¡Pues fíjate tú! A un mes de las elecciones presidenciales, el Presidente Rodrigo Chaves decidió echarle salsa al asunto y cortar la cinta del megaproyecto vial Taras–La Lima. Como quien no quiere la cosa, justo ahora que los ánimos están calientes y la gente está pensando qué votito le van a dar.
Para los que no andamos muy pechos gordos, este brete, que lleva esperando desde hace cinco años –¡sí señor, casi media década ahí dando vueltas!–, busca aliviar el tráfico infernal entre Cartago y San José. Unas 2.8 kilómetros de asfalto nuevo, con dos intersecciones de dos niveles a seis carriles, pa’ que la mara pueda moverse un poquito más rápido, aunque seguimos pensando que el problema principal es la cantidad de carros que circulan por todos lados.
El Ministro del MOPT, Efraín Zeledón, anda diciendo que las obras principales ya casi están listas, pa' finales de diciembre. Pero, ay, ay, ay… siempre hay un “pero”. Dice que todavía les falta completar unas cositas menores como aceras, accesos a los comercios y hasta bahías para los autobuses. Eso sí, aseguran que eso será en los primeros meses del próximo año. Parece que quieren terminarlo “bien hecho”, aunque algunos sospechan que es pa’ tener algo tangible que mostrar antes de las elecciones.
Mario Redondo, el alcalde de Cartago, está contento que la obra esté llegando a su fin, pero tampoco se queda callado. Está pidiendo garantías de que todo quede completo, porque claro, ¿pa' qué sirve tener una carretera a medias? Recuerdo cuando iniciaron esto allá por el 5 de diciembre de hace cinco años... ¡medio siglo!, bueno casi, y todavía andamos con trabajos inconclusos. Dice que hay zonas donde se inunda, problemas para el paso de peatones y un montón de detalles que necesitan afinarse. ¡Un verdadero relajo!
Y es que la verdad, la obra ha tenido sus idas y venidas. De hecho, la empresa H. Solís tuvo que rediseñarla para cumplir con las normas técnicas y la demanda de tráfico que tenemos actualmente. Hubo que meterle unos buenos fajazos de dinero, más de 70 millones de dólares, cortesía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Imagínate la vara que representa eso, ¡una inversión enorme que esperemos dé frutos!
Este proyecto es clave porque, además de mejorar el flujo vehicular, transforma la entrada principal a Cartago. Se supone que facilitará la vida a miles de personas que diariamente tienen que ir y venir entre ambas provincias, estudiantes, trabajadores… la mara necesita que esto funcione bien. Pero luego te preguntas: ¿será que toda esta prisa por terminarla es genuina preocupación por el bienestar ciudadano o una simple jugada política?
Ahora, los críticos argumentan que la construcción se demoró demasiado y que hubo varios contratiempos durante el proceso. Algunos señalan posibles deficiencias en la planificación original y la gestión de recursos. Dicen que, quizás, si se hubiera manejado mejor desde el principio, podríamos haber ahorrado tiempo y dinero. ¡Qué torta! Habrá que esperar a ver cómo funciona realmente la carretera una vez que esté totalmente operativa.
En fin, el proyecto Taras–La Lima finalmente está a punto de inaugurarse. Esperemos que sea un alivio real para el tráfico y no solo un pretexto para campañas políticas. Ahora me pregunto, teniendo en cuenta los retrasos y los costos asociados, ¿creen ustedes que este proyecto vale la pena la inversión realizada o que podría haberse gestionado de forma más eficiente para beneficiar realmente a la comunidad?
Para los que no andamos muy pechos gordos, este brete, que lleva esperando desde hace cinco años –¡sí señor, casi media década ahí dando vueltas!–, busca aliviar el tráfico infernal entre Cartago y San José. Unas 2.8 kilómetros de asfalto nuevo, con dos intersecciones de dos niveles a seis carriles, pa’ que la mara pueda moverse un poquito más rápido, aunque seguimos pensando que el problema principal es la cantidad de carros que circulan por todos lados.
El Ministro del MOPT, Efraín Zeledón, anda diciendo que las obras principales ya casi están listas, pa' finales de diciembre. Pero, ay, ay, ay… siempre hay un “pero”. Dice que todavía les falta completar unas cositas menores como aceras, accesos a los comercios y hasta bahías para los autobuses. Eso sí, aseguran que eso será en los primeros meses del próximo año. Parece que quieren terminarlo “bien hecho”, aunque algunos sospechan que es pa’ tener algo tangible que mostrar antes de las elecciones.
Mario Redondo, el alcalde de Cartago, está contento que la obra esté llegando a su fin, pero tampoco se queda callado. Está pidiendo garantías de que todo quede completo, porque claro, ¿pa' qué sirve tener una carretera a medias? Recuerdo cuando iniciaron esto allá por el 5 de diciembre de hace cinco años... ¡medio siglo!, bueno casi, y todavía andamos con trabajos inconclusos. Dice que hay zonas donde se inunda, problemas para el paso de peatones y un montón de detalles que necesitan afinarse. ¡Un verdadero relajo!
Y es que la verdad, la obra ha tenido sus idas y venidas. De hecho, la empresa H. Solís tuvo que rediseñarla para cumplir con las normas técnicas y la demanda de tráfico que tenemos actualmente. Hubo que meterle unos buenos fajazos de dinero, más de 70 millones de dólares, cortesía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Imagínate la vara que representa eso, ¡una inversión enorme que esperemos dé frutos!
Este proyecto es clave porque, además de mejorar el flujo vehicular, transforma la entrada principal a Cartago. Se supone que facilitará la vida a miles de personas que diariamente tienen que ir y venir entre ambas provincias, estudiantes, trabajadores… la mara necesita que esto funcione bien. Pero luego te preguntas: ¿será que toda esta prisa por terminarla es genuina preocupación por el bienestar ciudadano o una simple jugada política?
Ahora, los críticos argumentan que la construcción se demoró demasiado y que hubo varios contratiempos durante el proceso. Algunos señalan posibles deficiencias en la planificación original y la gestión de recursos. Dicen que, quizás, si se hubiera manejado mejor desde el principio, podríamos haber ahorrado tiempo y dinero. ¡Qué torta! Habrá que esperar a ver cómo funciona realmente la carretera una vez que esté totalmente operativa.
En fin, el proyecto Taras–La Lima finalmente está a punto de inaugurarse. Esperemos que sea un alivio real para el tráfico y no solo un pretexto para campañas políticas. Ahora me pregunto, teniendo en cuenta los retrasos y los costos asociados, ¿creen ustedes que este proyecto vale la pena la inversión realizada o que podría haberse gestionado de forma más eficiente para beneficiar realmente a la comunidad?
