¡Ay, Dios mío! Aquí vamos de nuevo. El candidato liberacionista, Álvaro Ramos, le soltó la bomba: seis mil nuevos polis y “megaoperativos” pa’ controlar la delincuencia. Suena lindo en campaña, mae, pero uno ya está un poco escéptico con estas promesas grandilocuentes, especialmente cuando estamos viendo cómo la inseguridad nos come vivo.
La verdad es que la situación está más que cargada. De seguirle pisando los talones a los homicidios, como parece que va a pasar, podríamos cerrar este 2025 con casi 900 asesinatos. ¡Qué sal! Eso significaría tres años seguidos con cifras récords, poniendo a Costa Rica en el ojo del huracán internacional. Ya nos pusieron en el Top 10 latinoamericano de países con más crímenes violentos, según InSight Crime. No pinta nada bueno, chunches.
Ramos, en su discurso, prometió meterle mano dura a las “organizaciones criminales” y a esos negocios turbios que andan moviéndose a diestra y siniestra. Dice que van a intervenir cuarenta comunidades “de alta peligrosidad” y poner candados en las zonas turísticas, esas que dan la cara al mundo y donde la delincuencia ha empezado a lucirse demasiado. Ojalá tenga razón, porque sino, nos vamos todos al traste.
Lo que preocupa, y mucho, es si estos seis mil policías nuevos realmente van a hacer la diferencia. ¿Tendremos la infraestructura adecuada para capacitarlos? ¿Habrá recursos suficientes para equiparlos bien? Porque meterles a la calle sin el entrenamiento ni el armamento adecuado sería tirar el dinero y, peor aún, exponerlos a riesgos innecesarios. Que no les pase lo mismo que a otros proyectos que se fueron al brete por falta de planificación.
Y hablemos de los megaoperativos. A ver, uno entiende la necesidad de mostrar fuerza y tomar el control de ciertas áreas, pero hay que hacerlo inteligentemente. Si entramos a las colonias a lo loco, sin información clara y sin respetar los derechos humanos, corremos el riesgo de alienar a la población y terminar creando más problemas de los que resolvemos. Se necesita estrategia, maquina, no solo músculo.
Algunos expertos sugieren que el problema no es solo la falta de policías, sino también la corrupción dentro de las instituciones y la falta de políticas sociales efectivas que aborden las causas profundas de la delincuencia. Un policía en cada esquina no resuelve el problema si detrás hay pobreza, desigualdad y falta de oportunidades. Hay que atacar la raíz del asunto, ¿me entienden?
Otro punto importante es el tema de la inteligencia policial. No basta con tener muchos policías; necesitamos que sean buenos investigadores, que sepan analizar datos, rastrear pistas y anticiparse a los movimientos delictivos. Invertir en tecnología y capacitación especializada es fundamental para combatir el crimen organizado de manera efectiva. De nada sirve estar a machete si no tienes la información correcta.
Ahora sí, vayamos al grano: ¿ustedes creen que seis mil policías y unos cuantos operativos serán suficientes para frenar esta ola de violencia que nos está sacudiendo? ¿O necesitamos medidas más profundas y estructurales para cambiar la realidad de seguridad en nuestro país? ¡Den sus opiniones, compadres! La plaza es suya.
La verdad es que la situación está más que cargada. De seguirle pisando los talones a los homicidios, como parece que va a pasar, podríamos cerrar este 2025 con casi 900 asesinatos. ¡Qué sal! Eso significaría tres años seguidos con cifras récords, poniendo a Costa Rica en el ojo del huracán internacional. Ya nos pusieron en el Top 10 latinoamericano de países con más crímenes violentos, según InSight Crime. No pinta nada bueno, chunches.
Ramos, en su discurso, prometió meterle mano dura a las “organizaciones criminales” y a esos negocios turbios que andan moviéndose a diestra y siniestra. Dice que van a intervenir cuarenta comunidades “de alta peligrosidad” y poner candados en las zonas turísticas, esas que dan la cara al mundo y donde la delincuencia ha empezado a lucirse demasiado. Ojalá tenga razón, porque sino, nos vamos todos al traste.
Lo que preocupa, y mucho, es si estos seis mil policías nuevos realmente van a hacer la diferencia. ¿Tendremos la infraestructura adecuada para capacitarlos? ¿Habrá recursos suficientes para equiparlos bien? Porque meterles a la calle sin el entrenamiento ni el armamento adecuado sería tirar el dinero y, peor aún, exponerlos a riesgos innecesarios. Que no les pase lo mismo que a otros proyectos que se fueron al brete por falta de planificación.
Y hablemos de los megaoperativos. A ver, uno entiende la necesidad de mostrar fuerza y tomar el control de ciertas áreas, pero hay que hacerlo inteligentemente. Si entramos a las colonias a lo loco, sin información clara y sin respetar los derechos humanos, corremos el riesgo de alienar a la población y terminar creando más problemas de los que resolvemos. Se necesita estrategia, maquina, no solo músculo.
Algunos expertos sugieren que el problema no es solo la falta de policías, sino también la corrupción dentro de las instituciones y la falta de políticas sociales efectivas que aborden las causas profundas de la delincuencia. Un policía en cada esquina no resuelve el problema si detrás hay pobreza, desigualdad y falta de oportunidades. Hay que atacar la raíz del asunto, ¿me entienden?
Otro punto importante es el tema de la inteligencia policial. No basta con tener muchos policías; necesitamos que sean buenos investigadores, que sepan analizar datos, rastrear pistas y anticiparse a los movimientos delictivos. Invertir en tecnología y capacitación especializada es fundamental para combatir el crimen organizado de manera efectiva. De nada sirve estar a machete si no tienes la información correcta.
Ahora sí, vayamos al grano: ¿ustedes creen que seis mil policías y unos cuantos operativos serán suficientes para frenar esta ola de violencia que nos está sacudiendo? ¿O necesitamos medidas más profundas y estructurales para cambiar la realidad de seguridad en nuestro país? ¡Den sus opiniones, compadres! La plaza es suya.