Intentar cuantificar el coste de la corrupción es una tarea ímproba porque la corrupción no aparece en la contabilidad de las organizaciones implicadas. Los casos de corrupción que se están investigando salpican y más de un político , se encuentra imputado. Sera que puede solucionar esta lacra, y la sociedad civil tiene en su mano representar un papel fundamental¡¡.
Cuando los casos de corrupción van solapándose unos con otros, no podemos conformarnos con decir que se trata de casos aislados dentro de un sistema que funciona bien, sino que hay que buscar razones más estructurales. Aunque las prácticas corruptas puedan tener beneficios evidentes para quienes las llevan a cabo, tienen también unos costes que, tarde o temprano acaban aflorando. Intentar cuantificar el coste de la corrupción es una tarea ímproba, porque –como algunos avispados argumentan a modo de justificación– la corrupción no aparece en la contabilidad de las empresas y organizaciones implicadas. Los costes de la corrupción abarcarían una larga lista que incluiría distorsiones en el funcionamiento correcto de los mercados, dinámicas que se generan en las organizaciones y conflictos que surgen a la hora de tomar decisiones; y efectos reputacionales y de pérdida de confianza; además de los costes personales y sociales.
Sin dejar de lado una reflexión sobre la catadura moral de quienes están implicados en las prácticas de corrupción, es necesario reflexionar sobre cómo está diseñado el sistema económico, político y social para hacer posible tales prácticas.
Cuando los casos de corrupción van solapándose unos con otros, no podemos conformarnos con decir que se trata de casos aislados dentro de un sistema que funciona bien, sino que hay que buscar razones más estructurales. Aunque las prácticas corruptas puedan tener beneficios evidentes para quienes las llevan a cabo, tienen también unos costes que, tarde o temprano acaban aflorando. Intentar cuantificar el coste de la corrupción es una tarea ímproba, porque –como algunos avispados argumentan a modo de justificación– la corrupción no aparece en la contabilidad de las empresas y organizaciones implicadas. Los costes de la corrupción abarcarían una larga lista que incluiría distorsiones en el funcionamiento correcto de los mercados, dinámicas que se generan en las organizaciones y conflictos que surgen a la hora de tomar decisiones; y efectos reputacionales y de pérdida de confianza; además de los costes personales y sociales.
Sin dejar de lado una reflexión sobre la catadura moral de quienes están implicados en las prácticas de corrupción, es necesario reflexionar sobre cómo está diseñado el sistema económico, político y social para hacer posible tales prácticas.