¡Ay, Dios mío! Parece que la precampaña electoral está siendo un verdadero despiche. Un nuevo estudio del Observatorio de Comunicación Digital de la ULA confirma lo que todos ya sabíamos: las redes sociales se han convertido en una plaza de pelea donde los candidatos reciben más criticas que cariños. Digamos que el ambiente está más que salado.
El informe, que analizó casi medio millón de menciones entre octubre y noviembre del año pasado, pinta un panorama poco alentador para quienes sueñan con llegar a Casa Amarilla. De acuerdo con los investigadores, el 57% de los comentarios dirigidos a los aspirantes con mayor visibilidad tienen una connotación negativa. ¡Una verdadera torta!
Y no es precisamente porque los candidatos estén brillando con luz propia. Según el estudio, escándalos, renuncias, disputas internas, videos virales comprometedores y señalamientos judiciales son los principales ingredientes que alimentan esta ola de negatividad. Las narrativas pesimistas, además, se viralizan a la velocidad de la luz, haciendo aún más difícil para las campañas establecer sus propios mensajes.
Laura Fernández, del PPSO, lidera la lista de menciones, pero también arrastra el porcentaje más alto de comentarios negativos: un alarmante 56,8%. Claudia Dobles Camargo, por la CAC, no se queda atrás con un 63%, mientras que Álvaro Ramos Chaves, del PLN, acumula un 54,9% de críticas en redes. Ariel Robles Barrantes, del FA, y Fabricio Alvarado, de NR, tampoco escapan a esta tendencia, mostrando porcentajes similares de rechazo.
Si bien algunos candidatos lograron capitalizar una imagen positiva –con Ramos Chaves encabezando esa lista con un 26,4% de comentarios favorables–, la realidad es que el saldo general se inclina fuertemente hacia lo desfavorable. Esto dificulta enormemente la tarea de construir una campaña basada en propuestas y soluciones, dejando paso a ataques personales y descrédito.
El resto de los contendientes, aunque con menor visibilidad en el mundo digital – nombres como Eliécer Feinzaig, Luis Amador, Natalia Díaz Quintana y Juan Carlos Hidalgo – también enfrentan un desafío importante para romper con esta dinámica negativa. Su brete es aún mayor, pues necesitan trabajar el doble para hacerse notar y proyectar una imagen positiva ante un electorado cada vez más descreído.
Analizando los datos, uno se pregunta si esta polarización extrema está reflejando una crisis más profunda en nuestra sociedad, o simplemente es el resultado de la histeria preelectoral amplificada por las redes sociales. Independientemente de la respuesta, es evidente que los candidatos deberán encontrar formas creativas e innovadoras de conectar con los votantes y contrarrestar estas tendencias negativas, si quieren tener alguna oportunidad de éxito.
En fin, parece que la elección se va a poner brava, y el ambiente está cargado de tensión. Pero, ¿cree usted que esta avalancha de negatividad en redes sociales afectará realmente el resultado final de las elecciones, o los votantes buscan algo diferente en la política costarricense?
El informe, que analizó casi medio millón de menciones entre octubre y noviembre del año pasado, pinta un panorama poco alentador para quienes sueñan con llegar a Casa Amarilla. De acuerdo con los investigadores, el 57% de los comentarios dirigidos a los aspirantes con mayor visibilidad tienen una connotación negativa. ¡Una verdadera torta!
Y no es precisamente porque los candidatos estén brillando con luz propia. Según el estudio, escándalos, renuncias, disputas internas, videos virales comprometedores y señalamientos judiciales son los principales ingredientes que alimentan esta ola de negatividad. Las narrativas pesimistas, además, se viralizan a la velocidad de la luz, haciendo aún más difícil para las campañas establecer sus propios mensajes.
Laura Fernández, del PPSO, lidera la lista de menciones, pero también arrastra el porcentaje más alto de comentarios negativos: un alarmante 56,8%. Claudia Dobles Camargo, por la CAC, no se queda atrás con un 63%, mientras que Álvaro Ramos Chaves, del PLN, acumula un 54,9% de críticas en redes. Ariel Robles Barrantes, del FA, y Fabricio Alvarado, de NR, tampoco escapan a esta tendencia, mostrando porcentajes similares de rechazo.
Si bien algunos candidatos lograron capitalizar una imagen positiva –con Ramos Chaves encabezando esa lista con un 26,4% de comentarios favorables–, la realidad es que el saldo general se inclina fuertemente hacia lo desfavorable. Esto dificulta enormemente la tarea de construir una campaña basada en propuestas y soluciones, dejando paso a ataques personales y descrédito.
El resto de los contendientes, aunque con menor visibilidad en el mundo digital – nombres como Eliécer Feinzaig, Luis Amador, Natalia Díaz Quintana y Juan Carlos Hidalgo – también enfrentan un desafío importante para romper con esta dinámica negativa. Su brete es aún mayor, pues necesitan trabajar el doble para hacerse notar y proyectar una imagen positiva ante un electorado cada vez más descreído.
Analizando los datos, uno se pregunta si esta polarización extrema está reflejando una crisis más profunda en nuestra sociedad, o simplemente es el resultado de la histeria preelectoral amplificada por las redes sociales. Independientemente de la respuesta, es evidente que los candidatos deberán encontrar formas creativas e innovadoras de conectar con los votantes y contrarrestar estas tendencias negativas, si quieren tener alguna oportunidad de éxito.
En fin, parece que la elección se va a poner brava, y el ambiente está cargado de tensión. Pero, ¿cree usted que esta avalancha de negatividad en redes sociales afectará realmente el resultado final de las elecciones, o los votantes buscan algo diferente en la política costarricense?
