¡Ay, Dios mío, qué vara! Aquí andamos con otra movida turbia en Guanacaste. El OIJ puso sus manos encima de seis señores en Cañas, acusándolos de andar vendiendo cositas que no van ni en el café. Parece que la ley de psicotrópicos les dio un buen susto, porque ahora tendrán que explicarle al juez qué estaban haciendo.
La cosa viene de largo, porque según el OIJ, esto llevaba investigándose desde marzo pasado. Al parecer, estos muchachos tenían un brete bien armado, distribuendo esos chanches por toda la zona. Uno se pregunta, ¿cómo es posible que hayan podido operar tanto tiempo sin que nadie diera la cara?
Pues resulta que el otro día, temprano en la mañana – unas 6:05 a.m., para ser exactos – los judiciales llegaron con todo a cinco casas en el centro de Cañas. ¡Imagínate el alboroto! Ahí mismo los agarraron a Briceño, Mata, Soto, Aguirre, Campos y otro Campos – sí, dos Campos en la misma banda, parece que les gusta compartir el apellido -. Parece que algunos esperaban visitas, otros no tanto.
Y vaya que encontraron cosas. Según el reporte, decomisaron una pila de drogas ya preparadas para vender a doquier, pa' que le metieran a cualquiera. También hallaron fajos de billetes, unos en colones y otros en dólares. Además de eso, traían todo el material necesario para preparar y dosificar esas sustancias ilegales. Una verdadera fábrica de problemas, vamos.
Estos seis ahora están en manos del Ministerio Público, quienes decidirán qué les toca hacer. ¿Quedarán libres bajo fianza? ¿Se irán directo a prisión preventiva? Esa es la gran pregunta. Vamos a ver si la justicia hace lo suyo, porque esto huele raro. No es la primera vez que sale a la luz una operación así por acá. Esta zona ha sido siempre un imán para este tipo de actividades, dicen, pero hay que ponerle un alto.
Lo que más me preocupa, sinceramente, es el impacto que esto tiene en nuestras comunidades. Ver a jóvenes involucrados en estas redes ilícitas es una pena enorme. ¿Cómo estamos protegiendo a nuestros niños y adolescentes de caer en estas trampas? Necesitamos fortalecer programas de prevención y ofrecer alternativas reales para que estos jóvenes vean que hay otras opciones en la vida.
Además, no podemos obviar el papel que juegan las autoridades en combatir este flagelo. Es vital que la policía y el OIJ tengan los recursos necesarios para investigar y desmantelar estas organizaciones criminales. No basta con capturar a los peces pequeños; hay que llegar hasta la cabeza de la serpiente. Que le den duro a esos que están detrás de esto, ¡que no se metan con nuestra tranquilidad!
En fin, una vez más vemos cómo la lucha contra el narcotráfico sigue siendo un desafío constante en nuestro país. Pero mientras sigamos denunciando y exigiendo acciones efectivas, quizás podamos darle una vuelta a esta vara. Ahora dime, ¿crees que la respuesta a este problema pasa más por aumentar la vigilancia policial o por invertir en programas sociales para ayudar a los jóvenes a encontrar oportunidades dignas?
La cosa viene de largo, porque según el OIJ, esto llevaba investigándose desde marzo pasado. Al parecer, estos muchachos tenían un brete bien armado, distribuendo esos chanches por toda la zona. Uno se pregunta, ¿cómo es posible que hayan podido operar tanto tiempo sin que nadie diera la cara?
Pues resulta que el otro día, temprano en la mañana – unas 6:05 a.m., para ser exactos – los judiciales llegaron con todo a cinco casas en el centro de Cañas. ¡Imagínate el alboroto! Ahí mismo los agarraron a Briceño, Mata, Soto, Aguirre, Campos y otro Campos – sí, dos Campos en la misma banda, parece que les gusta compartir el apellido -. Parece que algunos esperaban visitas, otros no tanto.
Y vaya que encontraron cosas. Según el reporte, decomisaron una pila de drogas ya preparadas para vender a doquier, pa' que le metieran a cualquiera. También hallaron fajos de billetes, unos en colones y otros en dólares. Además de eso, traían todo el material necesario para preparar y dosificar esas sustancias ilegales. Una verdadera fábrica de problemas, vamos.
Estos seis ahora están en manos del Ministerio Público, quienes decidirán qué les toca hacer. ¿Quedarán libres bajo fianza? ¿Se irán directo a prisión preventiva? Esa es la gran pregunta. Vamos a ver si la justicia hace lo suyo, porque esto huele raro. No es la primera vez que sale a la luz una operación así por acá. Esta zona ha sido siempre un imán para este tipo de actividades, dicen, pero hay que ponerle un alto.
Lo que más me preocupa, sinceramente, es el impacto que esto tiene en nuestras comunidades. Ver a jóvenes involucrados en estas redes ilícitas es una pena enorme. ¿Cómo estamos protegiendo a nuestros niños y adolescentes de caer en estas trampas? Necesitamos fortalecer programas de prevención y ofrecer alternativas reales para que estos jóvenes vean que hay otras opciones en la vida.
Además, no podemos obviar el papel que juegan las autoridades en combatir este flagelo. Es vital que la policía y el OIJ tengan los recursos necesarios para investigar y desmantelar estas organizaciones criminales. No basta con capturar a los peces pequeños; hay que llegar hasta la cabeza de la serpiente. Que le den duro a esos que están detrás de esto, ¡que no se metan con nuestra tranquilidad!
En fin, una vez más vemos cómo la lucha contra el narcotráfico sigue siendo un desafío constante en nuestro país. Pero mientras sigamos denunciando y exigiendo acciones efectivas, quizás podamos darle una vuelta a esta vara. Ahora dime, ¿crees que la respuesta a este problema pasa más por aumentar la vigilancia policial o por invertir en programas sociales para ayudar a los jóvenes a encontrar oportunidades dignas?