¡Ay, Dios mío! El ambiente en Costa Rica está más tenso que una cuerda de guitarra. Resulta que el Presidente Rodrigo Chaves y el Fiscal General Carlo Díaz están enfrentándose duro, duro, y todo por el embrollo que rodea al director del OIJ, Randall Zúñiga. Las acusaciones vuelan como mosquitos en verano, y la bronca parece que va para largo.
Todo empezó con unas declaraciones explosivas de Don Rodri en una conferencia de prensa, donde soltó que las mujeres que denuncian a Zúñiga estarían siendo intimidadas y amenazadas. Pero ahí no quedó la cosa; también arremetió contra el Fiscal, alegando que Díaz no movería un dedo en la investigación debido a una supuesta amistad cercana con el director del OIJ. Según Chaves, Díaz hasta podría estar buscando vengarse de las denunciantes. Un maje, ¡sin duda!
Como era de esperarse, Díaz no tardó en responder, catalogando las declaraciones del Presidente como totalmente tendenciosas y diseñadas para poner en tela de juicio la independencia y el trabajo de la Fiscalía. Insistió en que la investigación está en manos de la Fiscalía de Género, lo cual, según él, garantiza la imparcialidad del proceso. "Esto es pura politiquería", comentó un abogado que prefirió mantenerse anónimo, "el Presidente está tratando de desviar la atención del problema".
Y es que el caso Zúñiga es un verdadero brete. Ya son tres denuncias formales presentadas contra el director del OIJ, todas relacionadas con presuntos delitos sexuales. Una de Corredores alega violación, otra de Cartago acusa violación e infección venerea, y la tercera, de Goicoechea, apunta a contagio venereo, conductas sexuales abusivas y ofensas a la dignidad. ¡Un panorama bien feo! Hasta acá leemos, que incluso hubo testimonios de hechos ocurridos en enero del 2025.
Pero la cosa se pone aún más picante. Chaves no se quedó corto en sus ataques, llegando a comparar la situación con estrategias utilizadas en guerras antiguas, insinuando que Zúñiga podría haber sido objeto de chantaje mediante relaciones amorosas. ¡Qué nivel de acusación! Dijo textualmente que, imagina, "si es que no lo hicieron ya, con don Carlo y don Randall, mandarles a una mujer hermosa... qué habrá dicho en el lecho de la pasión abrazadito después y con unos tragos.". ¡Uy, uy, uy! Esto ya suena a novela de patio.
En respuesta a toda esta controversia, el Poder Judicial convocó a una reunión de urgencia desde las 3:30 p.m. para analizar la situación disciplinaria y administrativa de Zúñiga. Grupos políticos ya han pedido su suspensión temporal del cargo, argumentando que su permanencia en el puesto podría obstaculizar la investigación. Mientras tanto, Zúñiga insiste en su inocencia, calificando las acusaciones como un ataque político orquestado para dañarlo. Afirma que existen pruebas que demostrarán su inocencia, pero también dice que vídeos circulando en redes sociales son montajes digitales.
Lo cierto es que esta crisis golpea al corazón del gobierno, poniendo en tela de juicio la confianza pública en las instituciones clave. Algunos analistas políticos creen que el incidente podría tener consecuencias políticas significativas, afectando la popularidad del Presidente y generando inestabilidad política. Otros sugieren que este es simplemente un episodio más en la larga lista de controversias que han marcado la administración Chaves. Sin embargo, es innegable que la situación es delicada y requiere de una gestión cuidadosa para evitar mayores daños.
Con todo este circo mediático y las acusaciones cruzadas, nos queda preguntarnos: ¿Estamos ante una crisis profunda dentro del gobierno, o simplemente se trata de una pelea de gallos entre dos figuras poderosas? ¿Será que este caso revela fallas estructurales en el sistema judicial y de seguridad nacional de Costa Rica, o es solo un caso aislado de abuso de poder?
Todo empezó con unas declaraciones explosivas de Don Rodri en una conferencia de prensa, donde soltó que las mujeres que denuncian a Zúñiga estarían siendo intimidadas y amenazadas. Pero ahí no quedó la cosa; también arremetió contra el Fiscal, alegando que Díaz no movería un dedo en la investigación debido a una supuesta amistad cercana con el director del OIJ. Según Chaves, Díaz hasta podría estar buscando vengarse de las denunciantes. Un maje, ¡sin duda!
Como era de esperarse, Díaz no tardó en responder, catalogando las declaraciones del Presidente como totalmente tendenciosas y diseñadas para poner en tela de juicio la independencia y el trabajo de la Fiscalía. Insistió en que la investigación está en manos de la Fiscalía de Género, lo cual, según él, garantiza la imparcialidad del proceso. "Esto es pura politiquería", comentó un abogado que prefirió mantenerse anónimo, "el Presidente está tratando de desviar la atención del problema".
Y es que el caso Zúñiga es un verdadero brete. Ya son tres denuncias formales presentadas contra el director del OIJ, todas relacionadas con presuntos delitos sexuales. Una de Corredores alega violación, otra de Cartago acusa violación e infección venerea, y la tercera, de Goicoechea, apunta a contagio venereo, conductas sexuales abusivas y ofensas a la dignidad. ¡Un panorama bien feo! Hasta acá leemos, que incluso hubo testimonios de hechos ocurridos en enero del 2025.
Pero la cosa se pone aún más picante. Chaves no se quedó corto en sus ataques, llegando a comparar la situación con estrategias utilizadas en guerras antiguas, insinuando que Zúñiga podría haber sido objeto de chantaje mediante relaciones amorosas. ¡Qué nivel de acusación! Dijo textualmente que, imagina, "si es que no lo hicieron ya, con don Carlo y don Randall, mandarles a una mujer hermosa... qué habrá dicho en el lecho de la pasión abrazadito después y con unos tragos.". ¡Uy, uy, uy! Esto ya suena a novela de patio.
En respuesta a toda esta controversia, el Poder Judicial convocó a una reunión de urgencia desde las 3:30 p.m. para analizar la situación disciplinaria y administrativa de Zúñiga. Grupos políticos ya han pedido su suspensión temporal del cargo, argumentando que su permanencia en el puesto podría obstaculizar la investigación. Mientras tanto, Zúñiga insiste en su inocencia, calificando las acusaciones como un ataque político orquestado para dañarlo. Afirma que existen pruebas que demostrarán su inocencia, pero también dice que vídeos circulando en redes sociales son montajes digitales.
Lo cierto es que esta crisis golpea al corazón del gobierno, poniendo en tela de juicio la confianza pública en las instituciones clave. Algunos analistas políticos creen que el incidente podría tener consecuencias políticas significativas, afectando la popularidad del Presidente y generando inestabilidad política. Otros sugieren que este es simplemente un episodio más en la larga lista de controversias que han marcado la administración Chaves. Sin embargo, es innegable que la situación es delicada y requiere de una gestión cuidadosa para evitar mayores daños.
Con todo este circo mediático y las acusaciones cruzadas, nos queda preguntarnos: ¿Estamos ante una crisis profunda dentro del gobierno, o simplemente se trata de una pelea de gallos entre dos figuras poderosas? ¿Será que este caso revela fallas estructurales en el sistema judicial y de seguridad nacional de Costa Rica, o es solo un caso aislado de abuso de poder?