientes de la gravedad de la situación, aunque esto viene con retraso. Ofrecer becas es bueno, pero necesitamos soluciones más profundas y rápidas para cubrir esa carencia de especialistas que tanto nos duele.
Juan Carlos Esquivel Sánchez, del Cendeisss, mencionó que están ampliando las plazas y actualizando los criterios de ingreso para formar más especialistas. Eso suena prometedor, pero hay que estar ojo avizor para ver si realmente se logra aumentar significativamente el número de neónatos disponibles para atender a los bebés. Con 954 médicos en proceso de formación especializada, quizás aún queda camino por recorrer para realmente impactar la situación. ¡Un brete el que tienen por delante!
Pero aquí viene lo más preocupante, mis panas. Jaime Lazo, subdirector del Hospital Nacional de Niños (HNN), advierte que esto es mucho más que un simple problema de salud. Él afirma que hay un “deterioro general del nivel de vida” en Costa Rica que está reflejando un retroceso en nuestras condiciones de vida. ¡Qué sal! Factores como la pobreza, la educación de las madres, el acceso a los servicios básicos y hasta la contaminación ambiental están jugando un papel importante en este aumento de la mortalidad infantil. Y ni hablar de las enfermedades maternas y las malformaciones congénitas… ¡Una torta!
Y vaya que este panorama pinta complicado. Hemos visto cómo, en los últimos 16 años, habíamos logrado mantener la tasa por debajo de los dos dígitos. Ahora, con el aumento en el primer semestre de 2024, debemos preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a aceptar que la salud de nuestros bebés esté comprometida? ¿Podemos exigir a las autoridades medidas más contundentes y efectivas para revertir esta tendencia alarmante? ¿Creen que la alianza CCSS-Ucimed será suficiente, o necesitamos soluciones más drásticas para proteger a nuestros menores?